viernes, 10 de octubre de 2014

LA OBRA DE JOAQUÍN GARCÍA DONAIRE SE EXPONE EN LA GALERÍA MARMURÁN DE ALCÁZAR DE SAN JUAN (Ciudad Real)



Torso de Donaire


L.M.A.


Una nueva exposición, que incluirá tanto algunas esculturas como pintura y acuarelas de Joaquín García Donaire (Ciudad Real 1926 Madrid, 2003), se inaugurará el día 24 de octubre en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), en la Galería Marmurán quedando abierta hasta finales de noviembre.

Joaquín García Donaire (Ciudad Real, 1926 – Madrid, 2003) fue uno de los tantos preclaros ejemplos de ese total compromiso y dedicación hacia con el arte, con el Gran Arte, así como se lo entendía en los años de su formación y de su quehacer artístico.

Su temprana vocación había empezado a manifestarse ya en su infancia pues, nacido en seno de una familia de artistas ya a los ocho años había empezado a frecuentar la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real de la mano tanto de su padre José como de su tío Felipe –entonces profesores de  dicha escuela.

Pero esos fueron unos años felices pues poco más tarde, ya huérfano de padre y muerto también su tío Felipe, en medio de las estrecheces de la posguerra y de la difícil situación económica en que había quedado su madre, seguía manteniendo viva su ilusión de ser escultor.

A los dieciséis años ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes de S. Fernando  (1942-1947) donde empieza a cosechar sus primeros premios.

Nada más terminar aquellos estudios es profesor de la sevillana Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Sevilla, período en que sus trabajos fueron reconocidos más de una vez con premios y menciones.

Pero el primer gran reconocimiento le llegó en 1954 ganando la Tercera Medalla de Escultura de la Exposición Nacional de Bellas Artes. En 1955 gana el entonces prestigioso Premio Roma, que comportaba una estancia de cuatro años en la capital italiana. Pero es en 1957 que le llaga el máximo reconocimiento artístico de aquella época por su figura Mujer Romana, por la que se le entregó la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes; premios todos estos que llamaron sobre el joven escultor la atención de todo el mundo del arte.

Otros premios vinieron a consolidar aún más su presencia en el panorama artístico del momento: la Medalla de Oro de la Exposición Nacional de Valdepeñas, el I Premio de los Concursos Nacionales y un largo, larguísimo etcétera.

Es profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid en 1970 y Catedrático de Escultura de la Universidad Complutense de Madrid en 1976 de la que es nombrado Profesor Emérito en  1991.
En 1985 hace su ingreso como Miembro Numerario en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid.

De tan largo camino y tan entregada vida al arte nos quedan una decena de monumentos tanto en España como  en el resto de  Europa y en América, su presencia en museos, en edificios emblemáticos  tanto civiles como religioss, en colecciones privadas, etc.

Según José Corredor-Matheos: La obra  de García Donaire ha seguido una doble vía, algo que es común a muchos otros escultores. Una que podemos considerar principal  es la que, aunque contenga alguna referencias más o menos ambigua a la figura humana, tiene como objetivo básico desplegar la materia de modo que se interrelacione con el espacio. (…) puede ser vista como obra abstracta…

Su obra pictórica J. Corredor-Matheos se expresa así: El  escultor García Donaire ha sido siempre también pintor. Sin embargo, cuando ha expuesto sus óleos y acuarelas, muchos han manifestado su sorpresa [pues] …no hay incoherencia y menos aún impersonalización en que salte de lo contundente de los volúmenes y de la  configuración de los espacios, a la fluyente vigorosidad (…) y se concretan en composiciones de (…)- una geometría que recorta y destaca zonas de color. Y en estas recortadas figuras abstractas sí vemos al Hijo de su tiempo…

Para Tomás Paredes:  era un escultor que pintaba paisajes, tocado por el ala de la ductilidad y la sobriedad y un pintor que tallaba la madera, fundía en bronce y ensamblaba formas hasta articular un discurso vanguardista. (…) con la cera y los carbones rozaba el milagro de la abstracción intelectual y humanizada…

Según Tomás Paredes: …era un escultor que pintaba paisajes, tocado por el ala de la ductilidad y la sobriedad y un pintor que tallaba la madera, fundía en bronce y ensamblaba formas hasta articular un discurso vanguardista. (…) con la cera y los carbones rozaba el milagro de la abstracción intelectual y humanizada…



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