Julia Sáez-Angulo
13/07/17.-
MADRID.- Basada en la novela On the road –“En
la carretera” del norteamericano Jack Keruac (1922), una obra emblemática de
los años 50, Joan Yago ha hecho una recreación del diálogo de dos personajes
que quieren ponerse en el camino de la vida y del viaje –es lo mismo-, en una
suerte de sueño e inmovilidad que se cruza con la aventura.
Fernando
Tielve y Héctor Molina dan vida a los dos camareros que hablan y hablan,
después de terminar su trabajo tedioso de limpiar ceniceros y mesas en un bar. Gerard
Iravedra dirige con acierto a los actores que cumplen con eficacia su papel en
los diálogos entrecortados de los personajes.
Dos
jóvenes que quieren viajar y vivir, pero que afrontan el viaje de distinta
manera, aunque ambos pongan como premisa no depender el uno del otro, no
necesitarse… Quieren estar juntos, porque no desean estar solos, aunque ambos
tengan sus propios sueños de chicas y de salir adelante.
Muy
diferentes uno del otro, ambos personajes se desafían y complementan. El
paralelismo de concepto y diálogo entre “No soy Dean Moriarty” y “Esperando a
Godot” de Samuel Becket no se hace esperar. Se trata de buscar, esperar y
seguramente no encontrar, pero, entre tanto, hay que hacer cosas, hablar,
parlamentar, debatir…
Un
cierto nihilismo se desprende de esta obra con acentos de ternura. La vida es
dura. No es lo mismo viajar que desplazarse, se dice en un momento dado. Una
obra de teatro que apenas dura una hora, más amena sin duda que la novela de
Keruac, emblema de una generación que se aburre y no sabe a donde ir aunque se
encuentre siempre planificando y “En camino”.
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