L.M.A.
24/6/19 .- Madrid .- El pintor
malagueño afincado en Chicago, expone sus últimos trabajos pictóricos, en su
tierra natal, la exposición titulada “A la luz del silencio”. La muestra de sus
cuadros tiene lugar en el Centro Cultural MVA, de la Diputación Provincial de
Málaga.
Su catálogo se abre con un poema muy
oportuno de Federico García Lorca: Oye,
hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado,
un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes hacia
el suelo. Las curvas onduladas del pintor invitan al silencio y la
contemplación en medio de un encendido cromatismo, que contrasta con etapas
anteriores en las que la paleta era más fría y contenida. En suma, una abstracción hermosa.
Salvador Calvo (Istán, Málaga, 1948)
Inició su formación artística en el Centro Oficial de Patronato de Enseñanza
Media de Ronda (Málaga) en los 60, desde entonces su carrera de artista visual
ha despegado por distintas geografías, entre ellas los Estados Unidos, donde
arraigó y tiene dos hijas y nietos. Una trayectoria pictórica fértil, cuyo
último eslabón es esta muestra en Málaga, ciudad a la que vuelve
periódicamente.
La crítica de arte Carmen Pallares
escribió en 201 sobre la obra de Salvador calvo: “Hay en las obras de Salvador Calvo -Istán (Málaga) 1948-, un propósito
predominante de conocimiento de la realidad profunda de las cosas. Tal actitud,
tal interés, le lleva a considerar el arte como ciencia, como vía de
investigación que conduzca a la certidumbre, pensamiento artístico veraz,
originario y, en nuestros días, arriesgado como pocos. Concepciones así tienen
su sustento en la denominada “sabiduría tradicional o filosofía perenne”, a la
cual no puede accederse desde la mera y la prescindible erudición, sino desde
un estudio que sea a la vez vivencia, plan vital, adhesión y efusión de las
ideas.
Y
estas, las ideas, han de tener latido, realidad efectiva, como el cuerpo, los
objetos, la propia respiración, los ritmos y los elementos de la Naturaleza.
Salvador Calvo quiere fundir su arte con el Arte, y responder con sus obras al
primer porqué de tal necesidad, de tal existencia en el alma humana, de tan
luminosa posibilidad.
Entre
el predominio actual de consideraciones artísticas, este propósito y esta
actitud son ciertamente singulares y admirables, pero todo ello caería en la
inadvertencia o en el fiasco si los resultados estéticos fueran ineficaces o
vulgares, no es el caso, Salvador Calvo es un dibujante extraordinario, un
dominador excelente de la composición, un pintor dueño de una mano sensible,
cultivada y certera, su imaginación técnica ha buscado y encontrado sus
procedimientos plásticos mejores para expresar y comunicar estéticamente las
propuestas y conclusiones intelectuales, anímicas, ideológicas y vitales que
conforman el propósito que ya mencioné al principio de este comentario. El
resultado es una excelente exposición”.
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