Julia
Sáez-Angulo
“Un
brindis por la Zarzuela. La invitación misteriosa”, una ópera cómica, con
libreto de Francisco Matilla, tiene lugar en el Teatro Fernán Gómez de Madrid
del 10 al 29 de mayo. Las obras seleccionadas son de Chapí, Caballero,
Gaztambide, Rubio, Barbieri…
Roberto,
un juerguista recibe una invitación misteriosa de un desconocido marqués de
Transilvania para asistir a un baile de máscaras. Finge un viaje inesperado
para librarse de su esposa Adela y de su amante Luisa y asiste a la fiesta. Ruperto,
un mayordomo beodo lo reciben junto a otros invitados, entre ellos la vecina de
Adela y Roberto; también Luisita… El enredo se va creado hasta desvelar los
hechos.
Las
piezas musicales seleccionadas van articulando la historia y jugando con las
situaciones sobrevenidas. El pianista con ristra de ajos y cruz, con estaca y
martillo en sus entradas acompaña las interpretaciones al tiempo que sugiere quien
es su anfitrión.
En el
reparto J. Cantolla, A. Piñero, E. Sánchez Ramos, G. Bullón, Enrique Ferrer, I.
Palazón, I. Moriones y Oihane Viñaspre y Sergio Khulmann como maestro
concertador…
Amor,
humor, vodevil, picardías, calvorotas a dúo… Todo sirve para animar y jugar con
la historia y el espectador. La zarzuela es un género que nació para no morir,
aunque pase por periodos que no esté tan de moda. Tiene su público, tanto en
España como en Hispanoamérica.
En Un brindis por la Zarzuela se han
seleccionado temas que compongan esta suerte de antología zarzuelera, pero
otras acogen romanzas en las que también luce la voz del bel canto. A veces no
se acaba de entender bien la letra, por lo que no sería baladí que, como en la
ópera, hubiera un lateral que la pone de manifiesto.
En
suma, para los amantes de la ópera, Un
brindis por la Zarzuela es una buena propuesta para disfrutar del gracejo
madrileño de los viejos marqueses –al más puro Jardiel Poncela- esposas, amantes,
mayordomos y castillos en Transilvania, localidad rumana que cada personaje va
colocando en los países más insólitos para regocijo de espectadores.
En Un brindis por la Zarzuela Drácula no es
tal, sino un engaño para engañadores, que caen en el juego y la red, donde
todos han de ponerse de manifiesto entre cantos y diálogos. Vale la pena una
visita a este espectáculo; las risas y sonrisas lo pondrán de manifiesto.
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