Julia Sáez-Angulo
16/2/20 .- Madrid .- El rey
Lear se basa en un cuento popular que aparece incorporado a la
historia antigua de Inglaterra desde el siglo XII. Cuentan las crónicas que el
viejo Lear quiso conocer el grado de afecto de sus tres hijas para designar
sucesora a quien más le quisiera. Dos se deshicieron en halagos y la menor le
contestó que le quería como padre y nada más. Le pareció poco al rey, que la
castigó. El tiempo y las peripecias vendrían a demostrar más tarde que era la
única digna del trono que, por fin, tras una guerra con las hermanas,
consiguió. Shakespeare amplía y transforma la trama, infundiéndole una visión
personal. Paralelamente a la propia historia de Lear plasma la de Gloucester y
sus hijos. El resultado supone una experiencia extrema de dolor, locura y
destrucción expresada crudamente y sin reservas.
Es una tragedia shakesperiana en
estado puro, con todos los ingredientes de la tragedia griega que el autor
británico tanto admiró. La condición humana al descubierto con sus dosis de avaricia,
ambición, celos, envidias, buenismo, falta de cálculo, miseria... todo ello
acaba en locura y ceguera, los dos grandes atributos de esta obra.
Cuando los dioses se quieren reír de
los hombres, les contagian la locura. El rey Lear la adopta como una venda para
cubrir el desconcierto y el dolor que percibe en miembros de su propia familia
a la que ha entregado su reino. Goucester recibe la ceguera física, como Edipo,
por haber estado ciego ante el amor de sus hijos, por haberse dejado llevar por
el encantamiento de un hombre mezquino. Nada peor que creer una transmisión
humana interesada; nada más necio que desprenderse de todo ante los hijos.
Mejor un testamento vital que impide intervenir a los familiares.
Shakespeare es un clásico y enseña
para ayer, hoy y todos los tiempos. El hombre no cambia en sus virtudes o
pecados.
La puesta en escena es bellísima,
acorde con la gran tragedia que enseña, con el pesimismo antropológico que
transmite, sobre el conocimiento de la condición humana... Los coros a la griega,
interpretados por los propios actores envuelven al espectador por la magia
musical. La interpretación femenina del rey Lear por Carmen Gallardo no
molesta, como en un principio creí. Casi un diez para esta obra.
Ficha artística
Dirección
y Dramaturgia: Ricardo Iniesta
Reparto:
Lear: Carmen Gallardo
Kent : Joaquín Galán
Regan: María Sanz
Gloucester: Raúl Vera
Cordelia: Elena Aliaga
Goneril: Silvia Garzón
Bufón: Lidia Mauduit
Edgar: José Ángel Moreno
Edmund: Javi Domínguez
Oswald: Elena Aliaga
Albany: Raúl Vera
Corwnall: Joaquín Galán
Rey de Francia: José Ángel Moreno
Kent : Joaquín Galán
Regan: María Sanz
Gloucester: Raúl Vera
Cordelia: Elena Aliaga
Goneril: Silvia Garzón
Bufón: Lidia Mauduit
Edgar: José Ángel Moreno
Edmund: Javi Domínguez
Oswald: Elena Aliaga
Albany: Raúl Vera
Corwnall: Joaquín Galán
Rey de Francia: José Ángel Moreno
Espacio
Escénico: Ricardo Iniesta
Composición Musical: Luis Navarro
Dirección Coral: Marga Reyes y Lidia Mauduit
Vestuario: Carmen de Giles y Flores de Giles
Maquillaje, peluquería
y estilismo: Manolo Cortés
Texturizado y acabado
escenografía: Ana Arteaga
Utilería y atrezzo: Sergio Bellido
Coordinación técnica: Alejandro Conesa
Coreografía: Juana Casado
Diseño de Luces: Alejandro Conesa
Espacio Sonoro: Emilio Morales
Ayudante de Dirección: Sario Téllez
Asistente de dirección: Rocío Costa
Videos: Félix Vázquez
Fotos: Luis Castilla
Distribución: Victoria Villalta
Producción: Paz L. Millón
Administración: Rocío Reyes
Composición Musical: Luis Navarro
Dirección Coral: Marga Reyes y Lidia Mauduit
Vestuario: Carmen de Giles y Flores de Giles
Maquillaje, peluquería
y estilismo: Manolo Cortés
Texturizado y acabado
escenografía: Ana Arteaga
Utilería y atrezzo: Sergio Bellido
Coordinación técnica: Alejandro Conesa
Coreografía: Juana Casado
Diseño de Luces: Alejandro Conesa
Espacio Sonoro: Emilio Morales
Ayudante de Dirección: Sario Téllez
Asistente de dirección: Rocío Costa
Videos: Félix Vázquez
Fotos: Luis Castilla
Distribución: Victoria Villalta
Producción: Paz L. Millón
Administración: Rocío Reyes
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