sábado, 30 de diciembre de 2023

In memoriam Jacques Delors



30.12.2023 Madrid.

Por Víctor Morales Lezcano

No existe infamia mayor que la de calumniar a una persona y, probablemente, sea una miserable ingratitud no reconocer la excelencia, o cuanto menos, la distinción, de quien haya contribuido notoriamente a causas públicas relevantes. Esta disquisición viene inspirada por el reciente fallecimiento de Jacques Delors (1925-2023).
    Delors fue una figura política consistente, a lo largo de la trayectoria europea que va desde la segunda posguerra del siglo XX hasta, prácticamente, la firma del Tratado de Maastricht en 1992. O sea, durante un período histórico en el que destacaron sobremanera los presidentes de la República Francesa F. Mitterrand y H. Kohl en la República Federal de Alemania, primero, y luego cuando se produjo la reunificación de las dos Alemanias en 1990. Fue solo entonces cuando ya se habían ido cicatrizando las heridas continentales causadas por la nefasta Segunda Guerra Mundial.
    Jacques Delors, no se olvide, fue una personalidad clave para entender el ulterior progreso de la Unión Europea, no exento de algún que otro estancamiento, cuando no aquejado de ciertas crisis de crecimiento institucional.
    La experiencia de Jacques Delors en cuanto cabal economista dentro del seno del Banco de Francia primero y su posterior inmersión política en el Partido Socialista, liderado por F. Mitterrand, fundamentarían, naturalmente, su fecunda trayectoria continental y las directrices unionistas a la cabeza de la Comisión Europea. Delors fue, en puridad, un responsable alentador de sendas reformas estructurales que fortificaron tanto los sectores financieros como los agrícolas de la CEE, luego UE. Y “last but not least” fue el fautor del “principio” de votación cualificada en el seno de los miembros integrantes de la Comisión. Delors tampoco fue ajeno a la aprobación del llamado Single European Act (SEA), además de impulsor del proyecto universitario intercontinental llamado Erasmus, programa que el signatario de esta columna conoció en su condición de profesor de estudios norteafricanos en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Corrían entonces los años en torno al bienio 1993-94.
    En coyunturas políticas cargadas de múltiples trapacerías encubiertas, o incluso, a ojos vistas, como ocurre con las que se sufren actualmente en casi toda Europa, el hecho de que Delors renunciara a ser elegido candidato a la presidencia de la República Francesa, luego de diez años en la cúspide de la Comisión, nos transmite un estilo de práctica política al servicio de la ciudadanía, propia de varios líderes ejemplares, casi inexistentes en la Europa de hoy.
Por lo que se acaba de esbozar en estas líneas, puede entenderse el reconocimiento elogioso de la estela que ha dejado Jacques Delors en la ardua tarea que supone gestar y, frecuentemente, revitalizar la Unión Europea. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Brillante artículo, del profesor Morales Lezcano, de un político de los que, desgraciadamente, hoy carecemos. C.S.T.