27-junio-2018.- El Ministerio de
Cultura y Deporte, a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España
(IPCE), pone en marcha una nueva edición de ‘Abierto por restauración’, un programa
de visitas a bienes culturales en proceso de restauración.
En la edición de este año se
visitarán las obras de la iglesia de San Miguel de Lillo (Oviedo) y el
monasterio de San Pedro de Arlanza (Hortigüela, Burgos). Ambos monumentos, han sido
seleccionados por su especial valor patrimonial, así como por la singularidad
del proceso de conservación que se está desarrollando en ellos.
Las visitas comenzarán el 2
de julio en San Miguel de Lillo y el 5 de julio en San Pedro de Arlanza. Serán de
carácter gratuito y se celebrarán los meses de julio, agosto y septiembre en
Lillo, prolongándose durante el mes de octubre en San Pedro de Arlanza.
Tendrán una hora de
duración, serán conducidas por guías especializados en patrimonio cultural y
estarán formadas por grupos reducidos con el fin de garantizar el mayor
disfrute de esta experiencia y la conservación de los bienes. Para participar
es necesaria la inscripción previa a través de la página web:
www.abiertoporrestauracion2018.es
El programa es una
oportunidad excepcional para conocer de primera mano la labor de investigación,
conservación y restauración realizada por el Ministerio de Cultura y Deporte en
estos bienes culturales, en colaboración con sus titulares y gestores. Con ello
se acerca a los ciudadanos los criterios y metodologías de trabajo empleados,
haciéndoles partícipes del esfuerzo realizado por las Administraciones
Públicas.
Monasterio de San Pedro de Arlanza
El monasterio fue uno de
los centros monásticos más importantes del condado de Castilla, recibiendo el
apelativo de “cuna de Castilla”. La congregación fue fundada en 912 como un
eremitorio, cuyas ruinas son aún visibles en las paredes que flanquean el valle
del Arlanza. La iglesia del conjunto es posterior, fechándose en el 1080.
A partir de 1835, con la
desamortización de Mendizábal, el monasterio sufrió un paulatino proceso de
deterioro y saqueo de sus bienes, favorecido en este caso por el aislamiento
del edificio. A pesar de todo ello el conjunto fue declarado Monumento
Histórico-Artístico en 1931.
En los años 50 del siglo
pasado, el conjunto estuvo a punto de desaparecer con el proyecto de embalse en
el valle de Arlanza. En 1952 se determinó el traslado de la iglesia y parte del
claustro procesional, y en 1964 se iniciaron las obras del embalse. Finalmente,
sin embargo, el proyecto fue paralizado.
Actualmente, el monasterio
consta de tres espacios principales: la iglesia, el claustro procesional, y el
claustro menor o de monjes. Entre los dos claustros existen una serie de
estancias como son la torre de la antigua Sala Capitular, la crujía transversal
y la Sacristía, y adosada al muro norte de la iglesia una torre.
Entre 1980 y 1983 se
emprendieron las primeras obras de restauración del monasterio, que se
encontraba muy deteriorado. Como continuación de estos trabajos de
conservación, en 2013, el Instituto de Patrimonio Cultural de España encarga la
realización de un informe que expone la necesidad de acometer una serie de
medidas correctoras que garanticen la estabilidad y la estanqueidad del
edificio.
En la actualidad las tareas
de restauración que se están desarrollando se centran en consolidar la
estabilidad del monumento y mejorar la estanqueidad a fin de paralizar el
avance del estado de ruina. También se están poniendo los medios para que las
estancias situadas en planta baja sean accesibles al público. Asimismo, se
incorporarán elementos explicativos que contribuirán al entendimiento histórico
del inmueble.
Con una inversión total de
casi dos millones de euros las actuaciones previstas supondrán una mejora en
las condiciones de acceso al monasterio haciendo que sea visitable y a la vez
garantizando una conservación duradera.
San Miguel de Lillo
Situado en el monte
Naranco, la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo fue mandada edificar
hacia el 842 por el rey Ramiro I. El edificio actual corresponde a un tercio
aproximadamente de la edificación primitiva, ya que la cabecera y parte de las
naves se derrumbaron, posiblemente en el siglo XI, por un desplazamiento de
tierras causado por un arroyo cercano. Hoy en día, están en pie el primitivo
pórtico y uno de los tramos de la nave original.
En 2009 se advirtió la
amenaza de derrumbe de la estructura y de un deterioro generalizado,
especialmente de las pinturas murales, debido a la gran humedad que soportaban.
Estos daños han sido comunes a lo largo de la existencia del conjunto, que ha
sufrido numerosas intervenciones para consolidar su estructura. Actualmente, la
iglesia sigue presentando problemas de humedad, complicaciones en su
estabilidad estructural y evidentes síntomas de falta de adherencia de las
pinturas murales.
A partir de un estudio
realizado en 2014, el Instituto de Patrimonio Cultural de España acaba de
iniciar en 2018 un proyecto que se centrará en los trabajos de restauración de
las pinturas murales y paramentos, con una inversión prevista de 664.000 euros.
En el marco de esta labor
se realizarán trabajos iniciales de documentación gráfica, caracterización de
materiales, investigación de biodeterioro y estudio microclimático, para
proceder posteriormente a la eliminación de revestimientos no originales,
revisión estructural de paramentos y bóvedas, y revisión de la estanqueidad de
los muros exteriores y de la efectividad del tratamiento hidrofugante aplicado
en 2011.
Durante estos trabajos de
restauración, que se desarrollarán a lo largo de un año y medio, la iglesia de
San Miguel de Lillo continuará abierta al público permitiendo la visita a este
monumento declarado en 1985 por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, siendo a
su vez una oportunidad única para conocer tanto las obras en curso como los
proyectos de restauración realizados con anterioridad.
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