Julia Sáez-Angulo
En un recorrido lírico y geográfico, Franca López Figueroa, Dama del Capítulo de Isabel la Católica, dio una conferencia en el Hogar de Ávila de Madrid sobre la ruta de lugares vinculados a la Reina de Castilla, bajo cuyos auspicios se unieron los diversos reinos de la península ibérica, se descubrió América o se editó la primera Gramática de la Lengua Española. Ávila, Valladolid, Sevilla, Barcelona, Toledo... fueron algunos de los lugares comentados.
Con amenidad y pasión, Franca López Figueroa habló de Madrigal de las Altas Torres en Ávila, lugar de nacimiento de Isabel, donde se habla de ella con respeto y veneración. También en Arévalo, capital de la Moraña abulense. Las figuras de su hermano, Enrique IV; su abuela, Isabel de Barcelós; su fiel y sincera amiga Beatriz de Bobadilla se engarzan en esta geografía.
Un hermano, Alfonso, con 14 años, llegó a reinar –como un Alfonso XII- durante muy poco tiempo. Jorge Manrique lo lloró en sus coplas, el poeta que murió por la Reina en el palacio de Garcimuñoz.
Los toros de Guisando, bestiario del siglo II antes de Cristo, en la Edad del Hierro, justamente en El Tiemblo, fueron testigos de aquellos que juraron a Isabel como Princesa de Asturias.
En Valladolid tuvieron lugar las bodas reales de Isabel y Fernando, en espera de la bula de dispensa papal de Sixto IV porque eran primos segundos y llevaban la misma sangre. Todo en el palacio de Juan Vivero. Con ambos personajes reales quedaban Castilla, León y Aragón unidos. “Tanto monta, monta tanto”.
Muere el rey Enrique IV e Isabel asiste enlutada a las exequias, pero de inmediato deja el luto para acudir a la proclamación como Reina de Castilla. Inteligente y hábil sabía que no había que perder tiempo. Segovia vio la coronación y el como la Reina desplegó su tacto político.
En 1477 entra en Toledo y oye misa en la catedral. Allí morirá su hija Isabel. Ordena la construcción de San Juan de los Reyes, un hermoso monasterio franciscano en el que aparece el águila de San Juan. La gran joya del gótico hispano, aunque de entrada a la Reina le pareciera poco y dijera “es una monada”.
En Sevilla se deslumbró con la belleza de la ciudad y el recibiendo de sus súbditos. Allí Isabel y Fernando holgaron tanto que la Reina quedó embarazada. Ávila, “recatada y sumisa doncella” ha conocido a dos santas: la carmelita Teresa de Jesús e Isabel I de Castilla, si bien su beatificación se ha pospuesto en la Santa Sede por el papa Juan Pablo II, a la espera de mejores circunstancias de tiempo y oportunidad.
El monasterio de Guadalupe fue otro lugar isabelino muy amado por la Reina, en el que estuvo doscientos días de su vida en diferentes viajes al mismo. Allí está enterrado Enrique IV. Barcelona, floreciente y grata para Isabel, fue el lugar donde se encontró con Colón y seis indios venidos de América, además de seis pájaros multicolores y numerosos frutos desconocidos.
Santa Fe, pueblo castellano en Andalucía, con calles rectilíneas, se dilató en su conquista. Entre tanto funda un convento en la Zubia... En el castillo de La Mota de Medina del Campo dictará su testamento –el artista Rosales pintará un hermoso cuadro con la escena en el XIX- y morirá como mujer, como reina, como santa...
La biografía de Isabel I de Castilla, Reina Católica es rica en fundaciones y episodios, todos ellos respaldados por lugares que hizo históricos con su sola presencia
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