Lucrecio Oteiza
“Método PyR; pegar y rasgar”
Galería esga dá
Duque de Alba, 15, Escal. Dcha. 2º 6
Madrid Del 19 de noviembre al 7 de enero de 2011
Julia Sáez-Angulo
Después de su serie pictórica sobre reinvenciones de las grandes obras de los viejos maestros en la galería Ra del Rey, Lucrecio Oteiza (Pamplona, Navarra, 1948) expone una nueva serie titulada “Método PyR; pegar y rasgar” en la que el papel colado y rasgado cobra protagonismo sobre la pintura, que el artista utiliza puntualmente.
Ha sido un proceso largo de investigación, en el que el autor ha experimentado con los papeles de periódico, en primer lugar, y de colores lisos, en segundo, para utilizar sus calidades expresivas y plásticas como materiales que pueden convivir solos o asociados a la pintura.
Primero fue el rasgado de los papeles y después el encolado, hasta que invirtió el proceso porque el resultado era más satisfactorio. Lucrecio Oteiza coloca hasta cinco y seis capas de distintos papeles, casi siempre armonizando los colores puros –rojo, azul y amarillo- para después en una operación de rasgado y azar, encontrar unos resultados plásticos asombrosos para el mismo autor.
El artista navarro residente en Madrid entra en la dinámica de los autores que quiere cuestionar la obra de arte y se interesa por los graffitis, como ejecuciones plásticas casuales a las que se les aplica el rigor de los elementos climáticos, las nueva intervenciones, en definitiva: el tiempo. “El tiempo también pinta” decía Goya. L. Oteiza lo corrobora desde otros parámetros.
Los periódicos, revistas, carteles, anuncios, fotografías... un material espléndido para combinar, a veces de modo más controlado, como sucede en el caso de las imágenes de diarios y revistas sobre los niños huérfanos exiliados de las guerras. El resultado tras el encolado y rasgado es sugerente y dramático. Algo similar ocurre con las fotografías de los astronautas.
Manipulaciones cromáticas
El pegado y el rasgado va más allá del simple collage, pues en el PyR no aparece el recortable sino la fragmentación más misteriosa y sutil. Si algunos procesos no convencen del todo al artista, entra su acción pictórica con pincel o espátula y completa con franjas o manchas cromáticas puntuales el cuadro.
Oteiza trabaja siempre sobre el formato cuadrado porque su pintura fluye hacia los extremos y no desea dar mayor o menor protagonismo a parte alguna del cuadro. En grandes formatos ha resuelto una serie denominada “Paredes” a modo de fragmentos de muros urbanos, en sintonía con el “nouveau realime” francés, con Hains como exponente del mismo.
Al final el proceso PyR terminó en un RyP, rasgar y pegar, opuesto, cuyo resultado es la mezcla de fragmentos de papel con la pintura líquida, de efectos más suaves y ornamentales en los cuadros.
En su deseo de cuestionar y compartir la autoría de esta vía artística, Lucrecia Oteiza ha querido colocar un gran panel en el centro de Madrid para invitar a graffiteros o transeúntes a manipularlo durante un año, también bajo lluvias y vientos. Se ha encontrado con el muro imposible de la burocracia municipal, por eso ahora lo está intentando en Bilbao, seguramente más acogedor de la experiencia de actuación artística común.
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