Julia Sáez-Angulo
Es un gran profesional de la pintura al agua, un poeta y gran señor de la acuarela, esa técnica que no admite arrepentimiento alguno sobre el soporte porque exige maestría desde principio a fin. Es Jaime Galdeano (Madrid), largos años presidente de la Agrupación Nacional de Acuarelistas, AEDA hasta abril de 2010 y hoy es presidente de honor.
Ahora consagrado por entero a su arte de la acuarela, Jaime Galdeano ha sacado un catálogo que reproduce sus obras titulado “El Día”, junto a sus propias reflexiones poéticas: “La luz es una lágrima de estrella esparcida en la oscuridad, una especial energía con potetes quijadas para devora lo tenebroso”.
En la obra de Galdeano hay paisaje naturalista que recorre las cuatro estaciones del año, verdes primaveras, dorados veranos, rojizos otoños y blancos inviernos. También las marinas azules, verdosas o de horizontes rosados están en su repertorio iconográfico.
Maestro en dibujo, -no en balde sus comienzos profesionales fueron como delineante, proyectista de planos y profesor e Geometría Analítica- la elección del color define sus objetivos estéticos. Como señala el viejo maestro Manuel Ortega: “de las infinitas armonías que se encuentran en la naturaleza, cada artista selecciona las suyas”.
“El telón del horizonte, de día, disfruta del matiz de las distancias; y los seres cromáticos salen de su jaula para poner uniformes reconocibles a los activos orgánicos, o a las sedentarias naturalezas muertas, tan inmóviles, tan fosilizadas, con esas entrañas opacas fundidas en la lava del arcano”, escribe el acuarelista.
Las ciudades, los pueblos, los monumentos... son otro registro temático de Galdeano, así como las citadas naturalezas muertas. Junto a ellas, figuras y abstracciones surrealistas, que dan testimonio del gran abanico de ideas que bullen en la mente de un artista a lo largo de su trayectoria, sobre todo cuando es larga y fecunda como en el caso de Jaime Galdeano.
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