JUANA PERICAS, diciembre 2013 |
Juana Pericás y Elisa Saéz Angulo tras recibir su diploma de la Tertulia Ilustrada |
M. DOLORES GALLARDO LÓPEZ
Hace unos días nos ha
dejado Juana Pericás, querida amiga.
Juana nació en la
hermosa isla de Mallorca en 1924, con la que siempre mantuvo un estrecho
contacto.
Fue una mujer
adelantada a su tiempo: dejando su hermosa isla, fue una de las primeras españolas que accedió
a la Universidad y, además, eligió una especialidad verdaderamente difícil y reservada casi en exclusiva a los varones: Filología
Clásica, que cursó en la Universidad de Barcelona.
Allí coincidió con el que había de ser uno de los
mejores lingüistas y latinistas de
España: Sebastián Mariner Bigorra (Villaplana 1923- Madrid 1988). Su amistad perduró en el tiempo hasta la inesperada
muerte de D. Sebastián, con él se incorporó a la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Complutense donde tuve la suerte de conocerla.
Juana era una mujer
fuerte, no podía ser de otra manera: la vida le deparó muy difíciles situaciones.
También era jovial, divertida, buenísima conversadora. Y muy buena cocinera: el
grupo de amigas de la Facultad, bastante más jóvenes
que ella, estábamos deseando que nos invitara a comer a
su casa, cosa que, indefectiblemente ha ocurrido, durante mas cuarenta años, con motivo de la Navidad -fiestas que
preparaba con auténtico esmero para deleite se su familia y amigos- y en algunas otras ocasiones.
Hasta el último día en que la ví, en la Clínica
San Rafael de Madrid, pocos días antes de su muerte, mantuvo su buen humor y nos
deleitó a los presentes con varios chistes.
Hace dos años, recién muerta su hija Mercedes, a fin de aliviar su dolor, Julia Sáez Angulo y yo la convencimos para que, en
homenaje a su hija muerta, publicara
unos cuentos que escribió en 1955, cuando nació Mercedes.
El protagonista de cada uno de los cuentos era una figura del hermoso Belén, herencia de su madre, que cada año ponía en
el cuarto de estar de su magnífica casa
madrileña.
Tenía los
cuentos mecanografiados en su momento y
guardados. Y Juana, con ochenta y siete años (87), tomó su ordenador y los pasó
ella solita al nuevo formato.
El pasado mes de diciembre Cuentos junto al Belén estaban
publicados y fueron presentados poco
antes de Navidad en la madrileña Tertulia
Ilustrada a la que solía asistir. Juana estuvo espléndida en su exposición.
También en esa Tertulia, hace unos
años, nos dio una magnífica y distendida
charla sobre tradiciones mallorquinas, que tan bien conocía.
Descansa en paz, inolvidable amiga.
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