José Antonio Vara Moreno, Concejal Honorario de San Lorenzo de El Escorial
“A mi hijo Guillermo”
9 de agosto de 2022.- San Lorenzo de El Escorial.
Querida Alcaldesa, primer teniente de Alcalde y concejal de Cultura, Concejal de fiestas, y demás miembros de la Corporación municipal; Alcaldesa de San Quintín y componentes delegación que le acompañan, Padre Miguel, párroco de San Lorenzo Mártir; Prior del Real Monasterio, Teniente del puesto de la Guardia Civil en San Lorenzo, Sres. Concejales de El Escorial, Exalcaldes y exconcejales de nuestro Ayuntamiento, Autoridades presentes, Hermandades y Asociaciones; Don Juan Delgado, Padre José Rodríguez, Padre Prometeo Cerezo, querida familia, amigos, vecinos y visitantes, queridos gurriatos y escurialenses, todos.
Es una alegría poder volver a reunirnos para inaugurar nuestras fiestas patronales, suspendidas dos años, por causa de esta pandemia que ha azotado al mundo entero.
Afortunadamente, la pandemia parece que está llegando a su fin, y ya hemos superado la etapa crítica, etapa, en la que muchos de nosotros hemos perdido familiares, amigos, compañeros y vecinos, seres muy cercanos y queridos.
Desde aquí un recuerdo y homenaje a su memoria, y en especial a mi hijo Guillermo, al que dedico este pregón.
A sus familias y amigos, quiero transmitirles todo el cariño y toda la fuerza para poder ir superando su ausencia, nuestro reconocimiento y nuestro recuerdo, permanecerán intactos para siempre.
Es hora de seguir adelante. Ha llegado el momento de participar todos juntos, con prudencia y responsabilidad, en los actos programados por nuestro Ayuntamiento en estas tradicionales fiestas de San Lorenzo.
Celebremos con sincera complacencia, los festejos que, con su propio carácter, se nos vienen repitiendo desde nuestra infancia. Tal vez la clave de su éxito haya sido siempre el equilibrio entre cambio-permanencia y tradición-modernidad. En cualquier caso, la fiesta construye arraigo y construye futuro. Un pueblo festivo, es un pueblo vivo. Si a un pueblo le quitáramos sus celebraciones, perdería un poco su identidad.
Antes de empezar a leer mi pregón, que me fue encargado para pronunciarlo en el año 2020, y la pandemia lo impidió, quiero expresar mi agradecimiento a la Sra. Alcaldesa, querida Carlota, al Primer Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura, estimado José Enrique Paris y a la Concejal de fiestas, querida Myriam Contreras, así como al resto de la Corporación municipal, por la confianza al haber pensado en mí, otorgándome el encargo de oficiar hoy, como pregonero en la inauguración de las fiestas de San Lorenzo-2022.
Ser pregonero es un gran honor y una gran responsabilidad. Pero para cualquier gurriato es también un orgullo, ser elegido para este importante oficio en la vida de nuestro pueblo.
Aunque, yo no nací en San Lorenzo, siempre me he considerado “gurriato”, y he presumido de ello, intentando hacer méritos dentro de esta gran comunidad, en la que resido desde hace 72 años, y donde he desarrollado toda mi vida personal, laboral y política.
Con este acto del pregón comienzan un año más las fiestas en honor a nuestro patrón San Lorenzo mártir, cuya festividad celebramos mañana día 10, manteniendo así una vieja tradición y costumbre, y tal vez insistiendo en que su principal atractivo, reside en su neto sabor popular.
San Lorenzo, es uno de los santos más universales dentro de la Iglesia Católica, siendo el tercer santo patrón de la ciudad de Roma, después de San Pedro y San Pablo. Los rasgos distintivos de este santo mártir, nacido en Huesca en la primera mitad del siglo III, fueron la piedad y la caridad. El Papa Sixto II, tras nombrarle diácono en la diócesis de Roma, le encargó la responsabilidad de las actividades caritativas, administrando los bienes dedicados a pobres y necesitados.
En el año 258 d.C. se proclamó el edicto del emperador Valeriano por el que todos los obispos, presbíteros y diáconos deberían morir.
San Lorenzo cayó preso junto al Papa Sixto II y otros diáconos, siendo asesinado el Pontífice, cuatro días más tarde, el 10 de agosto, fue martirizado San Lorenzo y, según la tradición, quemado en una parrilla.
Este instrumento de martirio se convirtió en el icono inseparable del santo, teniendo un especial arraigo en nuestro municipio, como distintivo alusivo a la vida artística, cultural y deportiva e incluso económica. Y desde el año 1968 figura en el nuevo blasón del Real Sitio, diseñado por aquel gran amante de este pueblo, que fue don Luis Manuel Aubersón Marrón.
Tras su muerte, los restos del Santo fueron llevados a una tumba en las catacumbas de Ciriaca, en la vía Tiburtina. En ese lugar, el emperador Constantino, mandó construir un pequeño oratorio en honor del mártir, que después se transformó en Basílica, hasta llegar a la actual, que recibe el nombre de San Lorenzo Extramuros, una de las cinco basílicas mayores de Roma.
En un viaje a Roma, visité esta Basílica de San Lorenzo Extramuros, y me llamó la atención que en la cripta donde reposan los restos del santo, había una placa de mármol blanco, dedicada por la ciudad de Huesca a su querido patrón San Lorenzo.
Aprovecho este momento para proponer a nuestra Alcaldesa, hermanarnos con la ciudad de Huesca y rendir homenaje a nuestro Patrón, llevando un recuerdo del pueblo de San Lorenzo de El Escorial a su tumba en Roma.
En otro orden de cosas, un fenómeno astronómico lleva su nombre "Lágrimas de San Lorenzo" que es el nombre popular con que se conoce a una lluvia de estrellas fugaces, llamadas Perseidas, visibles cada año entre el 11 y el 13 de agosto.
San Lorenzo, ha quedado ligado para la posteridad con la conmemoración del hecho histórico de la batalla de Saint-Quentín (Francia), el 10 de agosto de 1557.
Cuatrocientos treinta años después, en 1987, los representantes de San Quintín y de San Lorenzo de El Escorial, decidieron el hermanamiento de nuestras dos ciudades, hoy ya consolidado, caminan juntas en el contexto europeo, movidas por el mismo espíritu de paz y fraternidad.
Este año celebramos el XXXV aniversario de la firma del hermanamiento.
La primera referencia respecto al tema la hace fray José de Sigüenza, en el siglo XVI:
“Fue esta la primera de las victorias que tuvo Felipe II [la de San Quintín], y acertó por celestial acuerdo a ser en 10 días de agosto, fiesta del glorioso mártir San Lorenzo, español, a quien desde su niñez tuvo este piadoso Príncipe singular devoción”. (Sigüenza, Fundación del Monasterio de El Escorial-pag.10)
A los pocos meses de su regreso del viaje a Flandes, en agosto de 1559, Felipe II fue madurando la idea de construir un gran Monasterio bajo esta advocación, ofreciéndoselo a la Orden de San Jerónimo. En abril de 1561, escribe al prior de San Bartolomé de Lupiana:
“Sabed, que en reconocimiento de la victoria que Nuestro Señor fue servido darme el día de Sant Laurencio del pasado año 1557, tengo determinado de edificar y dotar un monasterio”.
Solicitándole la aceptación como depositarios del nuevo monasterio.
Aceptada por los jerónimos la propuesta del Rey para habitar y custodiar el futuro monasterio de San Lorenzo, ofreciéndose al Monarca para colaborar en el proyecto, designando a tal efecto a dos priores y un vicario con experiencia en la construcción de monasterios. Sin embargo, el Rey ratificó a Juan Bautista de Toledo como arquitecto del edificio.
Una vez elegido el emplazamiento, y siempre de acuerdo con los criterios de Felipe II, el arquitecto real, proyectó en 1562 la llamada “traza universal”, y comenzaron los preparativos de una larga y costosa obra en la que la Basílica ocuparía la zona central y prioritaria.
Su famosa frase «quiero construir un palacio para Dios y una choza para el rey», marca el inicio de las obras”.
La colocación de la primera piedra, tuvo lugar el 23 de abril de 1563, día de San Jorge, seis años después de la batalla de San Quintín. Siendo la obra concluida por Juan de Herrera en 1584.
La primera gran ceremonia solemne que tuvo lugar en la Basílica fue la colocación por el Rey en persona, de la “primera y fundamental piedra del templo”, ocurrida el 20 de agosto de 1563, ceremonia a la que se concedió mayor protocolo que a la de la primera piedra del edificio.
El Monasterio de San Lorenzo el Real, fue planteado desde su origen como una obra muy compleja, cuyos fines aparecían perfectamente recogidos en la carta de fundación y dotación del edificio, otorgada por Felipe II en 1567. En ella, el rey quería resaltar, ante todo, su agradecimiento a Dios por todos los favores que le habían sido otorgados.
De la carta también se desprende que quedaba bajo la advocación de San Lorenzo.
El 10 de agosto de 1586, festividad del Santo, se celebró la primera misa mayor, con sermón de fray José de Sigüenza que, por aquel entonces, era prior del Monasterio del Parral de Segovia, además de un eminente predicador.
El 30 de agosto de ese mismo año, se celebró la fiesta de la dedicación de esta Basílica a San Lorenzo.
Todos los años para la celebración del día de San Lorenzo, se preparaba una ceremonia fastuosa. Los altares se componían «de oro y plata y santas reliquias», y se iluminaban con un par de lámparas con cirios, encendiéndose también las luminarias de la iglesia, coro y relicarios.
La última piedra del edificio se había colocado ya el 13 de septiembre de 1584, pero la Basílica no fue consagrada hasta el 30 de agosto de 1595, fecha que puede considerarse la del final de la construcción del monasterio.
Como era de esperar, la feliz conclusión de la Basílica se celebró con largas y solemnes misas con la presencia del mismo Rey, con sus hijos, la comunidad jerónima y algunos caballeros de la corte.
Fue esta conmemoración el más espectacular acontecimiento habido durante el proceso de levantamiento de El Escorial y en vida de su fundador.
Así lo destaca el Padre Sigüenza que nos cuenta el curioso episodio de las luminarias:
“Quiso también el Rey regocijar la fiesta, y el gozo que ardía en su pecho despertarlo en el de todos; mandó que se pusiesen por todo el templo y por la casa luminarias, y que la noche que esperaba tan solemne día no fuese oscura.
Se hicieron muchas. Éstas eran unas lámparas de barro, llenas de aceite, rodeadas con papel aceitado, para defenderlas del aire.
Al punto que cerró la noche, se encendieron todas con harta presteza, y se vio una de las más alegres vistas que se pudiera imaginar. Al ser tantas esas luminarias, se vieron desde Toledo, y desde Ocaña, y desde otros lugares; porque tenían noticia de la fiesta.
Salió el Rey de su aposento; le llevaron en una silla, porque la gota le tenía impedido, subió al claustro alto del convento por gozar de la vista y del fruto de su santa invención.
Pero no todo fue espiritualidad en aquella conmemoración, pues también añade el Padre Sigüenza, que hubo que dar gracias a Dios: “que no peligrase nadie aquella noche; porque se pusieron estas luces y lámparas en lugares tan altos y tan peligrosos, que pone pavor mirarlos de día, subieron a ellos de noche muchos peones de la fábrica y otra gente torpe, tan proveídos de vino, como las lámparas de aceite, y en medio de tantos candiles, Dios les tuvo a todos de su mano, porque en noche tan alegre no se mezclase punto de tristeza”. (Sigüenza, Fundación del Monasterio, 2010: pag.142-143).
Las representaciones pictóricas y escultóricas del Santo abundan por el monasterio y están localizadas en lugares muy estratégicos.
En las paredes del coro observamos unos frescos pintados por Rómulo Cincinnato, con dos escenas de la vida de San Lorenzo, según los textos de San Ambrosio de Milán.
Otras escenas de su vida están localizadas en una sucesión de oleos en el claustro alto conventual, obra de los pintores Bartolomé Carducho y Juan Gómez (que pude visitar, gracias a la colaboración inestimable del P. Jose Rodríguez). En el centro del retablo Mayor de la Basílica, vemos un óleo, "El martirio de San Lorenzo” de Pellegrino Tibaldi.
La fachada de Poniente, encima de la entrada principal, está la estatua de San Lorenzo, obra de Juan Bautista Monegro. La leyenda cuenta que San Lorenzo dirige su mirada al horizonte y allí donde su vista se pierde, se encuentra un tesoro aún por descubrir.
El monasterio fue, sigue y seguirá siendo un monumento singular. Posee un carácter y un espíritu que a veces resultan difíciles de descubrir.
Ya desde los comienzos de la obra, se celebraban festejos en honor al Santo, según describe Gabriel Sabau, en su libro Historia de San Lorenzo del Escorial. “Desde aquel lejano 1562, en que por vez primera llegaron aquí gentes forasteras que se mezclaron con los laborantes para celebrar el día del nuevo patrón, la vistosidad de la fiesta y el gentío no hicieron sino aumentar de año en año; en vista de lo cual, el complacido Monarca fue tomando medidas para fomentar el esplendor de la efeméride. Teniendo que solicitar autorización eclesiástica para que la misa pudiera celebrarse en campo abierto “en parte decente”, ya que el gentío no cabía en las capillas lugareñas”.
Generoso privilegio, más tarde confirmado por todos los monarcas posteriores, por el cual se disponía que, “en cada un año, el mismo el día de la fiesta, cuatro días antes y cuatro después, se celebrase en la Villa del Escorial una feria franca libre de impuestos que habría de durar las nueve correspondientes jornadas”.
Así se fue celebrando año tras año la renombrada fiesta de San Lorenzo, manteniéndose celosamente el privilegio original de Felipe II.
Mucho han cambiado las costumbres en estos más de cuatro siglos desde que Su Majestad el Rey anunció las primeras ferias de San Lorenzo, pero el espíritu de lo que ahora conmemoramos proviene de entonces y tiene mucho en común, quizás más de lo que pudiera parecer a primera vista.
A partir de la creación del nuevo municipio de San Lorenzo de El Escorial, y la separación canónica de la parroquia de San Bernabé de la Villa de El Escorial en 1806, se constituyó la nueva parroquia bajo la advocación y tutela del glorioso mártir San Lorenzo, que quedó instalada en la antigua Capilla de Laborantes, (hoy, Santuario de Nuestra Señora de Gracia), cuyo altar principal estaba presidido por un cuadro del glorioso mártir, obra del pintor italiano Federico Zuccaro. (AAVV, Tomo V: - AAVV, Arquitectura y desarrollo urbano. Comunidad de Madrid (zona Oeste). Tomo V. El Escorial, San Lorenzo de El Escorial, Madrid-1998. p. 268).
Como consecuencia, la fiesta y la feria, se subieron al Real Sitio.
La versión actual de las fiestas patronales data de los tiempos de la alcaldía de Luciano de Castro (1872-1879) en cuyo periodo el Ayuntamiento instituyó la fiesta patronal de San Lorenzo, con su feria a la moderna. (SABAU BERGAMÍN, GABRIEL, “Historia de San Lorenzo del Escorial”, Madrid, 2001-pag.227)
El recinto del ferial quedó situado en el parque de Terreros hasta finales del siglo XIX cuando, por primera vez, y siendo alcalde Claro Rodríguez de Arce (1886-1891), se trasladó a Floridablanca, traslado que nunca ha sido definitivo, pues en 1905 siendo alcalde Nicolás Serrano, fue debatido nuevamente el emplazamiento adecuado de la feria, de manera que estuvo alternando entre la calle Floridablanca, la plaza de la Constitución, La Lonja, el paseo de Terreros.
Este mismo alcalde mando la construcción del añorado templete de música en el Paseo de Terreros, desgraciadamente desaparecido, donde los carabineros daban un concierto todos los domingos después de oír la Misa Mayor en la Basílica. También la banda Municipal de Madrid y otras orquestas ofrecía sus conciertos en las fiestas, donde se bailaba en torno al templete.
Las fiestas patronales de San Lorenzo tenían lugar habitualmente del 9 al 15 de agosto, con algunas excepciones como, por ejemplo, en 1915 que se ampliaron para incluir el programa de los Juegos Florales que tuvieron lugar el 29 de agosto, de los que fue mantenedor Jacinto Benavente.
Carlos Sabau (bajo el seudónimo de Luis de Santurce) y Álvaro Suarez Valdés “Polilla” nos describían así las fiestas allá por el año 1941, en su libro “El Escorial lugar de veraneo”
“Florida se puebla de tenderetes multicolores. Pasan los gigantes y cabezudos y el tamboril y la flauta los hacen bailar.
En el aire, humo de aceite, y en el aceite, los churros retorciéndose como condenados, se baila en la plaza alrededor de la gran farola. Corridas de toros en la plaza de la Villa de El Escorial. Después a la verbena, o a la Lonja, a las carreras de burros y cintas y sacos o la de la cucaña.
En Terreros, entre gritos de fingido susto, pasa bufando el “toro de fuego” y el “Santo” se quema y un ¡Oooh! de admiración se eleva con el último cohete”.
Los mayores de San Lorenzo recordamos la verbena en Terreros, con los puestos de juguetes, donde todos los años a los chicos les “feriaban” un carrito de la basura con su caballito de cartón, escoba y campanilla, y a las chicas la consabida muñeca. Me viene a la memoria el Sr. Lino con la campanilla y su carro tirado por la mula “Carbonera”, pasando por nuestras calles recogiendo la basura.
Recuerdo también, los puestos de vendedores de cerámica y loza de Talavera, las tómbolas de los hermanos Cachichi y Pastrana con su potente música, los coches de choque (que eran mis preferidos), los caballitos, el tren de la bruja, la noria, las barcas y las casetas del tiro al blanco de Jesusín. También los puestos de almendras garrapiñadas, de algodón y palomitas.
Algunos años las atracciones mecánicas fueron trasladadas a la Plaza del Ayuntamiento, y los puestos de los feriantes a Floridablanca.
“Con motivo de alguna tormenta, los cacharros de cerámica y loza de Talavera, terminaron en la Estación de Ferrocarril de la Leal Villa de El Escorial”.
A partir de 1982, durante unos años, el ferial se instaló en la Herrería, en terrenos cedidos al Ayuntamiento por Patrimonio Nacional, y que fueron acondicionados, ubicando todo en el mismo lugar para poder disfrutar con mayor seguridad y comodidad, un lugar que pensábamos que ya sería estable y definitivo. Pero no fue así, se volvió a cambiar nuevamente, instalándose durante unos años en los alrededores de la Plaza de Toros, pasando después al aparcamiento del Polígono Industrial “Matacuervos”, este año se instalará en la calle Infantes.
En 1967 se creó el Festival de la Canción Escurialense, que comenzó en la Plaza de Toros, pasando después al Polideportivo “Príncipe Felipe”, en el que participó en 1971 Bertín Osborne, siendo aquella la primera vez que pisaba un escenario.
Recuerdo los conciertos en el Campo de Futbol “La Herrería”, en uno de ellos, actuó en 1982 Miguel Ríos, (cuanto disfruté en aquel concierto). Ahora los conciertos, se alternan entre la Plaza de la Constitución, El Parque y la Lonja, con la actuación de conocidas figuras de la música, lugar donde se concentran miles de gurriatos y visitantes, sin problemas de espacio.
Hoy, hay muchas actividades culturales que se hacen coincidir con las fiestas, como la Feria del Libro Antiguo, la exposición colectiva de escultura «Mínimo Tamaño Grande», y hasta hace unos años la exposición del Grupo Fotográfico Escurialense, cuya colección de fotos han cedido generosamente al Ayuntamiento.
Cada año un amplio y variado programa convierte el municipio en un espacio festivo en el que se suceden diversas actividades deportivas, musicales y un largo etcétera.
El baile popular ha tenido varias localizaciones, trasladándose de Terreros, al Parque, Plaza del Ayuntamiento, y pista en el ferial de la Herrería, pasando por la calle Reina Victoria, aquí tengo que confesar que fue en esa calle donde yo intenté aprender a bailar, (solo lo intenté). Actualmente se celebra en el recinto de El Parque, donde sobre todo tiene una gran acogida entre los jóvenes las llamadas “Discotecas móviles “para suplicio de los que allí viven o pasan el verano.
Han cambiado las costumbres y las formas de diversión, pero se siguen manteniendo nuestras tradiciones.
El folclore tiene un importante espacio en nuestras fiestas y desde hace treinta y dos años, se celebra “La muestra de folclore tradicional” con la colaboración del Club de Amigos Zipi & Zape.
El 10 de agosto, es el día clave en las Fiestas Patronales: Tradicional Pasacalles de Gigantes y Cabezudos por las calles de la localidad. Desde el año 2012, se celebra en el Real Coliseo de Carlos III, solemne acto de entrega de Honores y Distinciones del Real Sitio, en el que se reconoce la labor de personas, entidades e instituciones que han destacado por algún motivo en el municipio, a continuación, Misa en la Parroquia, seguido de la procesión del Santo (la imagen fue donada a la parroquia en 1997 por el M.I. Ayuntamiento).
Las corridas de toros han tenido una gran tradición en nuestro municipio, una arraigada expresión cultural que está plenamente vinculada con nuestra identidad y nuestra historia, pero desde hace unos años ya no figuran en el programa de fiestas de nuestro pueblo.
Podemos presumir de haber tenido casi siempre carteles de plaza de primera, que muy bien podía haberse encajado en la Feria Isidril de la Plaza de las Ventas, dado que por aquí han pasado todos los primeros espadas del escalafón.
Permítanme retroceder unos siglos en nuestra historia. Se dice que, aunque Felipe II no era muy aficionado a los toros, cuando las Cortes castellanas reunidas en Madrid, solicitaron al Rey que prohibiera las corridas en toda Castilla y León, (una petición que estaba muy lejos de un supuesto “fervor popular”), el monarca se negó a hacerlo aduciendo que era una costumbre tradicional y debía ser respetada.
Igualmente ignoró una bula papal de Pío V que pretendía prohibir la fiesta.
También echamos en falta en el Programa, los tradicionales conciertos de la desaparecida Banda de Música Padre Antonio Soler.
El día 15 de agosto por la mañana se celebra una de las actividades más populares y arraigadas en la localidad, la Travesía de las Cumbres Escurialenses, que se realiza desde 1960, y que, año a año, ha ido aumentado el número de participantes que suele rondar actualmente la cifra de mil seiscientos en cada edición. Esta marcha deportiva está declarada “Fiesta de Interés Turístico Regional”.
Por último, y como final de las fiestas unos espectaculares fuegos artificiales, que en principio se lanzaban habitualmente en Terreros, con algunas excepciones, pero a partir del año 1976 se comenzaron a lanzar en la Lonja, y desde hace unos años se incorporó música, creando un sorprendente espectáculo piromusical, que atrae a miles de personas, que, junto con los gurriatos, despiden las fiestas por todo lo alto.
Este año, con motivo del 35 aniversario del hermanamiento de San Quintín y San Lorenzo de El Escorial, vamos a disfrutar también, dentro del programa de fiestas, con la música y espectaculares pasacalles, de la Bing Band “La Vaillante de San Quintín” a los que doy la bienvenida a nuestro municipio.
Felicito a Ana Isabel Diéguez Núñez, ganadora del concurso del cartel anunciador de las Fiestas Patronales.
Y término, agradeciendo vuestra atención, deseando que paséis unos días felices, disfrutando de las fiestas que serán nostalgia para algunos, alegría para otros y recuerdo siempre imborrable de los ausentes.
Vivimos tiempos difíciles, pero a pesar de ello, estoy seguro del buen ambiente que reinará por calles y plazas de nuestro querido pueblo. Por tanto, como dice ahora la juventud, mucho ánimo, “buen rollo” y a disfrutar estos días de fiestas, con prudencia, responsabilidad y respeto.
¡Os deseo unas Felices fiestas de San Lorenzo para todos! VIVA SAN LORENZO¡¡¡¡¡¡¡
** José Antonio Vara Moreno (Madrid), desde su infancia ha residido en San Lorenzo de El Escorial, por lo que siempre se ha considerado un “gurriato”, y ha presumido de ello, intentando hacer méritos dentro de esta gran comunidad. En 1950 se instaló definitivamente con su familia en el Barrio de Abantos, lugar para él de entrañables recuerdos, en especial, la capilla y su patrona Ntra. Sra. Santa María de Abantos. Aquí paso su infancia y juventud durante 20 años. Estudio en el Colegio de las HH. Carmelitas, pasando más tarde al Real Colegio de Alfonso XII. Empezó a trabajar a temprana edad en el sector bancario, donde se formó desde la base (puesto de administrativo, apoderado y director de sucursal), hasta su jubilación en 1999.
En febrero de 1999 se jubiló, y en las elecciones municipales de ese mismo año, se presenta a concejal por el Partido Popular de San Lorenzo de El Escorial, que gana las elecciones, formando parte del equipo de Gobierno, con el alcalde José Luis Fernández- Quejo del Pozo, durante cuatro legislaturas, hasta 1915. Durante esos dieciséis años asumió las delegaciones de Cultura, Relaciones Institucionales, Hermanamientos, Archivo Histórico, Bibliotecas y Escuela de Música. Fue nombrado primer teniente de alcalde en dos legislaturas (2003-2012).
Estudioso de los lugares más significativos de nuestro entorno. Su historia, sus monumentos, el paisaje y tradiciones. Medalla de oro de la ciudad de Saint-Quentin (Francia); Medalla de Plata y Socio de Honor de la Asociación de Abantos; Medalla de honor de la Hermandad de Romeros de la Virgen de Gracia; Medalla de Honor de la Hermandad de Señoras de la Virgen de Gracia. Ha sido Pregonero de la Semana Santa de este Real Sitio, en el año 2018. Recientemente le ha sido otorgada por el Instituto Superior de Danza “Alicia Alonso “la medalla conmemorativa por el 30 aniversario de la fundación de la Cátedra “Alicia “Alonso”. Concejal Honorario del M.I. Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial.
José Antonio Vara Moreno, Concejal Honorario de San Lorenzo de El Escorial
Imagen del Santo San Lorenzo del Campo Grande (Paraguay), ciudad hermanada con San Lorenzo de El Escorial el 8 de octubre de 1975
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