Julia Sáez-Angulo
16/2/20 .- Madrid .- Profesora de
Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Yale de 1991 a 2005, Josefina
Ludmer nos ha dejado interesantes libros sobre
aquella, entre ellos El género
gauchesco. Un tratado sobre la patria, libro crítico y ensayístico,
publicado por Eterna Cadencia Editores, que lleva un prólogo de María Pía
López.
Publicado originariamente en 1988, El género gauchesco. Un tratado sobre la
patria “analiza el uso literario de la voz y el uso económico o militar de
os cuerpos y las dos caras del don: la cara del escrito que da la voz y la cara
del patrón. La lógica dual del género gauchesco es examinada en el libro como
lógica de la alianza entre la oralidad y escritura, y entre dos culturas
latinoamericanas, la cultura popular y la cultura letrada”.
Josefina Ludmer (San Francisco,.
Córdoba, 1939 – Buenos Aires, 2016) dio
clases en su casa durante el tiempo de la dictadura militar, en la “Universidad
de las catacumbas” entre 1976 y 1982, seguidamente profesora de teoría
literaria en las universidades de Buenos Aires y en la de Yale (Estados
Unidos).
Entres los libros de investigación
publicados por Josefina Ludmer se encuentran: Cien años de soledad. Una interpretación; Onetti. Los procesos de
construcción del relato; El cuerpo de delito. Un manual, y Aquí, América latina. La editorial
Eterna Cadencia ha publicado los tres últimos títulos.
El
género gauchesco tiene una edad de concepción –la dictadura- y una de
escritura –la transición democrática-, pero también una edad de lectura (...)
la crítica es operación bélica y, a la vez, registro de esa historicidad,
recuerda la prologuista. Ludmer recuerda la prefiguración de los feminismos
callejeros contemporáneos, con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo como protagonistas
indiscutibles.
“Las mujeres que reclaman ante la
barbarie de la patria son, en el momento de escritura de este libro, las forman
el hiato político más profundo respecto de la dictadura buscando a sus hijos y
nietos. Hay otra patria soterrada, clandestina, soterrada que convierte en
tretas las prácticas sedimentadas de su género (el pañal vuelto pañuelo, la
conversación entre comadres que van del brazo, el caminar en ronda ante la
orden de circulación) y al hacerlo lo personal, privado y cotidiano “desaparecen
como personal, privado y cotidiano”, dice María Pía López.
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