"Barro con luz"
El sacerdote en la literatura.
Antología; Autor: J.José Alviar
Editorial Rialp; Madrid 2010
Julia Sáez-Angulo
23.07.10.- Madrid.- El sacerdote, el cura de almas, es protagonista principal o personaje secundario en la narrativa de la cristiandad, porque su presencia ha sido importante n la vida de los hombres. Desde los relatos de los mártires a hoy, el cura es alguien que cuenta en la vida de muchos hombres que viven la vida sacramental.
J.José Alviar lo ha tomado de las novelas más recientes y nos ofrece una selección muy hermosa para comprender el enfoque de los autores del XI y el XX.
Los autores seleccionados son: Victor Hugo en su novela “Los Miserables”; Alessandro Manzoni en “Los novios”; G.K. Chesterton, en “El candor del Padre Brown”; Lucy Maud Montgomery, en “Emily, la de la luna nueva”; Willa Cather, en “la muerte llama al arzobispo”; Georges Bernanos, en “Diario de un cura rural”; Graham Greene, en “El poder y la gloria”; A. J. Cronin, en “Las llaves del Reino”; Giovanni Guareschi en “Don Camilo. Un mundo pequeño”; Ray Bradbury, en “Mucho después de medianoche” y José Luis Olaizola, en “Diario de un cura urbano”.
El autor, J. José Alviar es un ingeniero químico que se ordenó sacerdote y que ha escritos varios textos de Teología, disciplina que imparte en la Universidad de Navarra, pero en este libro ha querido hacer incursiones en la literatura para ofrece las impresiones de su lecturas y los pasajes que más le han interesado.
“Los relatos sobre sacerdotes que parecen grabarse más fácilmente en la memoria (al menos así ocurre en mi caso) no son los que pintan al sacerdote como un superhombre –que actúa sin dudar y sin errar, como si fuera un ser por encima del común de los mortales-; tampoco los que lo muestran como un ser vil, pervertido o despreciable; muy por debajo de la dignidad humana, sino más bien aquellos que dibujan una persona corriente que, casi a pesar de sí misma, procura servir a Dios y al prójimo”, explica el autor en la introducción.
Son seres y personajes de carne y hueso
“El curita bajo, rechoncho, miope y manso que es el padre Brrown de Chesterton; el cura alto, fornido, irascible y sin pelos en la lengua que es Don Camilo de Guareschi; y el enfermizo párroco de Ambricourt, de Bernanos tienen en común algo profundo: ser personajes de carne y hueso”- continua Alviar.
“El “Padre Whisky” de Greene; el Fray Cristóforo –homicida convertido en fraile- de Manzoni; el cura goloso de chocolate de Bradbury, también tienen algo profundo en común: tener un pasad y presente al igual que los demás seres humanos, marcados por la debilidad”
“El padre Chisholm de Cronin –frustrado en muchos de sus proyectos pastorales- y el padre Lorenzo de Olaizola –dubitativo en sus primeros pasos com vicario de una parroquia urbana- también tienen algo profundo compartido: “el don de la fabilidad” tan propio de los humanos”.
En suma, un libro ameno que nos permite hacer comparaciones de curas, de personajes literarios tan diferentes en circunstancias tan distintas. Un libro que se lee con amenidad y que informa de los distintos enfoques del cura por grandes autores de la literatura reciente.
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