domingo, 12 de mayo de 2024

PATRICIA LARREA Y ANTONIO DE LA CUERDA. Reunión "Nexos" en honor a Trujillo (Cáceres), con arte, amistad y ceviche ecuatoriano

Patricia Larrea, junto a su escultura “Paz atrapada, paz liberada”
Susana, Adriana y Julia, junto a la escultora Patricia Larrea y su obra



Julia Sáez-Angulo
Fotos: Luis Magán y Adriana Zapisek

12/5/24.- Madrid.- La escultora Patricia Larrea y su esposo Antonio de la Cuerda han querido reunir a los amigos, artistas y críticos de arte para rememorar la exposición “Nexos”, que se inauguró en Trujillo-Cáceres, en la que ella participa, junto a otros artistas, en una muestra comisariada por la peruana Socorro MoraC. "Nexos" fue inaugurada el 5 de mayo, por Hernando de Orellana y Pizarro, presidente de la Fundación de los Pizarro. La exposición se ha clausurado hoy, 12 de mayo.
La casa jardín de los anfitriones, no lejos del río Manzanares, es acogedora siempre, pero en particular en estos días cálidos de primavera. Se dice: “Madrid: nueve meses de invierno y tres de infierno”. No es exacto, la primavera es corta, pero grata, y el prolongado otoño madrileño es siempre una delicia. Claro que, con el cambio climático, no sabemos a qué atenernos.
En la casa, vimos la nueva escultura vertical pintada en marcha de Patricia. Paz atrapada, paz liberada” es el título, en la que palomas, con lágrimas por un lado y sin lágrimas junto a manos, en el otro, es toda una metáfora de la situación actual y de la esperanza que se añade como sueño. “Pintura sobre hierro, acrílicos,  tintas   vidrio, acuarelas, rotuladores al agua con cúrcuma, óleo , lápiz,  grafito"…, explica Patricia.
    Quizás podamos ver la pieza en “Mínimo tamaño grande”, si se llega a realizarse en El Escorial o en Florencia, donde está invitada la artista ecuatoriana.
          El vidrio, a lo Murano, está presente en la obra artística de Patricia. Su bisutería en vidrio es de gran delicadeza.
        El jardín de la casa está precioso de plantas y flores. Las rosas espléndidas y las orquídeas, impecables. Patricia tiene "mano verde" y algunas amigas le llevan macetas, para que salve las plantas en decadencia.
La casa recibe habitualmente con un cóctel de cava, y zumo de pomelo rojo -a partes iguales-, especialidad de Antonio el anfitrión, cóctel que entona los aperitivos de queso curado con uvas moscatel, y patatas inglesas con humus de garbanzos. 
En el almuerzo, buffet, esperábamos el ceviche ecuatoriano anunciado por Patricia, esa deliciosa maceración en limón de marisco y tomates guinda, bien adobado y especiado.  “Más sabroso que el ceviche peruano, con diferencia”, al decir de la anfitriona ecuatoriana -chovinista ella. 
    Llegó después la ternera Strogonoff con setas trompeteras, esa rica receta rusa, que le enseñó Tania Malisson a Patricia. El arroz con pasas, cúrcuma, pipas de girasol y otras delicias, fue transmisión de su abuela. Las fuentes de ensaladas y verduras por doquier, desde canónigos con zanahoria rizada, a calabacín hilado, a modo de espaguetis, dos clases de tortilla, la española de patata bien cuajada y la oriental con verduras, obra de Cecilia Liao, artista china, afincada largos años en Madrid. 
Los postres fueron un desiderátum. Casi todo el mundo llevó postres, desde las tartas de queso de Luis Magán y Susana Arregui, a la tarta de cabello de ángel, hecha por Mercedes Ballesteros o la de Santiago, de Emilia de Dios. El anfitrión fue distribuyéndolas todas ellas en los platos de postre, junto a bolas de helado. El brindis final fue con licor de guindas rumano traído por Antonio Calderón y Auri.
    Echamos de menos a Carmen Valero, Marcos R. Salazar, Adolfo Asmat y Socorro Morac, que no pudieron venir.
                RECITAL DE POESÍA 
           Todos contentos y, tras breve sobremesa, un recital poético requerido, en tiempo  y forma, por la anfitriona a los invitados, para que llevaran poemas o poemarios y leer y disfrutar del arte más sublime de la literatura. Patricia abrió el recital con un poema sentido a la ciudad natal de Guayaquil, con evocación sentida a su madre. Cecilia nos leyó en su lengua china, que tradujo a continuación, fragmentos de los numerosos puntos del Tao, esa filosofía que invita al bienestar de cuerpo, mente y alma, para lograr la armonía. “El arte es un factor claro de ese bienestar requerido para el hombre”, concluyó. 
Patricia leyó de nuevo, un poema de Rubén Darío dedicado a Francisca Sánchez del Pozo, la mujer española del final de sus días, con la que no se casó, seguido del poema del dominicano Max Henríquez Ureña, que elogia al bardo nicaragüense del modernismo, el que renovó la lírica en español. Tomás Paredes apostilló, que Rubén Darío fue excelente en el verso alejandrino, pero no en el endecasílabo, pues no superó a Lope o Quevedo. Adriana Zapisek, porteña nacida en el barrio de Flores, como el Papa Francisco, leyó y entonó dos poemas llevados al tango, de Cacho Castaña y Homero Manzi. El pintor Ignacio Puras recitó, de improviso, un poema de Julia Sáez-Angulo y, a petición de Tomás Paredes, el poema “La lluvia” del excelente poeta cubano José Ángel Buesa:
           Acaso está lloviendo también en tu ventana;
Acaso esté lloviendo calladamente, así.
Y mientras anochece de pronto la mañana,
yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí.

Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo,
sintiendo que despierta tu ternura de ayer.
Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo,
y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover.

Se debatió sobre poesía y poetas. Se recordó la gran biblioteca de veinticinco mil volúmenes de poesía de Tomás Paredes, una joya nacional. Su mujer, Emilia de Dios, le trae libros de poetas en versión original, cuando viaja al extranjero. Al crítico de arte le gusta cotejar el original con la traducción. Ya se sabe aquello de “traduttore, traditore”. El debate se anima con las intervenciones de la pintora alemana Klaudia Neuhard, también afincada en España. Se evoca la profunda poesía de Carmen Pallarés, y se recuerda el salón de los poetas en Buenos Aires, con una buena representación de bustos y estatuas de bardos de todo el mundo. Antonio Calderón y Tomás Paredes recuerdan al valioso poeta rumano Lucien BlagaAntonio de la Cuerda aventura el “soneto me manda hacer Violante”… Lola Rodríguez  y Auriestela, escuchan silenciosas.
La casa de Patricia y Antonio siempre ha sido muy literaria y artística, por ella han pasado numerosos vates, que les han dedicado versos, como Luis López Anglada, Ángel González, Carlos Murciano y otros. En sus paredes, obras de Oswaldo Guayasamín, el pintor ecuatoriano que también frecuentaba la casa del Manzanares, cuando viajaba a Madrid. Algunos de los artistas iberoamericanos, se alojaron en el estudio de Patricia. La casa tiene mucha historia. Los presentes firmamos el libro de visitas, para dejar constancia.

    Mas información

Magán, Susana y Julia junto a Patricia y su escultura pintada
Los anfitriones, Patricia y Antonio, antes de comenzar el buffet
Primer brindis en el aperitivo
En el comedor, con la colección de arte en las paredes
Susana Arregui y Patricia sirviendo ceviche
Comida-buffet. Ignacio Puras, Mercedes Ballesteros, Emilia de Dios y Pablo Reviriego
Postre de numerosas tartas
Antonio Calderón y Luis Magán
Foto de grupo con los anfitriones Patricia y Antonio

Lectura de Rubén Darío por Patricia Larrea
Un brindis de despedida

5 comentarios:

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...


José Miguel Martinez : Muchas gracias. Nos traes buenos recuerdos de nuestros queridos amigos y magnánimos anfitriones Patricia y Antonio.
Nuestras felicitaciones por tan excelente almuerzo y encuentro en ese coqueto palacete junto a la ribera del Manzanares, de grandes críticos y artist@s. Romseneí.

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

Fantástica nota, me encantó porque es un fiel reflejo de la realidad vivida ayer.ADRIANA ZAPISEK

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

Me encantó tu descripción poética del almuerzo de ayer. La verdad es q la pasamos genial !!! A.

Anónimo dijo...

No me queda claro donde se puede ver esta preciosa exposición. Es en Trujillo, o es en Madrid? Un saludo y gracias

Raúl dijo...

Queridos amigos
todas las palabras serán pocas para elogiar esa reunión. Me cuento espiritualmente allí, como un mesero atendiéndolos a ustedes.
Bienaventurada mesa,
bienaventurada casa,
que ha dado albergue a las artes
y a esa muy noble dama
Doña Poesía llamada.

¡Gran rincón del gran Imperio Español allí se formó!

Nuevos saludos,
Raúl