En el acto intervinieron los periodistas Carlos G. Reigosa y Manuel Molares do Val, así como el editor Antonio J. Huerga.
L.M.A.
Madrid, 21 de septiembre de 2017.- Un año más, porque este es el segundo, el economista y poeta Ramiro Facal presentó en la Delegación de la Xunta en Madrid/Casa de Galicia su libro “Epigramas 2016” en el que el autor de Malpica ofrece su particular visión crítica y ácida tomando como base los titulares de las noticias que fueron portada en los principales periódicos nacionales. En el acto intervinieron además de Facal: el coordinador de Actividades Culturales Ramón Jiménez, -quien lo hizo en nombre del delegado de la Xunta y director de la Casa de Galicia, José Ramón Ónega-; los periodistas Carlos G. Reigosa y Manuel Molares do Val; así como el editor de la obra, Antonio J. Huerga.
Para Jiménez, Ramiro Facal, “tenía adormecida su vocación, o sea en lista de espera”, hasta el momento de la jubilación. “Cumplido el plazo, Ramiro Facal ha irrumpido en la palestra literaria con la fuerza del epigrama, en el que se ha especializado, un género helenístico breve, satírico e ingenioso –es decir, difícil- que hunde sus raíces en la lírica arcaica, y que entre los temas que trata incluye los intereses y preocupaciones de la época”. Los epigramas de Ramiro Facal, tienen "su sello inconfundible, su toque personal, como han hecho otros grandes autores entre ellos Jonathan Swift y Oliverio Girondo".
Para Carlos Reigosa, “lo que hay en este libro es fácil de contar y de describir, pero muy difícil de hacer. Porque la aparente sencillez de un epigrama, cuando uno lo lee, oculta la enorme exigencia que entraña la elección de su contenido y su composición poética”. Según el periodista de A Pastoriza, “cuesta mucho atinar con la palabra, con la rima, con el verso y, al cabo, con la idea, que ha de ser siempre sugerente y clara, pero también vigorosa y contundente, pues solo así logrará captar la atención”. Explicó que estos epigramas nacen de la realidad de cada día porque cada mañana “este insigne madrugador se enfrenta a las portadas de los cuatro periódicos de Madrid (EL País,El Mundo, ABC y La Razón) y elige un titular, es decir, una noticia, que será la materia subyacente de su epigrama del día. A partir de ahí, verso a verso, unas veces con más facilidad y otras con mayor esfuerzo, va componiendo unas rimas poéticas cargadas de intención y de talento”. También detalló que a diferencia de los haikus japoneses y de las sentencias confucionistas y taoístas, que “mitigan” la crítica, los epigramas de Ramiro Facal son “satíricos, a veces escépticos y casi siempre bien humorados”.
Por su parte, el también periodista Manuel Molares contó que descubrió los epigramas gracias a “mi epigramático amigo Ramiro Facal”, razón por la que se atreve a hablar de ellos y llamarle así. “Ante todo debo decir que me encanta llamarle epigramático porque epigramático, además de un antiquísimo estilo literario, señala al autor de epigramas”, y añadió que con él descubrió “una filosofía aparentemente ligera como el viento pero de olor como de gustosa comida picante cuyos ingredientes no sabía definir”. Y evocó el recuerdo de Iriarte, “coetáneo de Carlos III, que murió solo tres años después”. Expuso que Iriarte había tomado del “epigramático Marcial, aquel hispano tarraconense que vivió la Roma más vital del siglo I, la idea de que el epigrama “debe ser como una abeja, que es pequeña y produce la dulzura de la miel y deja el escozor del aguijón”. “A la abeja semejante/ para que cause placer/ el epigrama ha de ser/ pequeño, dulce y punzante”, dice Iriarte.
Para el editor, Antonio J. Huerga destacó el gran esfuerzo que requiere realizar “crónicas en verso”. Es por ello que publicó “Epigramas 2015”, y repite la apuesta también este año editando “Epigramas 2016”. “Es la forma de demostrar nuestra valoración”, y recordó además que su editorial, ya de larga trayectoria en España, -sin dar la espalda a los consagrados, siempre apostó por los autores emergentes, entre los que estaban precisamente Carlos G. Reigosa, Darío Facal y también José Ramón Ónega, en sus primeros contactos con la literatura.
El autor, Ramiro Facal Cancela relató que su afición a la poesía nació durante los años de internado en el Colegio Salesiano de La Coruña y continuó durante la época universitaria, aunque la dejó de lado en la etapa laboral, para retomarla al llegar a la jubilación. Entonces se propuso hacer un epigrama todos los días del año, “sin respetar ni las vacaciones, no vaya a ser que me guste el descanso y dedique más tiempo a ello”, dijo con humor. “La prensa pone la noticia y yo pongo la crítica”. Desde entonces mantiene el mismo método por lo que el de 2017 está casi terminado.
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