L.M.A.
26/10/2015.-
El pintor hispano venezolano, residente en Madrid, Pedro Sandoval ha sido premiado en la Bienale
de Florencia con la Medalla de Oro Lorenzo el Magnífico a la Mejor Obra, por la técnica, la calidad
pictórica y la estética contemporánea. La Bienale de Florencia ha tenido lugar del 17 domingo al 25 de octubre de
2015.
El pintor participaba con un gran tríptico, de espacio
intermedio, titulado Chromodinamic en
el que geometría y gesto se dan la mano.
Inauguración de la Bienale de Florencia
Color,
Geometría, Forma y Ritmo
"Los que
seguimos atentamente la trayectoria pictórica de Pedro Sandoval, celebramos
cuando retoma las ricas raíces constructivistas de su país natal, Venezuela, en
las que él ha vivido desde niño, y que ha dado nombres tan señeros como Alejandro
Otero, Jesús Rafael Soto o Cruz Díez. La geometría late en otras series de
Sandoval, porque el pintor sabe que, en
ella, toda nueva elección de color, escala cromática o movimiento de líneas,
confiere una nueva forma, a la vez que le acompaña un pensamiento matemático y
pasional", ha escrito Julia Sáez-Angulo en la presentación de la obra. "La geometría ofrece sucesivas series combinatorias de color y de
forma, que generan sorpresa al creador y al espectador.
Después
de Amazonia, su anterior serie, en la que no faltaron los tondos, el artista ha vuelto a la
geometría, como veta infinita, como campo fértil y abonado para su última serie
titulada con acierto Chromodinamic, -cromatismo
y dinámica- cuya obra exponencial,
camino de la Bienal de Florencia, lleva el rótulo de “New York City Lights”. Un
tríptico de gran formato, parpadeo incesante de los neones de la ciudad del
Hudson, a través de la geometría y el gesto del pintor.
Como
buen observador, el artista venezolano se deja empapar por los impactos visuales
de ritmo y color que ofrecen las grandes avenidas neoyorquinas al declinar la
tarde. Un movimiento incesante de la publicidad que reclama la atención de los
viandantes para invitar a los teatros, musicales o para anunciar marcas comerciales
que se quedan prendidas en el subconsciente del espectador. Hasta el chorro de
Coca Cola que cae, reaparece, como magia, metamorfoseado en la citada pintura Chromodinamic.
De la
mente y las retinas del pintor, los destellos cromáticos pasan a la geografía
del cuadro en una especie de transmutación alquímica, que la geometría traduce
con brioso abecedario plástico sobre diversos fondos, que retrotraen a
anteriores lenguajes del autor: abstracción gestual, lírica, drippings, pinceladas
matéricas, boscajes de ramas en blanco y
negro…
Sandoval
da un paso más allá y juega con la transparencia del metacrilato sobre los
fondos para seguir pintando en ellos, cuadrados, rectángulos o triángulos que
conforman una dinámica tridimensional con el consiguiente espacio intermedio. Con
frecuencia aparece, junto a los polígonos, el trampantojo de sombras que
interrogan al espectador sobre la autenticidad de las mismas. En algunas
piezas, añade barras metálicas que enriquecen la sensación tridimensional con
acentos cinéticos.
El color,
con sus gamas y escalas, es siempre protagonista clave en la pintura del autor,
al aportar diversos matices musicales y rítmicos. En Chromodinamic el restallido de los colores puros se ve acompañado
de nuevos tonos rosa, naranja o malva. El pintor recuerda que, a poca atención
que se ponga, desde que despertamos, vivimos inmersos en el color: el azul del
cielo que se hace reflejo en el mar, el verde en cada brote en la naturaleza;
el amarillo, luminosidad por excelencia, prestada del sol; el rojo, color de la
vida, de la energía; el blanco, idea
germinal para llenarlo de tonos. .. Hasta el negro se hace color en el trabajo
artístico de Sandoval, porque “el negro también está presente en la existencia
y ofrece un sinfín de grises, hasta llegar de nuevo al blanco como soporte del
volver a empezar”.
La rueda
del color es fundamental para el artista venezolano, porque sabe armonizarlo en
su obra con contrastes audaces y en apariencia imposibles. Recordemos una vez
más la cita de André Bretón: Solo un
artista latinoamericano sabe conjuntar dos rojos en armonía. Para Pedro
Sandoval el color es alfabeto, palabra, concepto, lenguaje creador de ritmos y
de la propia forma en el arte.
El autor
es exigente con el soporte; no le gusta pintar directamente sobre tabla ante la
sensación de crudeza y lo hace sobre linos exquisitos adaptados con pulcritud a
la madera, porque en la tela, el pincel revela mejor el pulso y temblor de la
mano del artista. En la última serie, Sandoval ha utilizado más el pincel que
la espátula, para lograr la precisión que requiere la geometría. El artista se
desenvuelve con gusto en el gran formato, por lo que acude con frecuencia al
díptico, tríptico o políptico de grandes dimensiones.
En Chromodinamic ha creado un mundo plástico
sugerente de color, danza y alegría; ritmos de modernidad que reflejan el
dinamismo de la joie de vivre. En
suma, un paisaje musical. Medio centenar
de piezas que despliegan una sinfonía polimorfa. Una soberbia vuelta de tuerca
en el arte constructivo, un quiebro con ciertos guiños a Josef Albers,
Kandinski o a sus admirados Hans Hofman y Gerhard Richter.
Sandoval
sabe mezclar de modo ágil los lenguajes de la geometría o el gesto y hace derivar
las obras de Chromodinamic, desde la
tridimensionalidad de grandes piezas en la pared, hasta los monocromos del
cuadrado y el triángulo. Una coherencia perfecta en un artista que sabe
deslumbrarnos, en cada etapa, con sus experiencias cruzadas, con la perenne mutación
de la vida y el arte".
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