Julia
Sáez-Angulo
Nadie
sino la artista Ana Queral, española/mexicana, ha podido hacer una
interpretación tan singular y museística de Las
Moradas de Santa Teresa de Jesús, como la llevada a cabo en el Centro
Teresiano de interpretación, en la localidad conquense de Villanueva de la
Jara.
Su
sensibilidad y experiencia a la hora de llevar a cabo interpretaciones
plásticas, como las que Ana Queral ha realizado sobre libros como El Quijote o Alicia en el País de las Maravillas, la hacían intérprete idónea
para culminar la ambiciosa plasmación de un libro místico como Las Moradas de la santa carmelita
reformadora.
El
Centro Teresiano está situado en un casón enfrente del convento de carmelitas
de Villanueva de la Jara, fundado en el siglo XVI por Teresa de Cepeda y
Ahumada, ayudada de la también carmelita Ana de San Agustín -hoy Venerable,
cuyo sepulcro visitable se encuentra en la iglesia de las monjas. En este
lugar se ha levanta un museo único
distribuido en siete estancias, siguiendo la interpretación del libro por la
pintora Ana Queral (La Habana. Cuba, 1950), residente en Madrid.
El
convento de Villanueva de la Jara constituye la 13 fundación de las 17 que
realizó la santa carmelita, por lo que el lugar se inscribe en la ruta y
celebraciones del V centenario del
nacimiento de Santa Teresa de Jesús que se celebra en este años 2015
Sólo una
mujer de fe como Ana Queral, de gran experiencia y dominio artístico, podría
haber levantado una espléndida narratividad de Las Moradas de Santa Teresa. La historia de las almas que quieren
entregarse a Dios y han de purificarse a través de distintos pasos que la
carmelita reformadora describe con metáforas que hablan de abejas, sabandijas,
oración, la Cruz, pecados capitales, la triaca, humildad, obediencia, fuentes
de agua viva, noche oscura, plenitud y
éxtasis como un “carbón encendido”.
Pensamientos
de Santa Teresa
Queral,
con buen criterio ha introducido en el relato plástico, diversas frases del
libro de Santa Teresa, por lo que el recorrido se hace ascético y artístico al
mismo tiempo.
El
visitante del Centro Teresiano verá sugerentes murales pintados, cuadros,
esculturas, fuentes de agua corriente, pozos, reclinatorio, plantas colgantes,
luces palpitantes… todos los géneros artísticos se despliegan en esta audaz
instalación, que tiene mucho de puesta en escena, de ornamentación teatral
ambiciosa, de sutiles y voluntarios acentos ingenuistas o kitch, “a la mexicana”, como la
cohorte de angelitos de colores en torno a una escultura de la Virgen madre. Un
cuadro de la Virgen de Guadalupe, todo un guiño mexicano al país donde Ana
Queral vivió largos años. Un gozo visual para todo el mundo.
El
turismo, especialmente religioso, ya ha empezado a desfilar por este Centro
Teresiano y a elogiar su museo. Villanueva de la Jara ofrece además una gran
basílica en lo que fuera el castillo del marqués de Villena, amén de la citada
iglesia de santa Ana, abierta al público. Vale la pena una visita a Villanueva
de la Jara, su oferta de lugares de memoria espiritual y artística, la avalan.
“Todo
sea para la mayor gloria de Dios”, dice Ana Queral. “Mi mayor deseo es que la
gente que vea esta instalación, se acerque más a Dios y le ame”, añade la
autora, quien reconoce la ayuda recibida durante sus meses de trabajo, en
primer lugar por las monjas carmelitas con su priora Madre Asunción al frente; los
arquitectos Manuel Cuadrado y Luciano Moreno; el párroco don Jesús; la
asistente Mary Picazo y todo el equipo de albañiles, electricistas,
instaladores…
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