lunes, 2 de enero de 2017

Autoentrevista de José López Martínez solicitada por “La Mirada Actual”

   
            José López Martínez (Tomelloso. Ciudad Real, 1931), residente en Madrid, es un escritor versátil: poeta, narrador y ensayista. Como periodista ha escrito numerosos artículos, sobre todo para los medios informativos latinoamericanos. Memoria de nuestros clásicos fue publicado por la misma editorial Vitruvio en 2010. El escritor es igualmente un buen conferenciante. Es director general de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, AEAE, y de su revista Mirador.


Por José López Martínez

            José López Martínez, hombre de letras y un gran promotor cultural. Con semejante  currículo, ¿qué le queda por hacer?

Muchas cosas, quizá las mejores. La obra de todo verdadero escritor es un trabajo en marcha que sólo acaba cuando el autor muere, y yo creo hallarme en la plenitud de mis facultades intelectuales y creativas, con un libro recién publicado y otros que espero terminar dentro de 2017.  También la escritora y actriz Mercedes Rodríguez de la Torre ha puesto su voz, en un espléndido CD, a los versos de mi libro Brasas de la memoria, editado, hace unos años, por Vitruvio. Este CD  lleva un interesante prólogo de nuestro compañero Emilio Porta.

            Háblenos de este nuevo libro

Se titula Más allá de la realidad. Ha sido publicado por  Beturia Ediciones, que dirige el profesor y escritor extremeño Jacinto Gil Sierra. Se trata de un volumen que recoge una amplia antología de mis cuentos, sobre todo los publicados en Fiestas al filo del agua, libro ganador del premio Puerta de Bisagra, en Toledo, el año 1992. También se incluyen otros trabajos aparecidos en diarios y revistas y en los volúmenes  editados por Lola Vicente,  dedicados a las provincias españolas.  

Díganos cuáles han sido las motivaciones  que le llevaron a la literatura.

La emoción y la curiosidad que me iba produciendo la vida desde la adolescencia. De aquel tiempo datan mis primeros poemas y narraciones. Entiendo que La Mancha, región donde nací, es propicia para el despertar de la imaginación. Por allí no sólo  están las huellas del Quijote, sino también las de Fernando de Rojas,  Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega y de otros autores importantes de nuestro tiempo como Juan Alcaide,  Ángel Crespo o Eladio Cabañero,  mencionando  sólo poetas ya fallecidos.

Usted ha escrito sobre muy variados temas literarios e históricos y reflejado su estilo y opinión en casi todos los géneros: ensayo, cuento, relato, periodismo, poesía. Pero  ¿cómo se definiría a sí mismo: poeta, ensayista, cuentista o articulista?

La raíz emotiva de toda mi obra procede de la poesía; el ensayo, de la reflexión y el conocimiento; la narrativa y el cuento se gestan en  mi deseo de trasmitir lo que veo y siento; el artículo periodístico que yo cultivo se corresponde con un modo literario de comentar la realidad que se produce a diario, pero desde la subjetividad que yo aplico a lo que sucede a mi alrededor; realmente se trata de una especie de breves ensayos.

Una vez dijo que Unamuno tenía razón cuando afirmó: “el saber no ocupa lugar pero sí tiempo, a veces mucho tiempo". ¿Está la juventud y la sociedad  en esa sintonía?

Nunca es aconsejable generalizar. Los términos “juventud” y “sociedad” son tan amplios y abarcadores que debemos opinar con cautela sobre ellos y siempre de forma positiva. Yo diría que hasta con generosidad. Es posible que los malos comportamientos, las carencias que hoy se perciben en determinados sectores de la sociedad, incluida la juventud, vengan dados por orientaciones  ajenas a la realidad. Pienso que se han invertido valores fundamentales que hemos de recobrar.

En una ocasión afirmó: “Estamos bajo la dictadura de los yanquis, que ha impuesto su “American way of life”. Sin eufemismos, rotundo. Se puede decir más alto, pero no más claro. Y también manifestó su desacuerdo con las guerras y los conflictos surgidos en Oriente próximo, países que usted conoce bien.

Las guerras son la mayor desgracia que puede recaer sobre el mundo. No importa del signo que sean. Los políticos que resultan incapaces de evitar una guerra demuestran su más absoluta carencia de valores morales y humanos para goberna, la pérdida de su dignidad. Mucho más si son ellos quienes la provocan. Todo lo demás es retórica, palabras vacías cada vez más desprestigiadas.

 ¿Alguna vez le ha “pasado factura” el hecho de ser un escritor comprometido?

Debemos recordar los versos de Quevedo: “No he de callar, por más que con el dedo,/ ya tocando la boca o ya la frente,/ silencio avises o amenaces miedo./ ¿No ha de haber un espíritu valiente?/ ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?/ ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?” Todo escritor comprometido con la verdad ha pasado por trances amargos, y yo no he sido ninguna excepción.

Dijo estar de acuerdo con esa frase de Don Quijote: “Es más importante el camino que la posada”. ¿Es éste uno de sus lemas en la vida?

Es mi lema fundamental. Creo que el esfuerzo,  la ilusión por conseguir una cosa es aún más importante que la cosa misma, que el éxito o el fracaso. Somos lo que queremos ser, lo que nuestra voluntad y nuestro esfuerzo nos hacen alcanzar.

¿Y cree que el fin justifica siempre los medios?

Hacia la verdad hemos de ir a través de la razón y el conocimiento. De la reflexión. Son los caminos más lícitos y seguros. Por supuesto que no todos los medios son buenos para conseguir un buen fin. Pero es éste un asunto sobre el que se han vertido muchas teorías y prefiero no seguir teorizando.


¿Qué le gustaría para que España alcanzase el entendimiento político, cultural y social que en estos momentos no logra conseguir?

Sería muy conveniente que los políticos se preocupasen más de gobernar  que de su lucha por el poder. Habría que mejorar muchas cosas. Por ejemplo, la Sanidad, los enormes desniveles económicos, la educación, la reforma de la ley electoral… Respecto a la cultura, entendida como fenómeno de creatividad, entiendo que la situación es bastante aceptable en términos generales.

Es sabido que leer y viajar cultivan la mente y el cuerpo –hasta el alma, diría yo-: ¿cuál ha sido el mayor aprendizaje aprendido como viajero por el mundo?

Yo no sería el mismo sin mis experiencias viajeras. Carecería de perspectivas, de referencias fundamentales. El viaje es una de las más útiles y placenteras escuelas para un ser humano. Es el contacto con otras culturas, con otras maneras de ver el mundo, de entender la vida. Viajando aprendí que en todas partes existen el dolor y la felicidad, que todos tememos lo primero y buscamos con insistencia ser felices.   

Para un hombre de su generación, de un pueblo de La Mancha –Tomelloso- donde existía el caciquismo puro y duro –como en otros pueblos de España- y que gracias a Dios ha ido desapareciendo, ¿fueron muchos los esfuerzos para llegar donde ha llegado? ¿Ha vivido momentos de incomprensión con sus conciudadanos?

Bueno, en primer lugar debo aclarar que Tomelloso es una gran ciudad con más de treinta y cinco mil habitantes y la primera productora vinícola de España. También la ciudad donde las propiedades agrícolas estuvieron siempre más repartidas. Yo la he llamado la primera democracia agricultora del país. Quiero decir, que apenas existió el caciquismo. El esfuerzo que he tenido que realizar para ocupar el lugar que ocupo en la literatura española –el que sea- ha sido tan grande que a mí mismo me admira. ¿Incomprensiones? Siempre las hay, pero eso es inevitable.

Si comparamos la lectura de los clásicos con la literatura actual, ¿qué echa de menos en la literatura que se publica hoy?

Una mayor profundización en los temas humanos.

Dijo Saramago: “no creo que en general la escritura sea feliz. Lo que da placer es la lectura. ¿Qué le proporciona más placer: escribir o leer?

Borges decía que él era sobre todo lector. A mí me sucede lo mismo. Leyendo me siento feliz, apenas siento el paso del tiempo. Aunque, como escritor, cuando consigo dar fin a una página que queda a mi gusto, siento un gran satisfacción.

Usted, gran lector, díganos qué personajes de la literatura universal le han fascinado más.

Sin duda, Don Quijote y Hamlet.

Y de haber sido el creador de uno de esos personajes, ¿cuál le hubiera gustado que saliese de su pluma?

Cualquiera de los dos, por supuesto. Se trata de dos mundos distintos y grandiosos.

En alguna entrevista ha comentado: “La poesía es la expresión más alta de la literatura”. ¿Qué le ha llevado a hacer esa afirmación?

La poesía es la concentración más intensa de la sabiduría y de los sentimientos. Esa es la razón por lo que lo dije.

Después de la poesía,  ¿en qué campo se encuentra más a gusto?

Sin, duda en el ensayo.

Dentro de la poesía, ¿cómo definiría el soneto?

Como una de las maneras más seguras de conocer la valía real de un poeta. Sólo los grandes poetas han escrito los mejores sonetos.

¿Qué recuerdos guarda de su época como periodista en los diarios y agencias de prensa más importantes de España y de Latinoamérica?

Muy gratos. Mis artículos salían en cincuenta y dos periódicos a través de  agencias de prensa y me llegaban cientos de cartas casi siempre elogiosas. Lo mío ha sido  un periodismo sociocultural. Tengo publicados más de veinte mil trabajos, buena parte de ellos de crítica literaria y ensayo. También he ejercido como corresponsal en diarios y revistas de Hispanoamérica y como colaborador en los programas culturales de Radio Nacional de España. Y todavía, aunque menos, sigo ejerciendo el periodismo.

Siempre estamos oyendo que el periodista debe ser imparcial a la hora de contar, como un juez a la hora de emitir un veredicto. ¿Qué opina al respecto?

Esa es una de las normas fundamentales del periodismo

Quedó finalista del Antonio Machado de cuentos. ¿Qué ha aportado Machado a sus lecturas?

Mucha sensibilidad y un gran enriquecimiento de todo aquello que ennoblece a los seres humanos. Antonio Machado tuvo un concepto tan alto del amor, que la lectura de su poesía y de su prosa hace crecer y madurar nuestra conciencia.

Usted es un “fan” de El Quijote. No en vano escribió en su momento La geografía literaria de El Quijote y en unas jornadas cervantinas en México recibió la Medalla de Oro de la ciudad de Guanajuato. Díganos que rescataría de esa ruta y recorrido de Don Quijote?

También hace dos años publiqué dos libros sobre este tema: Pueblos y paisajes del Quijote y Cuenca en la ruta de don Quijote, libros que se agotaron en pocos meses. De la ruta y recorrido destacaría la identidad del paisaje y de las gentes manchegas con el espíritu que Cervantes imprimió a los personajes principales de la novela.

Tengo entendido que siendo muy joven leyó la obra de Cervantes. ¿Qué supuso para usted dicha lectura?

El encuentro con la realidad de una época en la que comienza a perfilarse la decadencia de España. Fue una impresión tan grande la que me produjo aquella lectura que aún perdura en mi manera de entender la vida y la literatura.

Realmente Don Quijote ¿estaba loco o demasiado cuerdo?

Pensaba en una regeneración de la humanidad y puso manos a la obra. A quienes se han aprestado a este tipo de aventuras se les ha tenido por locos, aunque gracias a ellos ha progresado la sociedad. La cordura conformista produce efectos y conductas mucho más negativos. Don Quijote  era todo lo contrario

Usted en una entrevista afirmó: “Los castellano-manchegos somos tan idealistas como Don Quijote. ¿Corren buenos tiempos para los idealistas, para los soñadores?

Desde luego que no. En la sociedad consumista en la que vivimos, la juventud tiene, por lo general, otros puntos de referencia. No hay más que ver la televisión, el cine, las novelas que se publican.

Yo pienso que actualmente están surgiendo nuevas voces poéticas. Es como si hubiera un resurgimiento de la poesía. De hecho, como director de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles es testigo fiel de los libros que se van presentando. ¿Qué destacaría de la poesía  actual y más joven?

Se perciben signos prometedores, autores con una gran formación y conocimiento de lo que hoy se escribe en otros países, pero aún es pronto para ofrecer un pronóstico sólido. Quizá lo más destacado sea su convencimiento de que el momento poético actual es mejorable. Ojalá y se cumplan esos augurios.

José López Martínez es una persona que no deja de trabajar, de escribir, de cultivarse, de intervenir en numerosos actos culturales. Hace poco ha intervenido en varios actos sobre los centenarios de Cervantes y Rubén Darío ¿Qué opinión le merece la cultura que se está desarrollando actualmente?

El hecho cultural interesa cada vez a menos. Por lo general, las salas de conferencias están medio vacías y eso resulta deprimente. También son bajos los índices de lectura. Incluso los programas culturales en la televisión tienen que emitirlos a altas horas de la noche, porque en las horas de mayor audiencia, los concursos y la llamada televisión basura se llevan la mayor parte de la audiencia. Ese es el panorama.

¿Y el apoyo que”dicen dar” a las instituciones?

Cualquier programación deportiva o folkórica reciba más apoyo económico que el dedicado a la creación literaria o al fomento de la música, el teatro o las artes plásticas. En nuestro país, la cultura es la pariente pobre de la familia.

¿Qué castillo de España, usted que ha escrito y publicado la historia de casi todos ellos, elegiría para escribir alguna de sus obras?

Los castillos son monumentos vivientes del pasado a los que profeso una gran admiración y respeto. Elegiría el de Peñarroya, situado entre Argamasilla de Alba y las lagunas de Ruidera, en la provincia de Ciudad Real. Allí me recluiría para escribir mis memorias.

¿Cuáles son “las imágenes sucesivas”, título de otro de sus libros, que se repiten en su retina por diversos motivos?

Las imágenes de  mis seres queridos, sobre todo de los que ya murieron, y también las de mis largos viajes por Asia y América, tan llenos de lances inolvidables. Y las de tantas vivencias que marcaron el rumbo de mi vida.

Y ya para terminar, díganos qué proyectos literarios tiene a corto plazo.

Estoy trabajando en un libro de artículos periodísticos que tendrá mucho de Memorias, y publicaré  un volumen de ensayos titulado Las vueltas del tiempo, con el que gané el premio Licenciado Torralba, convocado por la Asociación  de Escritores de Castilla-La Mancha, patrocinado por la Caja de Ahorros de dicha región.                                                                                                                 


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