Julia Sáez-Angulo
25/10/20.- Madrid.- Terminamos ya el año del centenario Galdós, cuando el historiador africanista, Víctor Morales Lezcano nos ofrece un interesante ensayo titulado Incursión norteafricana de Pérez Galdós. Descifrando “Aita Tettauen”, publicado por la editorial Diwan, en el que se pone de manifiesto el carácter pionero de un Episodio Nacional del escritor, que abrió una senda marroquista en la novela histórica española que se cultivó en el siglo XX, con nombres señeros como Ernesto Giménez Caballero, Ramón J. Sender, Arturo Barea, Ángel Vázquez, Juan Goytisolo y en la actualidad, María Dueñas. El apéndice documental que Morales Lezcano añade a su ensayo es muy oportuno.
Una soberbia escultura de Victorio Macho para el monumento a Galdós para Las Palmas de Gran Canaria se muestra en la portada. En el interior algunas imágenes en blanco y negro de grabados de antiguas portadas o ilustraciones de libros galdosianos.
El ensayo del profesor Morales se abre con una cita de María Zambrano: “Galdós, el descubridor del secreto de la íntima estructura de España” y el índice recoge apartados como: La incubación de un episodio nacional sui generis; Un cronista romántico en el fragor de una guerra colonial; Un náufrago literario encuentra a un informante providencial; El “salto” a la otra orilla de Gibraltar consuma la incursión marroquista de Pérez Galdós, y, Se advierte que los preparativos están ahora dispuestos para contar con un Episodio Nacional.
Al igual que don Benito Pérez Galdós, Víctor Morales Lezcano es canario-madrileño-santanderino, me explico: nació en Canarias, reside en Madrid y veranea en Santander. Precisamente en esta última ciudad cantábrica, donde Galdós mandó construir el palacete de San Quintín -tristemente demolido en su día- fue donde el historiador decidió escribir el ensayo Incursión norteafricana de Pérez Galdós. Descifrando “Aita Tettauen”.
“No puede extrañar que Galdós consagrara un Episodio en la cuarta serie al conflicto armado habido entre España y Marruecos durante 1859-60. Un conflicto que ha pasado a la nomenclatura historiográfica de España como Guerra de África. Parece que Galdós obedece a este peculiar episodio a una superviviente tradición literaria de raíz mudéjar, percepción que Juan Goytisolo captó en “Vicisitudes del mudejarismo: Juan Ruiz, Cervantes, Galdós”, escribe el profesor Morales Lezcano en el prólogo.
Un mudejarismo que entra en la literatura española desde la Baja Edad Media hasta el XIX, y que ha dado obra como las Cartas Marruecas de José Cadalso en el XVIII o Alfonso de la Serna en Al sur de Tarifa y que continuó Galdós con su novela Aita Tettauen.
Pérez Galdós está siendo reconocido y ensalzado como bien merece en este centenario de su muerte y el aspecto norteafricano de su escritura no podía quedar fuera. El profesor Morales Lezcano lo ha hecho muy oportunamente como historiador, con un título de la rica bibliografía galdosiana como es el libro de Aita Tettauen, no de los más conocidos y difícil de retener por muchos. África del Norte, nuestro territorio vecino y en especial Marruecos ha sido motivo de nuestra historia reciente por proximidad y diferencias, según los momentos; “vecindad azarosa”, lo denomina Goytisolo. El escritor canario-madrileño-santanderino Galdós no lo olvidó, máxime la cercanía del asunto a su vida y su viaje al norte de África invitado por sefarditas, creando con Aita Tettauen una cabeza de fila de una narrativa que habría de enriquecer el conocimiento norteafricano y la narrativa española.
El autor del ensayo, profesor Morales Lezcano, nos sitúa históricamente: “Corrían las últimas semanas del verano de 1904 cuando Benito Pérez Galdós (1843-1920), su entorno familiar y parte de la servidumbre que atendía la residencia del novelista en Santander -situada enfrente de la península de la Magdalena- iniciaron los preparativos para el regreso a Madrid (…) Dos años antes, Galdós había comenzado la redacción de la cuarta serie de los Episodios Nacionales…
El argumento de Aita Tettauen tiene como protagonista al español Santiuste, que entre sus avatares bélicos norteafricanos llega a enamorarse de una sefardita en Marruecos. Galdós termina el libro con un soliloquio del mismo. “Como si un anhelo de superación lo guiara a un inicio de su conversión al sacerdocio laico. Al terminar la lectura del Episodio, le toca al lector preguntarse hacia donde se dirige Santiuste; pero, por lo pronto, le quedará claro que el personaje central de la obra se encamina con entrega al credo de la paz y al repudio de la guerra entre los pueblos y países del universo mundo”, nos advierte el profesor Morales. La misma posición pacífica que adoptó Pío Baroja en sus escritos sobre el norte de África y España, otro autor y otro aspecto que queda por estudiar en un futuro.
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