“Mi vida en España 1916 - 1936”
Carmen de Zulueta
Plataforma Editorial
Barcelona, 2011 (174 pags)
Julia Sáez-Angulo
Cualquier día veremos su vida en una película. Carmen de Zulueta (Madrid, 1916 – Nueva York, 2010) es una de las mujeres españolas de la primera mitad del siglo XX, que tuvo preparación universitaria y sostuvo inquietudes sociales y políticas que la guerra civil española de 1936 -39 truncó y la convirtió en exiliada. El libro “Mi vida en España 1916 – 1936 constituyen unas memorias de sus 30 primeros años en su país.
El libro, que se ha presentado en la Residencia de Estudiantes de Madrid, acoge los encuentros o relaciones de Carmen de Zulueta con personajes como María Zambrano, Manuel de Cossío, Julián Besteiro, Miguel de Unamuno o Eduardo Marquina.
La autora cuenta sus primeros viajes y veraneos en el primer cuarto del siglo pasado, la pasión de su padre por los libros y de su madre por las Misiones Pedagógicas, sus estudios, su vida en la capital de España, su llegada a la Universidad Central de Madrid para estudiar Filosofía y Letras... Una vida costumbrista y profunda al mismo tiempo, una atmósfera, unos recuerdos de infancia y juventud.
El estallido de la Guerra Civil, en Roma
El estallido del Alzamiento militar el 18 de julio de 1936 le sorprendió en Roma, donde su padre, Luís de Zulueta, que había sido ministro de la República, se encontraba como embajador ante la Santa Sede. Después seguiría un exilio que pasó por Francia, Inglaterra, Colombia, Brasil y Estados Unidos de América. En este último país fue profesora en diferentes Colleges, al tiempo que escribía diferentes libros.
Entre los títulos más característicos se encuentran: Caminos de España y América, Cien años de educación de la mujer española (una generación muy preocupada por la situación de la condición femenina), Compañeros de paseo y la España que pudo ser. También editó las “Cartas desde la prisión de Julián Besteiro”, ya que era su tío y tuvo acceso a las mismas.
El libro se lee con facilidad y contiene un índice onomástico que facilita la búsqueda. El periodista Alfonso Armada escribe un epílogo titulado “La viajera interior en el que dice: “El viaje de Carmen de Zulueta acabó súbitamente en Maniatan este año de 2010, sin poder despedirse, aunque de alguna manera ya lo había empezado a hacer a lo argo de las páginas de este que será su libro póstumo”.
“Cuando yo la conocí, casi recién llegado a Maniatan para trabajar de corresponsal del diario “ABC”, me deslumbró por su memoria y por su afabilidad, sobre todo cuando en una conferencia en el Instituto Cervantes se pintó a sí misma como “una niña republicana con trenzas”. Era un tipo de española insólita, un cultivo que la Guerra Civil echó a perder en la piel de toro salvo raras excepciones”, añade Armada.
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El estallido del Alzamiento militar el 18 de julio de 1936 le sorprendió en Roma, donde su padre, Luís de Zulueta, que había sido ministro de la República, se encontraba como embajador ante la Santa Sede. Después seguiría un exilio que pasó por Francia, Inglaterra, Colombia, Brasil y Estados Unidos de América. En este último país fue profesora en diferentes Colleges, al tiempo que escribía diferentes libros.
Entre los títulos más característicos se encuentran: Caminos de España y América, Cien años de educación de la mujer española (una generación muy preocupada por la situación de la condición femenina), Compañeros de paseo y la España que pudo ser. También editó las “Cartas desde la prisión de Julián Besteiro”, ya que era su tío y tuvo acceso a las mismas.
El libro se lee con facilidad y contiene un índice onomástico que facilita la búsqueda. El periodista Alfonso Armada escribe un epílogo titulado “La viajera interior en el que dice: “El viaje de Carmen de Zulueta acabó súbitamente en Maniatan este año de 2010, sin poder despedirse, aunque de alguna manera ya lo había empezado a hacer a lo argo de las páginas de este que será su libro póstumo”.
“Cuando yo la conocí, casi recién llegado a Maniatan para trabajar de corresponsal del diario “ABC”, me deslumbró por su memoria y por su afabilidad, sobre todo cuando en una conferencia en el Instituto Cervantes se pintó a sí misma como “una niña republicana con trenzas”. Era un tipo de española insólita, un cultivo que la Guerra Civil echó a perder en la piel de toro salvo raras excepciones”, añade Armada.
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