jueves, 2 de mayo de 2013




Guillermo R. Mingorance,  Pintura figurativa cálida y encendida


         
Pintura de R. Mingorance

Julia Sáez-Angulo

         El pintor Guillermo R. Mingorance (Madrid, 1948) expone sus últimos trabajos pictóricos en el espacio cultural La Victoria de Madrid. El artista, con una trayectoria sólida en el circuito artístico, muestra su lenguaje acendrado en una figuración suelta en colores cálidos y encendidos.

         En el repertorio iconográfico de los cuadros presentados domina la figura humana casi siempre en grupos, a modo de escenas de género. Escenas domésticas, callejeras, cotidianas… donde la figura femenina es la más representada.

         Resultan curiosos los largos títulos que Guillermo R. Mingorance  otorga a las obras, más allá de los de Dalí: “Si ella es quien le atiende se siente complacido”; “La herramienta ordenador, les ayudará a descodificar el Gran Libro”, “En tiempos de sequía ella es quien mantiene viva la floresta” (un precioso cuadro, ya vendido), “Conversación ajena a la formidable región”…

Óleo de R. Mingorance

         Mención aparte merecen sus cuadros de paisajes, flores y floreros, con total ausencia de la figura humana, que resultan misteriosos y sugerentes, además de especialmente ornamentales. Algunos de ellos se acercan a la abstracción como “Seres humanos florificados por La Diosa Floragenia”, título como un gran cuento de fantasía o de ciencia ficción.

Otros títulos de interés: “Desde la sutileza en blancas, hasta las milenarias y, casi ocultas sanadoras” o “Notas de flores en las que predominan la esferoides”, ambas de mediano formato.

         El mundo oriental o de mujeres que se antojan orientales se percibe en la iconografía de mercados, zocos, rastrillos y objetos. “El rastillo informado de trueques y Pagos con monedas” es un cuadro soberbio de 146 x 146 cm., al óleo, pigmento sistemático y firme del pintor, que no se baja al acrílico por creerlo muy superior.

         En la pintura “Reflexiona sobre sus propios pensamientos proyectados” (100 x 100 cm.) es el magisterio de la estampa japonesa el que late detrás. Un cuadro cuadrado espléndido.

         R. Mingorance resulta en definitiva un poeta, que asume una pintura narrativa a la vez que plástica. Un poeta del que no está ausente el buen humor. Sus composiciones son siempre equilibradas y su colorido encendido en rojos, verdes y sutiles blancos o amarillos que dan luz.


         

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