sábado, 28 de septiembre de 2024

El pertinaz fatalismo de los noticiarios




Víctor Morales Lezcano
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         Hace unos pocos años, el autor de estas líneas redactó un breve ensayo, al que bautizó con el título desalentador “Desventuras de Europa en tiempos revueltos, 1917-2017”.  Hubo quizá más de un lector que, al leer en su momento este ensayo, pensara de inmediato en las dos guerras mundiales que abatieron Europa en el siglo XX, obedeciendo al principio de la difusión automática de la conflictividad desde que se desencadenaron las primeras hostilidades en agosto de 1914 y en septiembre de 1939 hasta involucrar en ambos “casus belli” a múltiples Estados e, incluso, continentes.
          El período acotado entre 1917-2017 es lícitamente caracterizable como un siglo de desventuras para muchos países y para los millones de víctimas de sus respectivas poblaciones, ya fuesen aquellas víctimas miembros de las fuerzas armadas, población civil sedentaria o errática, niños o ancianos, “e così via”, por utilizar la conocida locución italiana. 
      Ha venido a resultar inquietante, sin embargo, el hecho de que, a partir del transcurso de los últimos diez años (2014-2024), hubo quienes creyeron que el final de la sedicente Guerra Fría (que Washington y Moscú, primordialmente, desataron con despecho en la segunda posguerra) había alcanzado su cénit y que, consecuentemente, procedía emprender una nueva era universal plena de paz y progreso, garantizados ambos para siempre en toda la esfera terrestre. Es decir, a escala global, como se cacarearía pronto en los múltiples medios de información y de presuntos análisis de todos los temas propios de los nuevos tiempos. 
       La equivocación de aquel diagnóstico de marras viene siendo patente hasta ahora. Para corroborar que hubo un equívoco de solemnidad no es necesario, incluso, retroceder, por poner un par de ejemplos, a la lectura del “New York Times” en su momento (17 de septiembre de 2018), planteando cosas como esta: “Is Democracy doomed?”; o bien años después, véase el caso de “El País” al proclamar con todo desenfado (3 de marzo de 2024): “Europa se prepara ya para un escenario de guerra”.
      Una oleada, más que una ráfaga, de cansinos augurios, viene, pues, anunciándonos otra vez que posibles desventuras (admítase el eufemismo) aguardan no solo a la especie humana, sino a todas las especies que habitan nuestro maltratado planeta.
     Como se convino en el Foro que organizó el Real Instituto Elcano sobre “Terrorismo global”, en noviembre de 2023, habría que contraponerse, con sólida reflexión y determinante ejercicio de conllevanza, a la oleada de los cansinos augurios que nos atosigan sin cesar desde hace una década, y evitar que la huella tenebrosa del pasado se cierna sobre el tiempo presente, que nos está tocando sobrevivir. 

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