Julia
Sáez-Angulo
Madrid, 20.09.16 .- Ciria. Palabras Nómadas es el título del
libro antológico-crítico del pintor en la primera década del XXI, que ha sido
presentado por Guillermo Solana en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
Patrocinado por Telefónica, el libro contiene los textos que distintos críticos
de arte han escrito sobre la obra y el pintor, actualmente residente en Madrid,
después de haber vivido en Nueva York, Berlín y Londres, durante diez años.
En
acto previo a los medios informativos, presentado por Jaime Pérez-Guerra, el
pintor José Manuel Ciria (Manchester, 1960) manifestó que las ciudades en las
ha residido e instalado su estudio han influido de modo notorio en su ánimo y
en su obra. Su preferida es Nueva York y, la que menos, Madrid (buena para
otras muchas cosas), donde reside en la actualidad por razones personales. “Los
hermeneutas del arte tendrían que decir mucho en todo esto”, afirma el pintor.
Uno
de los representante máximos de la abstracción en la pintura, la obra de Ciria tuvo
un paréntesis de Cabezas abocetadas a mediados de 2000, tras la muerte de su
padre, con quien estaba muy unido y la visita a los tótems de la Isla de Pascua
en América. La mayor parte de sus producción se centra en la abstracción de la
mancha, en tensión a veces con la geometría suprematista, a lo Malevich.
“Indago
continuamente en la abstracción y, cuando se investiga mucho en un campo, se
acaban encontrando nuevas ideas”, dijo el pintor, satisfecho con humor por ser
uno de los artistas que más catálogos y publicaciones, casi 90, tiene en el
mercado. “Nada si lo comparamos con Picasso, del que yo he visto una sala
entera de una librería con publicaciones sobre el pintor malagueño”, dice
Ciria.
“Trabajo
con la mancha extendida, azarosa y al mismo tiempo con composición y estructura
en el cuadro. Lo gestual y lo geométrico se relacionan en mi obra, cuando surge
la línea; a veces aparecen algunas retículas…”, explica. El pintor sabe que el
arte es mente, sentimiento y estructura. “Hay que pintar con brío y
pensamiento, cuando se tiene cosas, ideas que comunicar”.
Pese
a la abstracción, a Ciria le gusta titular sus cuadros y recurre para ello a lo
que siente o vive en el momento. Los títulos de las series que los comprenden
“están más pensados”. Por encima de todo se considera “un investigador de la
abstracción”. Sabe que la pintura no muere ni podrá morir, es cuestión de
buscar para encontrar nuevos planteamientos en ella. El artista ha de ser
siempre libre y pintar en libertad para conseguir sus propios logros.
Ciria
se lamenta de la situación política, social y de mercado del arte en España.
“Desde el paso de Miguel Ángel Cortés por Cultura, se ha hecho muy poco por la
promoción del arte español fuera de nuestras fronteras y hay que hacerlo,
porque existen pintores españoles actuales extraordinarios”. Considera que la
feria de ARCO está bien, pero lejos del estándar internacional de las grandes
ferias. Aboga por una buena Ley de Mecenazgo, aspiración que no hay manera de
lograr, de la misma manera que los grandes grupos políticos no encuentran, no
saben o no quieren encontrar, una Ley de Educación consensuada. La estabilidad
política u educativa son importantes para el arte, la inversión, el mercado… y
la vida.
Pese
a la crisis económica, Ciria asegura que se sostiene por varias galerías internacionales
de América y Asia, junto a algunos coleccionistas españoles fijos de su obra.
El pintor de Manchester ha expuesto en numerosos museos de todo el mundo, incluso
con una muestra itinerante.
Ciria
es un artista listo, inteligente, inquieto, ambicioso, buen pintor y buen
relaciones públicas de sí mismo y de su obra, lo que le ayuda mucho a difundir
su pintura y encontrar los espacios adecuados para ella. No tiene galería en
Madrid, porque no acaba de encontrar el sitio, pero todo llegará para su obra y
planteamientos. A las galerías españolas, salvo excepciones, les falta
proyección internacional, clave hoy en día para el arte.
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