L.M.A.
BENITO DE DIEGO GONZÁLEZ (Síntesis biográfica): Toledo, (España). 1934. Residente en Madrid. Licenciado en CC. Políticas y Económicas, (Universidad Central de Madrid) Y otros títulos profesionales. Ex Director del Cultura del Ayto. de Madrid; Miembro de Asociación de Escritores y Artistas Españoles; Academia Libre de Artes y Letras de San Antón, Ateneo de Madrid,
Asociación Prometeo de Poesía, Asociación Internacional de Críticos de Arte, Asociación Española de Críticos de Arte, Asociación Madrileña de Críticos de Arte, Director Sección de Arte de la Revista “La Nación”. Madrid.
Poemarios.
“Poemas de Hora Nona”. Colección “Academos”. ALDALSA. 2006.
“Poemas de Hora de Vísperas”. Inédito
Publicado en
Domus Didaci Blog
Revista “Arévacos”, Nº. 36. 2008
“Impresiones del Metro”, ALDALSA y Comunidad de Madrid. 2011
Antología de la “Poesía Actual”, Prometeo Digital. 2012.
Premios de Poesía
“Villa El Burgo de Osma”. 2003
“San Antón de las Letras”.2012
GAVIOTA
La luz al Sol acuesta
en los pliegues de las olas
brillos del mil espejos,
reflejos
de mariposas,
gavina, te posas
entre algarabía
que al atardecer inquieta.
Ingrávida.
Quieta.
Flecha.
resbalando en la luz sin pasión.
Belleza de avaro gesto,
lanzada por el viento
para robar al pescador
su presa.
Quimera:
Andar,
como tú sobre el agua.
Flamear,
en el firmamento.
Y soñar
que arrebatado del tiempo,
del suelo y del fuego
en lo más alto, gaviota,
descansar.
NO BASTA YA
No basta ya el amor para quererte:
Fragua apagada, mi forja,
ave del paraíso con las alas rotas
¿Por qué no estalla el volcán con su lava blanca?
Paloma, dulce ofrenda,
abierta en el altar de las vestales.
No basta ya el querer para amarte:
Manantial yerto
sin reflejo de Venus en la noche.
Como abismo de arena, un viento seco.
Tu mano no es testigo del dichoso trance:
Corazón helado
de un alma que me entra por el brillo de tus pupilas.
No basta ya querer quererte, amor:
Sequedad más que mística,
que se abate sobre una fuente de agua viva.
No resuena el temblor de las campanas,
ni late la sangre bajo la piel.
¿Dónde el anhelo de subir a la séptima morada?
No, no basta ya
si el cuerpo no persigue los delirios del alma.
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