Monseñor Amigó entre el párroco, Elkin de Jesús Palacios (dcha) y el P. Provincial de los Amigonianos, Jesús Mª Etxetxikia
Carlos Sagardoy Azagra
El domingo 11
de junio, a las 19:00 horas, celebramos los 50 años del comienzo oficial de
la Parroquia Nuestra Madre del Dolor. Su eminencia el cardenal
Carlos Amigo Vallejo, presidió la solemne celebración de la
Eucaristía, acompañado por su secretario, el hermano Pablo Noguera.
Concelebraron el párroco, Elkin de Jesús Palacios, los vicarios parroquiales,
Cruz Goñi y Félix Martínez, el P. Provincial de los Amigonianos, Jesús Mª
Etxetxikia, el arcipreste Manuel García, sacerdotes amigonianos de las
comunidades de Madrid, Aragón y País Vasco, y varios sacerdotes del
arciprestazgo de San Juan Evangelista, en el que se encuentra ubicada la
parroquia. La toma de posesión fue el 13 de junio de 1967, dando
comienzo a la vida parroquial.
En la monición
de entrada, se nos recordó que “los Religiosos T.C., junto a la comunidad
parroquial, desde la creación de la Parroquia, hemos hecho camino, atendiendo a
la población de esta zona madrileña de Ventas y del Colegio Fundación Caldeiro,
con quienes caminamos juntos en el trabajo pastoral. Durante estos 50 años,
siguiendo el espíritu amigoniano, hemos sido, y seguiremos siendo un signo de
acogida, de vivencia y de formación en la fe.”
En su homilía, el
cardenal Carlos Amigo, con tono familiar y cercano, nos habló, en primer lugar,
del misterio admirable de la Santísima Trinidad: tres personas distintas, el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero unidos por un mismo Amor, un único
Dios. A continuación, nos habló de la Parroquia como comunidad humana y como
escuela donde se aprende a vivir la fe y a celebrarla, formada por distintas
personas y familias carismáticas, pero que nos une el mismo Amor a Jesucristo.
Y nos habló también de los tres núcleos necesarios en nuestra vida de fe y
social: la parroquia, la familia y el colegio, que nos posibilitan querer a los
hijos, educar a los niños y ser misericordiosos con todas las personas. Señaló
finalmente, es un día de acción de gracias al Padre por estos 50 años de vida
parroquial, unidos a Nuestra Madre del Dolor, porque el corazón del Hijo es
inseparable del corazón de la Madre, y siempre por obra y gracia del Espíritu
Santo.
En las ofrendas,
se presentaron el santo crisma y arras matrimoniales, el cirio pascual, el
cartel con el anagrama de caritas, el carácter propio de los colegios
amigonianos, el corazón de los siete dolores y el pan y el vino. Y pedimos al
Buen Pastor y a Nuestra Madre del Dolor que seamos testimonio creíble y
encarnado, que recibamos su compasión y misericordia, que estemos dispuestos a
compartir lo que tenemos y lo que somos, que nuestro compromiso sea
transformador, que vivamos el carisma y misión amigoniana y que nuestra vida
sea agradable a sus ojos.
La parroquia se
encuentra en los terrenos del Colegio Fundación Caldeiro, utilizando la
capilla. Siempre ha existido colaboración mutua y acción conjunta entre Colegio
y Parroquia. Todos los componentes de la comunidad educativa y los agentes de
pastoral de la Parroquia han tratado de ir formando a sus alumnos tanto en su
dimensión humana como en la cristiana.
Al final
de la eucaristía, nuestro párroco dio gracias al Padre por Jesucristo en el
Espíritu por los 50 años de vida de la parroquia, renovó el compromiso de toda
la comunidad y tuvo un recuerdo agradecido para los párrocos, sacerdotes,
religiosos, educadores y seglares que han contribuido con su tiempo, dedicación
y trabajo a hacer presente el mensaje del Evangelio en la comunidad educativa
de Caldeiro y en la sociedad del barrio la guindalera.
El templo
parroquial estuvo lleno de fieles, con una amplia representación de
religiosos y hermanas terciarias capuchinas, quienes participaron con fe,
espíritu agradecido y alegría en la celebración que fue animada espléndidamente
por la Coral Nuestra Madre del Dolor, de la parroquia, dirigida por el P. Pedro
Corella.
Al término de
la celebración, el cardenal mantuvo un encuentro festivo con
los fieles asistentes, compartiendo el vino español que se sirvió en los
locales del patio interior del Colegio. También hubo lugar para las mutuas
felicitaciones y los agradecimientos personales y de los grupos de la comunidad
parroquial por estos 50 años.
Si la Parroquia nació
hace 50 años como adaptación al concilio ecuménico y como respuesta a las
exigencias sociales, espirituales y demográficas de la época, en la actualidad
tiene que dar respuesta a las nuevas necesidades y retos que se presentan en
los próximos años, acogiendo el regalo de Dios Amor y transmitiéndolo a las
personas que más lo necesitan en nuestro entorno de la parroquia, el colegio,
los vecinos, el barrio o la ciudad.
Soñamos,
confiamos y sobre todo queremos que la actividad evangelizadora, celebrativa,
pastoral, educativa, asistencial o cultural que realiza la parroquia, haga
presente el amor de Dios, sea signo visible de la cercanía de Dios, cuide y
acompañe a las personas que más lo necesitan, esté presente en la formación de
niños y jóvenes ayudándoles a descubrir sus talentos y a ponerlos al servicio
de los demás, se acerque a los más necesitados a través de las personas que
voluntariamente entregan parte de su vida y tienda puentes y abra caminos de
humanización.
Convocada con
motivo del 50 aniversario de la toma de posesión de la
parroquia, esta Eucaristía se enmarca en un amplio programa de actividades, que
concluirán en junio del próximo año.
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