EL RÍO
de El llanto de los sauces
El río se moría a cada paso
por la llaga estival de la sequía
por el resol azul de su aljamía
haciendo de su nombre un fiel fracaso.
El río, como el pueblo, era un caso
de olvido de sí mismo y de agonía;
de un querer y no ser que se moría
en el verano de su pan escaso.
El pueblo, como el río, se secaba
de puro estar quedándose sin gente
que tanto puede un paro interminable.
Cuando el río y el pueblo, Juan soñaba
con llevar a su vida algún torrente
que le hiciera por siempre inagotable.
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