Trasparente, Linda de Sousa
Vida ausente, Linda de Sousa
M. Dolores Gallardo López
Mujeres de éxito
No hace mucho el periódico The Sunday Times -uno de los pocos, que, pese a la actual crisis que atraviesan todos los periódicos en formato de papel, aumenta sus ventas- incluía un peculiar listado: el de las 35 mujeres de Reino Unido menores de 35 años que destacan en el mundo de los negocios. Tener menos de 35 años y destacar en el mundo de los negocios, si ya es difícil para un hombre, para una mujer es infinitamente más.
Entre las 35 nominadas había banqueras, consultoras, empresarias del mundo de la comunicación y de Internet, y alguna abogada. Algunas de esas mujeres dirigen sus propios negocios. El artículo indicaba que muchas de ellas a lo largo de su carrera habían cambiado de empresa e incluso de sector de trabajo: son mujeres valientes, que se arriesgan.
Pese a la edad que tenían, curiosamente, no se mencionaba la situación personal privada de ellas, a este respecto sólo se indicaba que una estaba embarazada. ¿Casualidad?
Los inconvenientes que a lo largo del tiempo una mujer ha tenido que vencer, no ya para triunfar, sino para desarrollar una carrera profesional han sido y siguen siendo mucho mayores que los que encuentran los hombres. Además en numerosísimos casos, aún hoy día, sigue conllevando la renuncia a la vida familiar.
Pero al menos la puerta se ha ido entreabriendo y por esa pequeña abertura se van introduciendo y caminando hacia el éxito profesional algunas esforzadas mujeres: hace años si siquiera era imaginable.
La otra cara de la moneda a día de hoy
El 11 del pasado junio en la República Democrática del Congo las tropas de la milicia Mai Mai, entraban una vez más en una aldea llamada Nakiele. Todos los hombres de la localidad -menos cuatro, entre los que se encuentraban el jefe de la aldea y el médico- huyeron despavoridos a las montañas por temor a ser secuestrados y dejaron a las mujeres y niños en la población a merced de los militares. Hasta ahora en sus incursiones se habían contentado con llevarse el ganado, esta última venzo: vilolaron a121 mujeres.
Esas mujeres, tras ser violadas, ahora, según relata el periódico Mail and Guardian, se enfrentan al rechazo de sus maridos y al del resto de la población: las llaman "esposas de los soldados" y las acusan de portar enfermedades, como sida. Son casos espeluznantes: una de las víctimas, una chica de 19 años dice "Mi esposo se niega a compartir la cama conmigo. Duermo en el suelo. Tampoco come la comida que cocino, sólo la que hacen mis hermanas para él". Otra joven, de 20 años, confesó a su marido, que acababa de bajar de la montaña, que habían abusado de ella. "Me dijo que ahora soy la esposa de un soldado y que me marchará de la casa".
Desde la fatídica noche del 11 de junio ya hay 12 esposas que han tenido que salir de sus casas, sin tener un lugar donde ir. La violación se considera un tabú en el país. De hecho, la mayoría de las víctimas no denuncia los abusos para evitar el rechazo de su entorno. Las ONG que trabajan en la zona calculan que hay decenas de miles de violaciones cometidas que quedan encubiertas.
Pese a la edad que tenían, curiosamente, no se mencionaba la situación personal privada de ellas, a este respecto sólo se indicaba que una estaba embarazada. ¿Casualidad?
Los inconvenientes que a lo largo del tiempo una mujer ha tenido que vencer, no ya para triunfar, sino para desarrollar una carrera profesional han sido y siguen siendo mucho mayores que los que encuentran los hombres. Además en numerosísimos casos, aún hoy día, sigue conllevando la renuncia a la vida familiar.
Pero al menos la puerta se ha ido entreabriendo y por esa pequeña abertura se van introduciendo y caminando hacia el éxito profesional algunas esforzadas mujeres: hace años si siquiera era imaginable.
La otra cara de la moneda a día de hoy
El 11 del pasado junio en la República Democrática del Congo las tropas de la milicia Mai Mai, entraban una vez más en una aldea llamada Nakiele. Todos los hombres de la localidad -menos cuatro, entre los que se encuentraban el jefe de la aldea y el médico- huyeron despavoridos a las montañas por temor a ser secuestrados y dejaron a las mujeres y niños en la población a merced de los militares. Hasta ahora en sus incursiones se habían contentado con llevarse el ganado, esta última venzo: vilolaron a121 mujeres.
Esas mujeres, tras ser violadas, ahora, según relata el periódico Mail and Guardian, se enfrentan al rechazo de sus maridos y al del resto de la población: las llaman "esposas de los soldados" y las acusan de portar enfermedades, como sida. Son casos espeluznantes: una de las víctimas, una chica de 19 años dice "Mi esposo se niega a compartir la cama conmigo. Duermo en el suelo. Tampoco come la comida que cocino, sólo la que hacen mis hermanas para él". Otra joven, de 20 años, confesó a su marido, que acababa de bajar de la montaña, que habían abusado de ella. "Me dijo que ahora soy la esposa de un soldado y que me marchará de la casa".
Desde la fatídica noche del 11 de junio ya hay 12 esposas que han tenido que salir de sus casas, sin tener un lugar donde ir. La violación se considera un tabú en el país. De hecho, la mayoría de las víctimas no denuncia los abusos para evitar el rechazo de su entorno. Las ONG que trabajan en la zona calculan que hay decenas de miles de violaciones cometidas que quedan encubiertas.
El jefe del poblado, uno de los cuatro hombres que se quedó en la localidad y no huyó a la montaña, ha reunido al grupo de ancianos para entre todos explicar a los hombres que pueden vivir con esas mujeres porque tuvieron relaciones sexuales contra su voluntad.
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