Julia Sáez-Angulo
En pocos días me he encontrado con la
descalificación y/o veto de dos grandes hombres españoles, que han contribuido
con fuerza a nuestra cultura y positiva proyección de España en el exterior: el
veto al escritor Premio Nobel Camilo José Cela y al pintor surrealista Salvador
Dalí. La policía del pensamiento de determinadas corrientes a babor se encargan
sobre todo de ello en una sociedad amedrentada por dicha policía.
Me pidieron una conferencia para el
Ateneo de Madrid, gratis et amore, y
propuse un tema en el que he investigado: “Camilo José Cela y las Artes
Visuales”. ¡Cela, no! Está vetado, me
respondió la persona que me había solicitado la conferencia. ¿Por qué?,
pregunté asombrada. Porque es un machista, fue la respuesta más asombrosa
todavía. Entonces, ¿Picasso estará también vetado por misógino?, inquirí… Para qué
seguir con más explicaciones del diálogo de la persona representante del
Ateneo, una institución izquierdista y republicana donde las haya, con
mentalidad inquisidora sobre su ortodoxia y el pensamiento de las grandes
figuras que da el país.
A
sensu contrario, me encuentro en una rueda de prensa en el Círculo de
Bellas Artes de Madrid sobre la exposición Cela,
Literatura y Arte, que tan bien ha comisariado María Toral. Allí pregunté
al hijo de Cela, por qué el escritor premio Nobel no había tenido relación con
Dalí, como la tuvo con Picasso y Miró. Me dio una contestación lo
suficientemente explicativa y de seguido, un directivo del Círculo de Bellas
Artes apostilla, sin venir a cuento y de modo despectivo que él se alegraba de
que Cela no hubiera tenido relación alguna con Dalí. No supimos por qué.
¡Qué
pereza de país descalificando siempre a sus mejores!, me comentó una colega
a mi lado.
En este país se descalifica y veta
sin argumentos poderosos, ni pudor alguno sobre españoles que han contribuido a
la cultura, por los motivos más fútiles triviales y absurdos. Es como si
desconocieran la noción más elemental de la condición humana que es la de ser
contradictoria. Si Cela o Picasso eran machistas o misóginos, será un aspecto
de su biografía que no habrá que ocultar, sino situar en su biografía al lado
de su gran obra.
Son muchos los creadores de cultura: escritores, artistas plásticos, músicos… que han sufrido esa marginación subjetiva y cerril de esas actitudes: desde Picasso a Ramón Gómez de la Serna, Armando Palacios Valdés, Miguel de Molina o García Lorca, por citar unos pocos. Lo lamentable es que esto que se hacía en tiempo de la dictadura se hace hoy, a veces con más inquina, en la democracia.
Lo más triste de todo esto es que los representantes de las instituciones culturales parafrasean a los políticos de manera paralela ,automática, como agiprops de aquellos, en lo que hacen y que tiren piedras contra
los creadores de cultura que debieran defender en un abanico de 360 grados. Hay
mucho que aprender de países más generosos y ecuánimes en este campo. Debieran
todos ellos aprender la elemental enseñanza cristiana de que hay que detestar el pecado, pero nunca al
pecador. Así seríamos todos más justos, más tolerantes y nos iría mejor.
Menos policía de pensamiento y más creatividad.
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