viernes, 9 de noviembre de 2012




Fermín J. Urbiola publica el libro “Palabra de Rey” en Espasa




Julia Sáez-Angulo

         Estando las cosas como están para la monarquía española, el escritor y periodista navarro Fermín J. Urbiola acaba de publicar su libro “Palabra de Rey, editado por Espasa. Tuvo una presentación de lujo con el presidente de las Cortes Españolas, Jesús Posada, número tres en el poder político, que habló del libro en Madrid.

         Urbiola, que actualmente dirige un gabinete de Comunicación para empresas y personas, ha escrito otros dos libros dedicados a personajes reales: “Nacida para reina. Fabiola, una española entre los belgas” y “La sonrisa que cautivó a España”, dedicado a la reina Sofía al cumplir sus 60 años, celebrados entre lágrimas por las críticas al libro que le hiciera Pilar Urbano.

La monarquía española no pasa por su mejor momento, frente a la inglesa, por ejemplo, que después del asunto Diana de Gales/Carlos de Inglaterra, ha sabido superarse por la Reina Isabel II, sobre todo en el último 60 aniversario de su reinado. En España los Reyes no celebraron sus bodas de oro (Atenas 1962porque no estaban los tiempos para fastos familiares. La Casa Real española se limitó a enviar un CD de fotos y a decir que no habría celebración.

Urbiola ha hecho un relato del Rey de España, que va de la legalidad a la legalidad, cumpliendo su palabra y su misión de llevar la democracia a los españoles desde una dictadura en la que él estuvo cerca de Franco, a una salida monárquica si n traumas, con su figura como poder compensador y conciliador.

Los discursos y mensajes a los españoles recogen su pensamiento, ideas y creencias como rey y se acogen en el libro. “Juan Carlos supo callar durante el régimen franquista, y liderar el cambio desde el inicio de su reinado en 1975”, se dice en el libro “Palabra de rey”, que a su vez reconoce la “inestimable colaboración de la reina, con su lealtad”.

Después de un prólogo, los capítulos recogen palabras textuales y entrecomilladas del monarca, que dan una cercanía de su figura, más allá de la imagen hierática de un rey distante.

Don Juan Carlos es nuestro Rey

Pese a sus defectos, queremos al rey porque es nuestro, el que de verdad enarbola la Corona de España tan necesaria para equilibrar un país centrífugo, pero nos gustaría que fuera más controlado y exigente en su vida privada, porque “un político no la tiene”, al decir del proverbio inglés y él es la primera Magistratura del Estado.

Nos gustaría un rey con más poder moderador antes de que sucedieran las cosas, como no sucedió o no lo hizo ante la inconveniente renovación de ciertos Estatutos de Autonomía, para así no dar la razón a Franco cuando hablaba de los “demonios familiares” que disgregan.

Querríamos un rey menos rico y más sobrio. Sus amigos ricos no siempre gustan y acaban por restarle prestigio y acaban laminarlos, según la habilidad clásica del borboneo. Incluidos algunos impresentables árabes del petróleo, de los que hay que huir aunque den comisiones.

El Rey de España es nuestra máxima institución y merece respeto y no esa broma sucia y macabra que le hicieron en la TV catalana. Pero el rey de España ha de saber ser leal a sus compromisos, incluidos los privados y matrimoniales. Un rey picaflores es patético, sobre todo ante las mujeres y esposas, la propia y las ajenas. “Nobleza obliga” y no debe caer en lo que Ortega y Gasset denunciaba: en España, la nobleza se desobliga. Él, don Juan Carlos, es Rey, pero no está por encima de nadie en el campo de la lealtad o fidelidad a los compromisos adquiridos.



        

         

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