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Del 28 de septiembre de 2016 al 12 de marzo
de 2017 el Museo Universidad de Navarra expone la retrospectiva Constelaciones de lo intangible, del
artista Luis González Palma, uno de los grandes exponentes de la fotografía
latinoamericana.
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En la muestra, el autor explora las
posibilidades técnicas y formales de la fotografía y experimenta con la
aplicación de betún de judea y pan de oro, redefiniendo así los límites entre
la fotografía y la pintura, combinando imágenes y textos o proponiendo una
experiencia escultórica de la imagen.
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Su universo está formado por constelaciones
temáticas de un ciclo de permanente ida y retorno: a través del rostro y la
mirada, Palma refleja el trauma, la pérdida, el dolor y el silencio derivados
de la violencia vivida en Guatemala durante más de cinco siglos.
Pamplona, 28 de septiembre de 2016- El Museo Universidad de Navarra inaugura esta
tarde Constelaciones de lo intangible,
una muestra del artista guatemalteco Luis González Palma, organizada y
producida por Fundación Telefónica. La exposición recorre su producción desde
los años 80 hasta la actualidad y se completa con obras pertenecientes a la Colección del Museo y
producidas tras su participación en el programa de creación artística Tender
Puentes en 2013.
La exposición, que se pudo
ver en Espacio Fundación Telefónica de Madrid en el marco del festival PHotoEspaña
y en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), recorre el universo íntimo
y enigmático del fotógrafo en una retrospectiva que aglutina más de 80 obras. “La
itinerancia de la muestra se ha visto enriquecida en cada lugar donde se ha
expuesto haciéndola única y singular. Esta es la primera colaboración con el
Museo Universidad de Navarra, con el que tenemos muchas similitudes que espero
puedan forjar una alianza”, ha afirmado Laura Fernández Orgaz, responsable
de Proyectos de Arte y Tecnología de Fundación Telefónica.
En la muestra, el autor explora
las posibilidades técnicas y formales de la fotografía experimentando con la
aplicación de betún de judea y pan de oro, redefiniendo los límites entre la
fotografía y la pintura, combinando imágenes y textos o proponiendo una
experiencia escultórica de la imagen. Su universo está formado por
constelaciones temáticas que orbitan alrededor de su obra en un ciclo de
permanente ida y retorno. “González Palma apela a la inteligencia del visitante
a través de la mirada que desprenden sus obras”, ha destacado Rafael Levenfeld,
del Comité de Dirección Artística del Museo. La identidad y la memoria, la introspección,
la intimidad, la reflexión sobre el poder y la representación de lo no visible
son algunos de los grandes temas que sobrevuelan su producción. “Aunque utilice
diferentes técnicas y aproximaciones, los temas de mi trabajo siempre son los
mismos y giran en torno a una reflexión sobra la condición humana”, ha
declarado el artista.
Entre las obras producidas
para Tender Puentes, el programa que promueve el Museo desde 2002 y que plantea un diálogo entre fotógrafos
contemporáneos, como en este caso Luis González Palma, con la Colección del
Museo, una producción de aquellos pioneros en España del siglo XIX, se
encuentran 17 piezas que se exponen dentro de la serie Möbius.
El artista descubrió la Colección en 2013 y se fijó en unas planchas de Carte de visite sin cortar del fotógrafo André Disderi, en las que
se muestra al mismo personaje retratado ocho veces en diferentes poses. Estas
piezas, evocaron en el artista la conciencia de que en el retrato queremos ser
percibidos según el concepto que tenemos de nosotros mismos, y en este sentido
somos personas complejas, que nos manifestamos de manera múltiple a través de
nuestros gestos y nuestro rostro, lo mismo que los diferentes retratos que
aparecían en estas planchas. El trabajo del artista
para Tender Puentes cuenta con una publicación ya a la venta en el Museo, en la
web y en otros establecimientos.
En su primera etapa, que
se desarrolla a finales de los años 80, el artista tiene como objetivo entender
la diversidad étnica y cultural latente en su país, con constantes menciones a
su historia, a los documentos generados por el poder colonial y a la memoria
colectiva.
Sus obras contienen
numerosas referencias visuales e iconográficas configurando niveles de lectura
e interpretación ambiguas y extremadamente sutiles. A través del rostro y la
mirada, González Palma explora aspectos inmateriales como el trauma, la
pérdida, el dolor y el silencio, todos ellos sentimientos derivados de la
violencia vivida en Guatemala durante más de cinco siglos.
Pocos creadores basados en
la fotografía llevaron tan lejos las posibilidades y los límites del soporte
fotográfico incorporando a su obra elementos de la pintura, la escritura o la
escultura. “Me interesa alejarme de la fotografía entendida como clásica y
prefiero incluirla en un espacio escultórico y pictórico”, ha afirmado González
Palma.
A partir de los años 90 su
obra transita por un camino que lo lleva de lo popular a lo íntimo. Comienza a
concentrarse en la exploración de la memoria y de las obsesiones personales. Es
lo que se podría identificar como una segunda etapa en la que el trabajo
derivado del contexto sociopolítico es abandonado progresivamente para dar paso
a una reflexión mucho más introspectiva.
En sus obras de 2002 a
2012, asuntos como la intimidad, la incomunicación, la frustración de la pasión
amorosa, la angustia y el deseo insatisfecho inundan su trabajo. En este momento,
muchas de sus obras dejan de lado el retrato para centrarse en los espacios y los
objetos que sugieren y evocan metáforas del mundo emocional del artista: sillas
en las que no se puede descansar, objetos que desprenden una sensación de
amenaza, presencias ausentes o escenarios desolados. En su mayoría, imágenes
ancladas en espacios irreales y fantásticos con ciertos ecos surrealistas y un
marcado aspecto teatral.
En su última etapa, González
Palma experimenta con la abstracción interviniendo fotografías antiguas y
nuevas, a través del uso de figuras geométricas y del color, que recuerdan al
concretismo y el neoconcretismo brasileño. Con la superposición de formas
abstractas sobre imágenes figurativas aborda una vez más el análisis de la
mirada.
En esta etapa encuentra su
máxima expresión en el formato de las catóptricas: fotografías proyectadas
sobre cilindros o dispositivos ópticos que reconfiguran la imagen posada en
horizontal en las que por más que el espectador trate de buscar el punto de
vista perfecto la imagen permanece siempre fragmentada, parcial e incompleta.
“Estos elementos nos enseñan cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo una
persona es muchas personas al mismo tiempo. Se trata de un reflejo de la
complejidad de la representación del ser humano”, ha explicado el artista.
Luis González Palma
Luis González Palma nació en
Ciudad de Guatemala en 1957. Después de finalizar la carrera de Arquitectura su
interés por el arte, la pintura y la fotografía le llevaron a formarse más
intensamente en estos campos y a entrar en contacto con otros artistas
guatemaltecos. En 1987 participó en la creación de Imaginaria, una galería que
acogió en La Antigua a las voces disidentes del arte de su país. Más tarde, a
finales de los años noventa, formó parte del grupo fundador de Colloquia, una
iniciativa destinada al debate, la promoción y la difusión del arte
contemporáneo en Guatemala. Tras varias estancias en Europa y a su regreso a
Guatemala en 1998, se traslada en el año 2001 a Córdoba, Argentina, donde
comienza a colaborar en varios proyectos con Graciela De Oliveira.
Desde sus primeras
exposiciones en Centroamérica, EEUU y Europa hasta la actualidad, su obra ha
sido fundamental para entender la fotografía latinoamericana. Entre sus
innumerables muestras individuales destacan las celebradas en The Art Institute
of Chicago, The Lannan Foundation, The Australian Centre fuere Photography, el
Palacio de Bellas Artes de México, The Royal Festival Hall en Londres, el
Palazzo Ducale di Genova, los Museos MACRO y Castagnino de Rosario, Argentina.
También participó en numerosos festivales internacionales como el Photofest de
Houston o Les Rencontres de Arles en Francia. Luis González Palma fue representante
de su país en la 51ª Edición de la Bienal de Venecia.
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