Jorge Xavier-Morato
Paisajes urbanos de España y Portugal
Galería EME4
Diciembre 2009
Julia Sáez-Angulo
El artista portugués Jorge Xavier-Morato, residente en España desde hace cuatro décadas, ha dado una vuelta de tuerca a su lenguaje pictórico y ha entrado en una etapa de figuración más suelta y desdibujada. Trazo más espontáneo. Más y mejor pintura.
Su condición de urbanita, le lleva a flanear y contemplar con ojos de artista el paisaje urbano de las ciudades que rigen su vida: Madrid, Lisboa, Ayamonte… o de las que visita como viajero más que turista: Toledo, Sevilla, Cáceres, Cuenca, Oporto, Obidos, Cascaes, Sintra, Venecia… El pintor mira y se recrea en las vedutte o los monumentos, toma apuntes y fotografías para trabajar después en su estudio con la calma y atención que requiere la pintura.
Bellos nocturnos de Lisboa y Oporto
El tema, para estar bien resuelto, requiere la inteligencia del artista: aplicación del color, composición adecuada, exploración de ritmos…Xavier-Morato tiene una pintura luminosa, de cromatismo animado incluso a la hora de representar bellos nocturnos como los de Lisboa u Oporto. Es una pintura de tonalidades alegres, a veces encendidas en rojos y otras reposadas en los fríos azules de las marinas.
Lo más singular de esta última etapa del artista es la gran soltura del trazo para interpretar, aparentemente en un gesto de apunte, el trasunto pictórico del cuadro. Una caligrafía mínima de pigmento, aplicado con el pincel, sirve para expresar una sugerencia del tema, más elocuente que la fría línea de las formas rotundas. El paisajista reproduce la esencia del original contemplado. En suma, la nueva manera de hacer de Jorge Xavier-Morato refleja la rápida conexión entre la mirada del autor y el paisaje urbano. La maestría del pintor.
El artista portugués Jorge Xavier-Morato, residente en España desde hace cuatro décadas, ha dado una vuelta de tuerca a su lenguaje pictórico y ha entrado en una etapa de figuración más suelta y desdibujada. Trazo más espontáneo. Más y mejor pintura.
Su condición de urbanita, le lleva a flanear y contemplar con ojos de artista el paisaje urbano de las ciudades que rigen su vida: Madrid, Lisboa, Ayamonte… o de las que visita como viajero más que turista: Toledo, Sevilla, Cáceres, Cuenca, Oporto, Obidos, Cascaes, Sintra, Venecia… El pintor mira y se recrea en las vedutte o los monumentos, toma apuntes y fotografías para trabajar después en su estudio con la calma y atención que requiere la pintura.
Bellos nocturnos de Lisboa y Oporto
El tema, para estar bien resuelto, requiere la inteligencia del artista: aplicación del color, composición adecuada, exploración de ritmos…Xavier-Morato tiene una pintura luminosa, de cromatismo animado incluso a la hora de representar bellos nocturnos como los de Lisboa u Oporto. Es una pintura de tonalidades alegres, a veces encendidas en rojos y otras reposadas en los fríos azules de las marinas.
Lo más singular de esta última etapa del artista es la gran soltura del trazo para interpretar, aparentemente en un gesto de apunte, el trasunto pictórico del cuadro. Una caligrafía mínima de pigmento, aplicado con el pincel, sirve para expresar una sugerencia del tema, más elocuente que la fría línea de las formas rotundas. El paisajista reproduce la esencia del original contemplado. En suma, la nueva manera de hacer de Jorge Xavier-Morato refleja la rápida conexión entre la mirada del autor y el paisaje urbano. La maestría del pintor.
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