jueves, 17 de julio de 2014

Ara Malikian, un violinista que llena de música la vida







Julia Sáez-Angulo

         Cotizado y admirado, el violinista Ara Malikian es capaz de llenar la vida de música con sus más de cuatrocientos conciertos al año. “Cuando algo se conoce y se ama no cuesta hacerlo”, explica el músico después de su concierto en La Rioja, tierra que ha visitado en diversas ocasiones.

         Delgado, ojos brillantes,  calmo y larga melena rizada, Ara Malikian (Beirut, 1968), de origen armenio y residente en Madrid desde hace quince años, ha heredado el pulso y la pasión por el violín de su padre desde temprana edad. Lo ha mamado y vivido desde su infancia.

         Con tatuaje abstracto en el antebrazo derecho y estilismo japonés Malikian guarda la calma. Entre sus álbumes publicados figuran: De la felicidad, Lejos, Concerto for Violín and Orchestra, Masquerade Suite y Manantial

         Violinista aplaudido internacionalmente, dice que “el público es más o menos igual en todas partes. Cuando van a un concierto, es porque aman la música”. Pero habrá un público más entendido en violín que otro… “Como decía Falla, lo importante no es que entiendan de música, sino que sientan la música y la amen. La música se disfruta”, añade Malikian.





Dos cosas universales: la música y la risa

         “Hay dos cosas que se disfrutan por igual en todo el mundo: la música y la risa. La música y el buen humor emanan del ser humano”, insiste el violinista libanés.

         Entre sus proyectos inmediatos figura un concierto con el bailarín Ángel Corella y diversos actuaciones en conciertos de música clásica durante siete años. Malikian ha intervenido también en conciertos flamencos y con guitarristas como José Luis Montón.

Visita el Líbano de vez en cuando para actuar y visitar a algunos familiares que todavía viven allí. Sus dos hermanas viven en París. Le gusta la música de Oriente Medio, rica en instrumentos –como el duduk- y en expresividad. “Es muy espiritual y la escucho con frecuencia en mi casa”



         A Malikian le interesa la docencia de la música “aunque no puedo ejercerla con continuidad en estos momentos, debido a que he de viajar por los diversos conciertos que tengo que atender, pero en un futuro, cuando sea mayor, seguramente enseñaré música. Ahora me falta tiempo”. 

Confiesa el violinista que le gusta enseñar particularmente a los niños: “son maravillosos por su frescor y entusiasmo. Me gusta percibir su espontaneidad y amor a la música; es una experiencia enriquecedora para mí, frente a algunos profesionales  que tienen oficio pero no aman la música Me gusta enseñar a los niños a amar la música a través del violín".

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