Marisa Rozalén
L.M.A.
La deportista española, Marisa Rozalén Castillo, siete veces Campeona de Europa y tres Subcampeona del Mundo de Karate, es la primera occidental que ha logrado el Cinturón Negro, séptimo Dan. Experta en programas para la mejora de habilidades y competencias en la Universidad Complutense, ha pronunciado una conferencia sobre Coaching, para lograr la autoeficacia y el logro de metas en la Tertulia Ilustrada de Madrid.
La conferenciante recordó que “Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentarlo. Quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante", según dijo Freud. Señaló que conviene definir bien las metas que se desean lograr para plantearse el reto y que el filtro de nuestro sistema atencional pueda detectar la información necesaria para conseguirlas.
La Tertulia Ilustrada está dirigida por María Eugenia Martínez y coordinada por Julia Sáez-Angulo.
“La autoeficacia es un estado psicológico en el que el sujeto se juzga capaz de conseguir un logro o realizar una conducta, en unas determinadas circunstancias y a un determinado nivel de dificultad. Esta creencia, y por tanto interpretación subjetiva de la propia competencia, está basada fundamentalmente en la información que el sujeto procesa acerca de sus propios logros o ejecuciones anteriores, en la información que obtiene al observar modelos mas experimentados que él, y en menor medida, de la persuasión social a la que se ve expuesto, así como la interpretación que hace de sus propios estados fisiológicos, en especial de su nivel de activación”. Dijo Rozalén.
“A igual capacidad obtienen mejores rendimientos las personas que se juzgan capaces”. Cuanto mas fuerte sea la autoeficacia percibida mas retadores son los objetivos que se establecen las personas, mas firme es su compromiso para alcanzarlos, mayor la determinación para la acción y por tanto mayor su rendimiento o productividad. Además, la perseverancia intensa contribuye a los logros de ejecución.
El papel de las creencias de autoeficacia en el rendimiento deportivo es crucial y el coaching deportivo puede ayudar a los deportistas a identificar su nivel de autoeficacia, posibilitando el contraste entre la percepción y la realidad e influyendo en el proceso para incrementarla y llevarla hasta un punto óptimo. La intervención en autoeficacia debe tener un fuerte contenido relacionado con el control del pensamiento (pensamientos irracionales, diálogo interno, autocontrol) y con las atribuciones de éxito y de fracaso que el deportista asigna a los resultados obtenidos. El coach puede facilitar a su cliente el desafío a los patrones de pensamiento limitantes para que una vez identificados, pueda establecer un proceso de sustitución de los mismos por otros mas constructivos, productivos y altamente funcionales. El control del Diálogo Interno, el entrenamiento en Imágenes, y el Establecimiento de Metas, son algunas de las herramientas a utilizar, además de la información procedente de las cuatro fuentes de información de la autoeficacia, logros de ejecución, información vicaria, persuasión verbal y estados fisiológicos.
1- INTRODUCCIÓN:
Para la Teoría Cognitiva Psicosocial uno de los principales conceptos es que cada individuo es responsable de sus propias acciones y puede aprender a regular y a mejorar su conducta utilizando las habilidades del pensamiento. Los pensamientos que el ser humano realiza de sí mismo, pensamiento Autoreferente o autoconocimiento son determinantes para su motivación y conducta. Desde esta perspectiva socio-cognitiva los individuos son vistos como proactÍvos y autorreguladores de su propia conducta mas que como seres reactivos y controlados por fuerzas ambientales o biológicas, es decir que tienen la posibilidad de ejercer un determinado grado de control sobre su destino.
El deportista tiene capacidad para reflexionar, evaluar y modificar sus pensamientos y aunque las personas procesan la información de diferente forma, su nivel de motivación, los estados afectivos y las acciones que realizan se basan más en las creencias, en las percepciones y valoraciones que tienen acerca de su propia capacidad, que en la información objetiva, siendo estas creencias un mejor predictor de la conducta que el nivel de habilidad real.
La Teoría de la autoeficacia percibida tiene como antecedente la Teoría de la Motivación de Logro de Atkinson (1964) y Mclelland (1961) y nos dice que no basta con tener éxito para percibirse como competente y como consecuencia, satisfecho. Es necesario que la tarea en la que se ha triunfado sea lo suficientemente difícil.
En el deporte competitivo una serie de fracasos continuados que hagan descender la autoeficacia percibida puede conducir a un brusco descenso del rendimiento y los coaches deportivos deben saber que las experiencias de éxito desarrollan la autoeficacia percibida. Por tanto a la hora de consensuar los objetivos con el deportista, hay que tener en cuenta que deben ser retantes pero accesibles, solo así desarrollarán la autoeficacia percibida, con lo que el impacto de los fracasos ocasionales será menor.
La autoestima o el autoconcepto no deben confundirse con la autoeficacia percibida, ya que para esta, el sujeto es un aprendiz activo con capacidad de transformación, desarrollo e iniciativa. La capacidad de modificar su propia conducta e influir en el ambiente exterior dando un valor u otro a los estímulos que recibe de él, le otorgan al sujeto una gran autonomía. Son muchos los beneficios que trae consigo el potenciar las creencias de autoeficacia a través del coaching deportivo, pondré un ejemplo: El deportista que se percibe como más autoeficaz recibe mucho más serenamente los fracasos, o el feed back negativo. Sin embargo para el que se percibe con baja autoeficacia, la misma situación podría suponer una barrera infranqueable, un lastre ante el cual lo más fácil es reaccionar defensivamente, bien atribuyendo la responsabilidad de los resultados negativos a circunstancias externas a él u a otras personas, o bien sintiéndose culpable. Cualquiera de los dos casos supone un freno a su desarrollo y futuro rendimiento.
2- CONCEPTO DE AUTOEFICACIA.
Los primeros estudios sobre la autoeficacia se deben al profesor Albert Bandura de la Universidad de Stanford, posteriormente han sido innumerables los realizados en diferentes ámbitos y por supuesto algunos de ellos también en el deporte. Podríamos definir el concepto como la creencia que tiene el deportista de si va a ser capaz de realizar con éxito una determinada tarea. Las percepciones de autoeficacia son juicios personales y por lo tanto tienen un componente de mayor o menor subjetividad. No se refieren a los recursos y habilidades que el deportista posee sino a lo que el deportista cree que puede conseguir con esas habilidades.
Tampoco tienen un carácter global o general como la autoestima, el autoconcepto, o la autoconfianza sino que están más vinculadas a tareas y capacidades específicas. Sin embargo, una percepción de autoeficacia fuerte en una parcela concreta, puede generalizarse a otros contextos o situaciones similares, y esta percepción de éxito que tiene el deportista, puede llevar a sentimientos positivos mas generalizados acerca de si mismo. Lo ideal sería que esta transferencia o generalización se produjera tras un análisis objetivo y realista de las experiencias de éxito y de fracaso, tipo de situación, recursos, poniendo el énfasis en la propia conducta más que en lo que no dependa de uno mismo, etc…, ahí es donde el Coaching se muestra eficaz.
Las creencias de autoeficacia son el resultado de un proceso complejo de auto-persuasión que depende del procesamiento cognitivo de la información procedente de las experiencias de éxito o dominio, la información vicaria, la persuasión verbal y el estado fisiológico. Sin embargo habrá que diferenciar entre la información proporcionada por estas cuatro vías y la información realmente seleccionada, valorada e integrada por el deportista. Puede ocurrir que el deportista simplemente no lo perciba así, aun cuando haya conseguido un alto nivel de ejecución, haya estado expuesto a una adecuada persuasión e información vicaria y haya presentado un estado fisiológico óptimo.
Un rendimiento óptimo requiere tanto de la existencia de habilidades como de la creencia por parte del deportista de que es capaz. Sin embargo, es posible afirmar que, a igual capacidad obtienen mejores rendimientos los que se juzgan capaces. Esto es debido, entre otros factores, a que las creencias de auto-eficacia influyen en el tipo y magnitud de las metas que establecen los deportistas, en el nivel de esfuerzo que aplican para conseguirlas, en el grado de perseverancia ante los obstáculos, y en las reacciones emocionales que experimentan, resultando ser el antídoto del estrés, pues la persona percibe que dispone de recursos para afrontar las situaciones estresantes. El deportista que cree con firmeza en sus propias capacidades para resolver situaciones complejas, se establece retos mayores, usa un buen pensamiento analítico y consigue logros en la ejecución, mientras que si cuenta con un nivel de autoeficacia bajo comete más errores, reduce sus aspiraciones y disminuye la calidad de sus ejecuciones. "Es difícil lograr algo cuando se lucha contra las propias dudas", dice Bandura.
Para sentirse eficaz, es preciso haber tenido éxito antes y haberlo percibido así. Las personas que fijan metas y alcanzan logros experimentan un incremento en la autoeficacia que puede facilitar la fijación de logros más difíciles lo cual vuelve a aumentar de nuevo su autoeficacia. Es decir que, la autoeficacia puede ser tanto una causa como una consecuencia de esos resultados de ejecución o éxitos anteriores.
Las creencias de control son la base de la autoeficacia y el prerrequisito para la planificación, inicio, y regulación de las acciones orientadas a una meta. Hasta hace poco, la mayoría de las líneas teóricas del pensamiento valoraban la estimación realista de las condiciones vitales y de las propias competencias, como la actitud más deseable. Ahora esta apreciación se ha modificado, las autovaloraciones optimistas son beneficiosas y no son fallos cognitivos que han de ser erradicados. Estudios realizados a partir de la Teoría sobre la Indefensión Aprendida del doctor Martin Seligman de la Universidad de Pensylvania, muestran como las altas creencias subjetivas de control aumentan las probabilidades de cambio y desarrollo. En la práctica, es lo mismo no poder controlar una situación que creerlo así. Si un individuo piensa y siente que su acción no va a cambiar nada ¿Qué puede moverle a actuar? Pues bien, los estados de ánimo positivos y el optimismo elevan las creencias de control. Siempre y cuando podamos hacer una elección consciente de esta actitud, resulta mucho mas funcional que la contraria, evidentemente hasta un cierto punto, en el cual, el riesgo de resultar demasiado optimista sea mayor que el beneficio. Los deportistas con un alto sentido de eficacia visualizan los escenarios de éxito, los que dudan de su eficacia visualizan los escenarios de fracaso y meditan sobre todas las cosas que podrían salir mal, con lo que en cierto modo, focalízan la atención en esa dirección. La interpretación que el deportista hace de los acontecimientos que le ocurren influye fuertemente sobre las ejecuciones, por lo que una baja percepción de capacidad muy probablemente le conducirá a la obtención de unos pobres resultados que a su vez alimentarán un círculo vicioso.
3- MEDIDA DE LA AUTOEFICACIA :
Existe una metodología llamada microanálisis para realizar mediciones de las expectativas de autoeficacia a través de los pensamientos autoreferentes, es decir de las autopercepciones específicas para el área que queramos explorar. Tres son las dimensiones que Bandura establece: magnitud o nivel, fuerza y generalidad.
Se pueden diseñar escalas que representen tareas graduadas por niveles de dificultad o de complejidad donde los deportistas señalen las tareas que crean que son capaces de ejecutar. Esta dimensión que hace referencia a los logros de ejecución esperados por el deportista o el número de tareas que cree que puede realizar para conseguir el objetivo se denomina Magnitud o Nivel. Ejemplo: marcar un penalty en los últimos instantes de un partido yendo un punto por debajo en el marcador. Las expectativas de eficacia crecen cuando uno percibe que es capaz de realizar mayor número de tareas del mismo tipo pero de dificultad creciente. Un umbral bajo donde la tarea no presente ninguna dificultad generará una confianza completa y al igual que los umbrales demasiado altos, afectará considerablemente a la autoeficacia, por ello lo deseable es conseguir ese punto óptimo entre lo asequible y lo retador o desafiante. Podría asemejarse este concepto al del punto óptimo de nivel de activación que existe para cada persona y tarea, pasado el cual el rendimiento decrece porque la activación es excesiva o bien insuficiente, resultando ser un ajuste inadecuado.
Por otro lado hay que tener en cuenta que además del grado de dificultad de la tarea existen otros factores que afectan a la percepción de autoeficacia del deportista como la ayuda externa que pueda recibir, lo cual puede hacer que atribuya el éxito a esos factores más que a su propia capacidad. O bien la tendencia que existe en las personas a considerar el grado de esfuerzo dispensado como inversamente proporcional a su capacidad. Si el deportista aplicando un esfuerzo mínimo consigue el éxito en una prueba complicada su percepción de autoeficacia será probablemente mayor que si tiene que doblar el nivel de esfuerzo.
Otra dimensión, la Fuerza de la autoeficacia, es la que se refiere a qué tan convencido se encuentra el deportista con respecto a su capacidad para realizar con éxito determinada conducta. Mide en porcentaje la confianza o el grado de certeza en ejecutar con éxito cada una de las tareas, y se puede hacer simplemente dividiendo una escala de cero a cien en unidades de intervalos de diez.
Por último, la Generalidad que se refiere al número de dominios o tareas distintas en las que el deportista se considera eficaz, se puede medir pidiendo al deportista que valore con una puntuación una lista de tareas nuevas de similar complejidad.
El registro de los pensamientos o cogniciones de autoeficacia es conveniente realizarlo antes o durante la ejecución mejor que de forma retrospectiva por la dificultad que entraña el recuerdo. Así mismo durante el registro o medición de los pensamientos es importante que el coach no induzca nuevas ideas que influyan en el pensamiento o en la acción posterior. Por último recordar que para una correcta intervención es necesario realizar los oportunos pre y post test, que servirán para comprobar si se produce el cambio deseado.
4- PROCESOS QUE ACTIVAN LAS CREENCIAS DE AUTOEFICACIA:
“Las creencias de autoeficacia tienen un papel determinante para la acción, regulando la conducta a través de cuatro procesos que actúan de forma conjunta: cognitivos, motivacionales, afectivos y de selección de conductas”, señaló en otro momento de su conferencia.
Los procesos cognitivos se ven implicados por ejemplo al elegir el tipo de metas. Las personas con altas creencias de autoeficacia al visualizar los escenarios de forma positiva promueven el desarrollo de mas actividades, de mas conductas y competencias que al final incrementan el grado de productividad personal. Son personas con afán de crecer y dominar un mayor número de situaciones además de que logran un mejor pensamiento analítico, y se mantienen orientados a la tarea. Con una autoeficacia baja las personas cometen más fallos, deterioran sus ejecuciones y reducen sus aspiraciones. El establecimiento de metas, por su relevancia, se ampliará en otro apartado del capítulo.
Los procesos motivacionales afectan tanto al establecimiento de metas como a la hora de iniciar la acción o acciones necesarias y de persistir en ellas hasta la consecución del objetivo. Cuanto más fuerte sea la autoeficacia percibida, más retadores serán los objetivos que se marquen las personas, mayor el compromiso para alcanzarlos y mayor el tiempo en que perseveran ante los obstáculos. Ante la presencia de obstáculos y fracasos, las personas qué desconfían de sus capacidades reducen sus esfuerzos o abandonan rápidamente.
Cuando un deportista de elite, acostumbrado al éxito tiene de pronto un fracaso y ni su nivel de autoeficacia percibida ni su autoimágen concuerda con la realidad actual, será un temible rival en su próximo encuentro porque esa disonancia le hará intensificar sus esfuerzos para volver a la imagen que tiene de sí mismo y donde se siente cómodo. Aquellas personas que creen firmemente en sus capacidades ejecutan ante el fracaso un mayor esfuerzo para dominar el desafío y como es lógico suponer la perseverancia intensa contribuye a los logros de ejecución. Además, estas personas suelen atribuir sus fracasos al esfuerzo insuficiente o a las condiciones externas adversas, las personas que se consideran ineficaces atribuyen su fracaso a su escasa habilidad, lo cual resulta mucho menos funcional.
Aunque actualmente los estudios muestran que los logros humanos requieren un sentido optimista de la eficacia personal, es necesario advertir, que en exceso pueden también producir desmotivación. Las creencias de autoeficacia que resultan más útiles para las personas y en nuestro caso, el deportista, son aquellos que exceden ligeramente por encima de las propias capacidades, ya que esto hace que el deportista emprenda de una forma realista tareas que constituyen un reto para él y le proporcionan la motivación necesaria para el desarrollo progresivo de sus capacidades, si es que aún no domina una gran cantidad de conductas, habilidades y competencias.
Sin embargo un deportista con una autoeficacia alta y con un dominio de conductas y capacidades muy inferior a las que él cree dominar, se aventurará en acciones y actividades que se encuentran muy por encima de sus posibilidades, lo que le causará problemas a corto, medio, o largo plazo, produciéndole una disminución de su credibilidad y fracasos innecesarios, que ya sabemos que incidirán de nuevo en su percepción de autoeficacia y motivación. Por el contrario el deportista con baja autoeficacia, pero que domina una gran cantidad de conductas y capacidades, como no cree en sus posibilidades para llevar a cabo una tarea u objetivo de un determinado nivel, huye de ellas limitando así su potencial.
El Coaching puede ayudar a tener una mejor percepción de la asociación entre los éxitos conseguidos y las conductas propias específicas que han contribuido a ese éxito. Éxito que debe medirse no solo en términos de resultados sino también en logros de ejecución. Por otro lado, las experiencias de fracaso también pueden contribuir al fortalecimiento de la autoeficacia, siempre y cuando no se globalice a toda la actuación, se haga un análisis y comprensión de sus causas, y se detecten estrategias factibles a utilizar en el futuro, lo que en definitiva, hará que se perciba un control razonable de la situación.
El tercer tipo de procesos implicados son los Afectivos. Las creencias de auto-eficacia influyen sobre la cantidad de estrés y depresión que experimentan las personas en situaciones amenazadoras o difíciles. Las personas que creen imposible manejar situaciones complejas perciben su entorno de forma amenazante, magnificando las amenazas, meditando excesivamente sobre sus deficiencias, preocupándose y anticipando hechos o cosas que puede que ni sucedan. Sin embargo las personas que creen poder controlar las posibles situaciones amenazantes no se alteran, aunque estén sometidas a los mismos agentes estresantes. En muchos casos la principal fuente de angustia no es la frecuencia de los pensamientos perturbadores, sino que la persona perciba una imposibilidad para bloquearlos.
El coach puede ayudar al deportista a incrementar la autoeficacia y reducir la ansiedad incitándole a usar el pensamiento positivo sobre conductas eficaces, a percibir las situaciones estresantes como retos estimulantes y alcanzables y a ejercer el control sobre los distintos pensamientos molestos. Sin embargo en el caso de encontrarse con deportistas que tienen profundos y enraizados pensamientos negativos lo correcto es derivar al deportista a los servicios especializados del Psicólogo Deportivo.
Por último mencionar que las creencias de Autoeficacia afectan a las elecciones que toman las personas mediante los Procesos de Selección y Elección de conductas. El nivel de autoeficacia percibida influye en gran parte sobre los tipos de actividades, así como sobre el ambiente y los entornos que escojan las personas. Unos evitan aquellas tareas y situaciones difíciles que crean que exceden sus capacidades por considerarlas como amenazas y otros las ven como retos y eligen en general tareas mas complejas, fomentan el interés intrínseco y se implican mas en las actividades que realizan.
Sin embargo, aún en el caso de darse una situación ideal donde el deportista tenga las habilidades y competencias necesarias y unas altas creencias de autoeficacia, puede que el rendimiento no llegue a ser excelente debido a factores externos al deportista (tiempo de juego, instalaciones, entrenadores, tipo de prueba o competición…). Incluso ahí donde aparentemente las cosas parece que ya no dependen de la acción directa del deportista, por ser factores propios del entorno o del ambiente, pero que pueden suponer un obstáculo a su rendimiento, el coaching dispone de otras técnicas para mejorar el procesamiento de la información e incrementar la información relevante que lleve a la obtención de recursos, aunque el desarrollo de esta otra habilidad por sí misma, puede ser objeto de al menos otro capítulo.
5- Cómo desarrollar una fuerte creencia de Auto-Eficacia
5. 1 FUENTES DE INFORMACIÓN DE LA AUTOEFICACIA :
A pesar de que la autoeficacia se va formando desde los estadios tempranos del ciclo vital y en función de ella, la persona trata de conservar su autoimágen, es también una percepción dinámica. Las fuentes de información con que cuentan el coach y el coachee para desarrollar las creencias de autoeficacia son en primer lugar por su poder de influencia, los logros de ejecución o experiencias de dominio, a continuación los modelos que seleccionan las personas para observar y emular, en tercer lugar la persuasión verbal social ejercida hacia el sujeto, y por último la interpretación de la información procedente de los estados orgánicos o fisiológicos (el estrés, la ansiedad el cansancio, otras emociones negativas….)
5.1.1 LOGROS DE EJECUCIÓN.
La observación y vivencia de los éxitos pasados crean una fuerte sensación de autoeficacia personal, favoreciendo las creencias de autoeficacia percibida. Una de las estrategias mas usadas en el deporte de elite que puede utilizar el coach, es hacer que el cliente se imagine a si mismo en algunas de esas situaciones de éxito traídas del pasado, esos momentos memorables que son la película de sus propios éxitos y logros, y que deben incluir todos los detalles específicos mediante la herramienta de la práctica imaginada o visualización. Incluso con algo más de entrenamiento, el deportista aprende a sustituir pensamientos perturbadores o limitantes, por algunos de estos pensamientos que le darán más confianza y motivación, se trata de cortar y pegar.
En general, los éxitos repetidos en la consecución de objetivos o metas aumentan el nivel de autoeficacia y el fracaso en la consecución de los mismos la disminuye. Una vez que la persona ha alcanzado un nivel elevado de autoeficacia debido a logros en la ejecución, ésta tiende a alcanzar un estado más o menos constante o permanente, siendo poco probable que los fracasos ocasionales puedan modificarla, pues la persona los suele atribuir a factores externos, a la falta de esfuerzo o a una estrategia inadecuada. En ocasiones el coach puede orientar al cliente para que este atribuya los pequeños fracasos a la falta de esfuerzo ó de preparación e interprete la habilidad como algo flexible y adquirible, porque la atribución del fracaso a una falta de habilidad va en detrimento de la motivación y de la realización futura. Aunque las altas creencias de autoeficacia pueden ser generalizables a otras situaciones o actividades similares, también hay que tener en cuenta que pueden ser altas en una determinada área o tarea y no en otra, o incluso en un espacio temporal y no en otro.
El deportista que recuerda únicamente los aspectos negativos o los positivos de su ejecución tenderá a interpretar negativamente, o con excesiva benevolencia su ejecución, por muy bien que haya procesado sus recuerdos. Por ello el coach puede ayudar a sus deportistas a que valoren sus conductas y acciones de una forma mas objetiva, fomentando una percepción positiva de las conductas, tanto de las que han resultado un éxito, como de las que fueron un fracaso, con el objetivo de incrementar su sensación de control y que el nivel de autoeficacia le permita al coachee proponerse retos cada vez más complejos.
5.1.1.1 LA IMPORTANCIA DE UN OBJETIVO ACERTADO.
El deportista con baja autoconfianza tenderá a proponerse objetivos más bajos de lo que en realidad podría alcanzar. Un coach experto debe captar las diferencias individuales de sus clientes, así como los niveles de orientación al logro, los valores personales, la motivación intrínseca o el nivel de autoeficacia percibida, para poder orientar al coachee en el proceso de establecimiento de metas y que a través del logro constante mejore la auto-eficacia.
El coach debe ayudar a los coachees a fijar metas atractivas y desafiantes, pero que estén dentro de su realidad deportiva, que sean realistas, específicas y con plazos definidos en un plan de acción. Los objetivos de rendimiento deben tener una probabilidad razonable de ser alcanzados cuando se establezcan y aunque el coach puede animar a fijar objetivos desafiantes, con niveles inferiores de desempeño probablemente, lo mejor sea adaptar los objetivos de rendimiento teniendo en cuenta sus puntos fuertes y débiles.
Se deben establecer los objetivos a corto plazo además de a largo, porque los primeros son el medio para conseguir los otros y hacen el efecto de feedback o refuerzo constante, afectando positivamente al nivel de confianza y motivación, y los segundos son la meta final. El establecer ambos produce un efecto sinérgico.
Por otro lado los objetivos a corto plazo deben ser reforzados para alcanzar el objetivo a largo plazo del cliente, en este sentido, un elemento importante a utilizar por los coachees, además de ofrecer apoyo, es el mostrar fe en él , transmitiéndole las altas expectativas que tiene el coach, produciendo en su sistema de creencias el efecto de la profecía que se cumple, o efecto Pigmalión ,que básicamente consiste en que existe una cierta tendencia en las personas a reproducir la conducta que los demás esperan de nosotros.
También se deberán establecer los criterios para medir los objetivos marcados. (registro, sistema de puntos, código de observación…) Los de tipo cuantitativo son más fáciles de medir pero también habrá que hacer un esfuerzo con los de tipo cualitativo. Incluso pueden coach y coachee establecer las estrategias oportunas definiendo un plan A con el objetivo ideal y altamente retador, un plan B con el objetivo intermedio y un tercero que sería el mínimo a conseguir en el caso de que se presenten dificultades.
Algo fundamental que deben tener presente el coach es distinguir entre objetivos de resultados, lo que se consigue ( ganar o perder, hacer un crono, lograr un puesto… ), y los objetivos de realización ( mejorar una determinada técnica, incrementar el nivel de dificultad en una prueba) que son las acciones o conductas concretas que puede realizar el deportista para que la probabilidad de alcanzar el resultado sea elevada. Estos últimos dependen en un porcentaje muy alto de uno mismo, y ofrecen al deportista una mayor toma de conciencia, además de servir como seguimiento de su propio desarrollo deportivo.
El coach puede incitar al coachee a que ponga el énfasis en el control de la propia conducta por encima de lo que no dependa de él mismo, y también a que una vez conseguido el éxito lo atribuya a esas conductas propias. Sin embargo, si el éxito no llega, pero el cliente analiza el porqué del fracaso, y percibe un control razonable de la situación comprendiendo sus causas, y percibiendo que mediante un entrenamiento adecuado y una estrategia diferente puede conseguirlo en el futuro, su autoeficacia percibida puede mejorar o al menos no mermará tanto como si siente indefensión ante el fracaso.
5.1.2 EXPERIENCIA VICARIA.
Las experiencias vicarias o modelaje es la segunda forma más poderosa de mejorar la autoeficacia. El ver e imaginar a otros deportistas con características similares a uno mismo actuando con éxito ante determinadas situaciones, puede producir un incremento de la autoeficacia percibida.
El aprendizaje vicario tiene mayor probabilidad de éxito si la experiencia previa del deportista es escasa, si el modelo resulta de interés para alcanzar determinados retos, y si tiene características similares a él tanto de ejecución como personales. Los coaches pueden promover entre sus clientes la observación de modelos ejecutando con éxito la tarea u objetivo a emular. Incite al cliente a buscar aquellos modelos similares a él y más experimentados que hayan llegado allí donde él quiere ir. Tampoco ese modelo tiene que ser necesariamente un campeón del mundo, pero lo que si tendrá mucho poder de influencia en el observador, son las actitudes de lucha, de valentía, de espíritu de superación, de perseverancia incluso más que la eficacia en una tarea concreta. Sin embargo hay que aprovechar ambas informaciones. Es un error frecuente el utilizar modelos muy lejanos con los que se tienen pocas oportunidades de coincidir en el tiempo o en el espacio para poder observar e imitar aquellas conductas o comportamientos que le llevaron al éxito. Se trata en definitiva de ver lo que hacen o no hacen estas personas, además de auto convencerse de que si el otro lo ha conseguido, uno mismo con esfuerzo también lo puede lograr.
5.1.3 LA PERSUASIÓN VERBAL SOCIAL.
La persuasión verbal se utiliza como estrategia cognitiva para inducir en las personas la creencia de que poseen la capacidad suficiente para conseguir aquello que desean. Sin embargo, es más fácil hacer disminuir la autoeficacia percibida con la persuasión verbal que el aumentarla de forma prolongada.
La clave no está en la persuasión verbal como tal, sino que cuando se persuade a alguien verbalmente, este tiende a realizar más esfuerzo y a mantenerlo durante más tiempo.
Las técnicas persuasivas solamente serán efectivas si las valoraciones están dentro de los límites de la realidad y no intentan inducir creencias falsas sobre las competencias o capacidades reales, lo cual produciría frustración. Además el persuasor debe poseer la suficiente calidad, confianza, credibilidad y prestigio para poder influir. El coach puede animar al deportista a rodearse de personas que crean en el y que puedan proporcionarle un estímulo realista, y unos objetivos retantes pero alcanzables. También a que acepte comentarios de los otros sobre sus habilidades, y a que se rodee de buenos Pigmaliones, e incluso que el mismo lo sea para con los demás.
5.1.4 ESTADO FISIOLÓGICO.
El deportista recibe información a partir de las reacciones fisiológicas que experimenta ante determinadas tareas o situaciones. La ansiedad, el estrés, el cansancio, ejercen influencia sobre las cogniciones de manera que la sudoración , la aceleración del ritmo cardiaco, la sensación de ahogo etc…..se suelen asociar con una percepción de incompetencia o fracaso.
La autoeficacia percibida es el antídoto del estrés y se relaciona inversamente con la ansiedad, pues las personas con altos niveles de autoeficacia experimentan niveles de estrés significativamente menores que los que disponen de baja autoeficacia.
Esta fuente de información, la procedente de los estados fisiológicos, dependerá de la intensidad absoluta de la situación, pero fundamentalmente de la forma de percibirla o interpretarla. Un deportista con creencias altas de autoeficacia puede interpretar su estado de activación no como un hándicap o un elemento debilitador para la consecución de la meta sino como un plus, sin embargo otro en la misma situación estresante puede interpretar ese grado de activación como un signo de vulnerabilidad. De hecho ese punto óptimo de activación pasado el cual el rendimiento decrece no es el mismo para todas las personas, ni para todas las tareas. Pensemos por ejemplo en el golf y el automovilismo.
El coach puede tratar de potenciar los estados de ánimo positivos, el optimismo, el buen humor y también ayudar al coachee a moderar sus reacciones emocionales. Pero sobre todo puede invitarle a reflexionar sobre su percepción y valoración de las situaciones potencialmente estresantes para él, además de hacer que busque dentro de sí los recursos propios que pueda tener para hacer frente a esas situaciones. No es tan importante, a veces la intensidad absoluta o la frecuencia de los pensamientos perturbadores como que se perciba una incapacidad para controlarlos.
También será útil prestar atención a los estilos de afrontamiento del coachee que pueden ir desde los ideales, que aumentan la inmunidad al estrés como por ejemplo el afrontamiento activo, el autocontrol, la búsqueda racional de soluciones o por el contrario los que aumentan la vulnerabilidad al estrés como la negación, la huida, la autoinculpación etc...El coach deberá fomentar el estilo de afrontamiento basado en la valoración objetiva de las situaciones o evidencia de los hechos además de los recursos y habilidades para manejarlas.
Por otro lado las estrategias de afrontamiento pueden servir al coachee para disminuir el nivel de activación favoreciendo así la relajación, o por el contrario para activarle y promover una energización. Lógicamente el coach deberá identificar si su cliente posee estas habilidades o tiene que entrenarlas para lo cual probablemente necesite formación. Si ya la posee lo primero que tiene que hacer es llevar un autoregistro de sus experiencias de activación, que, cuando, con que intensidad, etc… Luego el coach puede ayudarle a identificar señales, a practicar el ensayo en imaginación o visualización, a encontrar pensamientos, auto instrucciones y afirmaciones adecuadas.
La experiencia y profesionalidad del coach contribuirá a aportar un mayor y mas adecuado repertorio de técnicas y herramientas a utilizar para potenciar la percepción de control sobre las situaciones estresantes, fortalecer su compromiso para enfrentarse a las mismas, y cambiar la percepción de amenaza por la de reto afrontable. Reto, responsabilidad, compromiso y control son componentes fundamentales del control del estrés y de las altas creencias de autoeficacia.
6- EL PAPEL DE LAS CREENCIAS.
El trabajo sobre las cogniciones es a menudo muy importante entre los deportistas debido a la presión por obtener el éxito. La reestructuración cognitiva tiene como primer objetivo que el deportista tome conciencia de sus pensamientos automáticos habituales, para luego hacerle ver el vínculo entre esos pensamientos, sus estados emocionales y sus conductas, estableciendo después interpretaciones más realistas.
Existen distintas técnicas de reestructuración cognitiva para la modificación de valores, creencias y actitudes, resultando ser muy útiles las estrategias cognitivas propuestas por Beck y Ellis, desarrolladas en la Terapia Cognitiva y la Terapia Racional Emotiva, que por otro lado son la base del propio coaching. Sin embargo el trabajo con creencias es delicado, pues estas, cubren la necesidad del ser humano de agarrarse a certezas sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea. La eliminación de una creencia deja a la persona ante un vacío que podría crear una crisis personal, por ello no se puede pretender eliminar una creencia sin cambiarla por otra más posibilitadora para la persona, y sin tener en cuenta la función de estabilidad y seguridad que ha tenido para ella en el pasado.
El coach debe tener la destreza necesaria para que poco a poco , mediante las preguntas, el sujeto vaya cuestionándose la propia creencia, y una vez que se den las condiciones necesarias, producir el cambio, solo así evitará el rechazo del cliente y se podrá paliar, en cierto grado, la resistencia al cambio. Una vez identificada esa creencia mediante la interacción lingüística y siempre y cuando el coachee quiera cambiarla, se procederá a debilitarla con hechos, a valorar la antigua función, y a observar qué efectos negativos ha producido. Después pasaríamos a la orientación hacia la nueva creencia y la incorporación de la misma mediante un plan de acción. Las técnicas y estrategias a utilizar son variadas y su elección dependerá del nivel de formación, experiencia y en definitiva del rigor del coach, pero también puede que el coachee necesite formación específica en la materia, además de coaching.
El coach puede por ejemplo incitar a sus clientes a identificar los pensamientos limitantes o erróneos ( Burns, establece más de 10 categorías diferentes de este tipo de pensamientos), y al desafío de sustituirlos por pensamientos mas constructivos, productivos y altamente funcionales. Sin embargo en el caso de encontrarse con un deportista que tenga creencias negativas muy arraigadas debe derivarlo a un experto en psicología del deporte. Algunos de los pensamientos irracionales que puede tener el deportista son del tipo absolutista como por ejemplo: “Siempre me desequilibro en ese giro, todo me sale fatal, nunca lo había hecho así de mal”. Otros son una exageración de las consecuencias: “Si pierdo será terrible me echarán del equipo”. O bien de obligación: “Tengo que ganarle como sea”, “Debo ganarle o lo perderé todo”.
Una vez detectado el pensamiento negativo las técnicas para producir el cambio son variadas. Resulta muy útil aplicar alguna de las técnicas cognitivas como la “Detención del Pensamiento”, justo en el momento en que aparece el pensamiento negativo, que va acompañado de una emoción. En realidad la técnica asocia elementos cognitivos con un condicionamiento conductual. Un chasquido de dedos, una palmada u otra acción con especial significado, una palabra o frase dicha en voz alta con convicción o firmeza harán mas fácil esta parada del pensamiento, haciendo que poco a poco el deportista la internalice. A continuación se podrá sustituir el pensamiento perturbador por otro más positivo y relevante para el deportista y que traiga consigo una emoción positiva, por ejemplo mediante frases a modo de slogan que liberen imágenes y emociones: “Vamos”, “He hecho esto antes, puedo repetirlo”. Otra de las formas de mejorar su diálogo interno es programando su subconsciente mediante afirmaciones en primera persona del presente con el objetivo ya logrado y redactadas en positivo, nunca del tipo ”No fallaré el saque”, ocurriría lo mismo que al decirle a usted, lector…… “No piense en una manzana roja”. ¿Que es lo primero que ha visto?
Si el Dialogo Interno va acompañado del ensayo mental mediante imágenes que liberan emociones es mucho más efectivo. La idea es visualizarse a uno mismo, con gran detalle consiguiendo el logro u objetivo seleccionado antes de hacerlo en la realidad. Está comprobado que la visualización pone en funcionamiento las mismas conexiones neuro-musculares que si estuviera sucediendo el hecho en la realidad, evidentemente a una intensidad menor. Es una forma de programar el cerebro y todo el sistema nervioso como si se tratara de un simulador. Tiene múltiples aplicaciones, ayudar a salir de la zona cómoda para expandir la propia autoimágen, aumentar o disminuir el nivel de activación, perfeccionar aspectos técnicos, etc... Esta es una de las herramientas que mas se utilizan en el deporte de alto rendimiento y uno de los principales recursos o herramientas con que el Coaching deportivo cuenta para incrementar la percepción de autoeficacia .
Favorecer las altas creencias de autoeficacia a través del establecimiento de objetivos acertados y el adecuado procesamiento de la información procedente de sus cuatro fuentes de información, son herramientas muy útiles para conseguir lograr ese punto optimo de percepción subjetiva de la propia competencia, que hará que, a igual capacidad real entre dos sujetos, obtenga mejores resultados el que se juzga capaz. Ese punto ligeramente por encima de la capacidad o habilidad real es el que hace que uno se atreva a pensar en grandes metas, pero al mismo tiempo, le aleje de la tan perjudicial falsa confianza.
La Autoeficacia, concepto entre la metacognición y la motivación, y su vinculación con el Coaching, ha sido el título inspirador de este capitulo por el importante papel que este puede ejercer sobre las creencias. Aunque la Autoeficacia se va formando desde muy temprana edad, es también una formación dinámica, donde el Coach puede y debe intervenir, evidentemente sin pretender que un proceso de Coaching, por sus limitaciones en cuanto a tiempo, pueda producir grandes cambios y duraderos, lo que solo llegará cuando el sujeto lo internalice.
También se han dado unas pinceladas sobre el proceso de establecimiento de metas y la importancia de simultanear los objetivos de ejecución (las acciones o conductas concretas), con los de resultados, (ganar o perder), así como algunas otras técnicas cognitivas a utilizar por el coach. No cabe duda que si se tiene la oportunidad de realizar una evaluación objetiva del rendimiento basada en tareas y competencias en relación con los resultados, garantizaremos una percepción de autoeficacia más madura y consistente.
La percepción de autoeficacia influyendo básicamente, sobre el nivel de compromiso y perseverancia ante los obstáculos, el nivel de estrés percibido, y la determinación para la acción, hace más factible el logro de grandes metas. Los éxitos conseguidos y la atribución de los mismos a la propia conducta incrementan de nuevo la percepción de autoeficacia, facilitando la fijación de objetivos de mayor envergadura. Las creencias de autoeficacia son tanto una causa como una consecuencia de los éxitos o resultados de ejecución. “La sabiduría suprema consiste en tener sueños lo suficientemente grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen” (William Faulkner).
El Coaching sin embargo, debe contribuir no solo a la adecuada percepción de los éxitos, relacionándolos con conductas internas, específicas y controlables, sino también de los fracasos, convirtiendo estos, en experiencias de “fracaso controlado”, que son aquellas en las que se percibe un control razonable de la situación, lo que hará también factible el fortalecimiento de la autoeficacia.
El Coaching es una herramienta para mirar hacia dentro de uno mismo y ver algo más allá del éxito o del fracaso, del ganar o del perder, es un método para ampliar la autoconciencia, para objetivar lo subjetivado, pero también para recordar que…….
“Si has construido un castillo en el aire,
no has perdido el tiempo, es allí
donde debería estar.
Ahora debes construir
los cimientos
debajo de él”.
(G. Bernard Shaw).
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