Dan Flavin
L.M.A.
La Galería Elvira González inaugurará la nueva temporada artística con una muestra conjunta de obras de los autores minimalistas estadounidenses Dan Flavin y Donald Judd. La muestra incluirá una selección de piezas realizadas en los años 80 y 90 por estos creadores, que mantuvieron una gran amistad y cuya obra tiene una intensa afinidad estética.
Tanto Judd como Flavin están considerados como dos de los artistas plásticos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. La Galería Elvira González expone regularmente su obra y ha realizado sendas exposiciones suyas en 2009, de Donald Judd y en 2001 de Dan Flavin.
Dan Flavin (Nueva York, 1933-1996) fue pionero en el uso de los fluorescentes de color como material escultórico. Sus piezas esculpen la luz y se redefinen cada vez que son expuestas en un espacio distinto al integrarse con la arquitectura. Con una trayectoria personal muy diversa, que le llevó a pasar por el seminario de Brooklyn y por las fuerzas aéreas del ejército estadounidense, Flavin pudo dedicarse a la creación artística a partir de finales de los años cincuenta. Pero su trayectoria previa fue determinante ya que su obra, “basada en atmósferas cromáticas de intensa resonancia mística, resuelve en una solución revolucionaria las inquietudes religiosas que marcaron la formación del artista”, señala el crítico Fernando Huici.
A lo largo de su carrera realizó más de 750 esculturas de luz, algunas de las cuales se han expuesto a modo de instalaciones permanentes integradas en la arquitectura de edificios e instituciones como la Grand Central Station o el lobby del edificio MetroTech Center en Nueva York, la fachada del museo Hamburger Bahnhof de Berlín (1996), los seis edificios de la Chinati Foundation en Marfa, Texas o incluso la iglesia de Santa Maria Annunciata en Chiesa Rossa, Milán.
Su trabajo ha sido expuesto en galerías y museos de relevancia internacional, como el Kunstmuseum y el Kunsthalle de Basilea, el Museum of Contemporary Art de Los Ángeles, el Musée d'Art Moderne de la Ville de Paris o la Fundación Proa de Buenos Aires, así como en la National Gallery of Canada, en Ottawa donde, en 1969, se llevó a cabo la primera retrospectiva de su obra.
Donald Judd (Missouri, 1928 - Nueva York, 1994) también tuvo una trayectoria previa con dimensiones variadas –desde el ejército a la ingeniería, pasando por la filosofía y la crítica de arte– antes de dedicarse plenamente a la creación artística. Esa formación, especialmente en el ámbito de la ingeniería, también marcaría su carrera, como en el caso de Flavin.
Con su obra, Judd buscó siempre la autonomía y la claridad del objeto y del espacio creado por el mismo. Abandonó la pintura a principios de los años sesenta y, especialmente desde 1964 comenzó a realizar un tipo de obra fabricada industrialmente que el propio artista calificaba como “objeto específico”, rechazando el término “escultura”, por tener reminiscencias historicistas del arte del pasado. Su pasión por la arquitectura, los espacios y cómo vivir en esos espacios le llevó también a diseñar los muebles que utilizó para su propio uso y que en la actualidad son un referente en el diseño de mobiliario.
A partir de 1968 estableció su estudio en Nueva York, tras adquirir un edificio diseñado por Nicholas Whyte cuyos cinco pisos fue reformando y decorando a lo largo de los años, en muchas ocasiones mediante la adquisición de obras de otros artistas. Siempre interesado por encontrar un entorno propicio en el que instalar su obra, en 1986 crea la Fundación Chinati en Marfa, Tejas, donde se puede ver permanentemente obras de Judd a gran escala en el desierto y en hangares rehabilitados para la exposición tanto de sus piezas como de las de otros artistas coetáneos a él, entre ellas la instalación de Dan Flavin anteriormente mencionada.
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