viernes, 12 de marzo de 2021

William Clapier: Libro “Qué espiritualidad para el siglo XXI”, publicado por la editorial PPC





Julia Sáez-Angulo

12/3/21.- Madrid.- “El siglo XXI será religioso o no lo será”, según se atribuye a André Malraux esta afirmación. Antropológicamente, el hombre ha sido religioso desde sus inicios, por eso, aquel aserto marxismo de que “la religión es el opio del pueblo”, va contra la antropología, entendiendo la religión como un pensamiento trascendente de liberación y de entrega a Dios y a los otros, sin confundirlo con fanatismos exterminadores de fundamentalistas en las ideas, incluidas las políticas. 

    El nacionalismo como religión es también excluyente, supremacista y exterminador, véase al nazismo y su experiencia. Las ideologías totalitarias como revolución y redención de los hombres, también lo son; véase si no el Gulag, los 50 millones de hombres masacrados en Siberia por el comunismo de la URSS u otros comunismos revolucionarios en Asia e Hispanoamérica. Matar en nombre de una ideología o de un Dios, nada tiene que ver con la religión ni con la espiritualidad, sino con el fanatismo.

    Dicho esto, el libro “Qué espiritualidad para el siglo XXI” de William Clapier, publicado por la editorial PPC habla de hecho religioso y espiritual que está en pleno resurgimiento. El diálogo religioso basado en la creencia y el respeto al mismo tiempo es una de sus propuestas.

    El Papa Benedicto XVI dejó dicho que él veía el cristianismo del futuro en una sociedad con menos creyentes, pero más auténticos y comprometidos, que darían lugar a un hermoso panorama de fe. “Cristo es demasiado grande para ser reducido al Nuevo Testamento”, afirma Henri Le Saux y se recoge en el libro que nos ocupa.

    William Clapier es actualmente educador en una escuela de Nimes (Francia), después de haber sido durante veintitrés años religioso carmelita. Ha publicado numerosos artículos y obras sobre Teresa de Lixieu. Comprometido en el diálogo interreligioso, anima un taller de meditación y un grupo inspirado por la espiritualidad del ashram Shantivanam, cofundado en la India por Henri Le Saux y Jules Monchanim.


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