Julia
Sáez-Angulo
El
historiador Guillermo Gortázar es el autor del ensayo El salón de los encuentros. Una
contribución al debate político del
siglo XXI, libro publicado por Unión Editorial, en el que se proporcionan
ejemplos de la historia para argumentos de un debate sobre la situación
política en España, ante una situación de agotamiento de la élite gestora del
régimen de la Constitución de 1978, por deriva hacia un estado de Partidos o
partitocracia, que no es la primera vez que se produce en la nación española.
Guillermo
Gortázar (Vitoria, 1951) es licenciado en Historia y Derecho por la Universidad
Complutense de Madrid en 1971. Fue becario de a Fundación Fulbright en 1980-82
y obtuvo un master de Historia en la Universidad de California La Jolla. Fue
titular de Historia Contemporánea en la Universidad Española a Distancia, UNED,
1986 y diputado en el Congreso durante
tres legislaturas (1993 – 2001). Cuenta
con la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil. Es autor de un centenar de
libros, entre los que figuran: Alfonso
XIII, hombre de negocios (1986) y Cuba:
camino de libertad (2013).
El
hecho de que en la elecciones de 2015, los españoles se hayan decantado por
nuevos partidos políticos motiva a Gortázar a una serie de reflexiones sobre el
porqué y explica el ascenso de cierto populismo. Razona sobre el abandono de
ciertos sectores del espíritu de la Transición y la crisis de la monarquía
encarnada en Juan Carlos II, para advertir que “El separatismo, la extrema izquierda y los
populistas aparecen como una amenaza a la convivencia, a la libertad, a la
democracia y a nuestro vínculo con el resto de las naciones democráticas europeas”.
“El
populismo es una enfermedad derivada del deficiente funcionamiento de la
democracia, florece en las crisis económicas y cuando las elites políticas se
burocratizan y caen en la tecnocracia (Rajoy) o en el infantilismo izquierdista
(Zapatero)”, apunta el historiador en otro momento. Como diputado protagonista
en tres legislaturas, el autor de El salón de los encuentros. Una
contribución al debate político del
siglo XXI, discrepa sobre renegar de lo realizado políticamente desde 1978,
pero apunta a cierto reformismo ineludible, aunque sólo sea –piensa el lector
en algún momento- para el cambio mínimo necesario, aunque todo siga igual, que
diría Giuseppe de Lampedusa.
El
debate de Guillermo Gortázar pasa por la crítica a la II República y sobre todo
al gobierno excluyente de Manuel Azaña, pese a los adoradores sectarios de
aquel régimen que condujo en cierta manera a un desenlace fratricida, por
tratar de excluir a una derecha, a la que no estaba dispuesta a integrar, dada
la actitud excluyente de ese régimen izquierdista y sectario en que derivó la
Constitución de 1931, ya lastrada en origen desde el cómputo de votos de las
elecciones. Los tiempos revolucionarios y el sesgo hacia determinados regímenes
autoritarios tampoco favorecieron el momento.
“En
1931, cuando la crisis de la monarquía era patente, ni Cambó ni la Lliga
pudieron sostener el régimen y, en los años 30, el catalanismo moderado fue
ampliamente rebasado por el nacionalismo radical de Maciá. Por cierto, todo
esto recuerda, en alguna medida, al sorpasso de la Esquerra
Republicana sobre CiU en la Cataluña actual”, apunta Gortázar.
El
historiador plantea en su libro un buen debate sobre la actitud receptiva o
descalificadora de los distintos sectores políticos de España a la hora de
abordar el futuro con actitud democrática libre, tolerante y respetuosa con los
múltiples matices que ofrece la sociedad española. Una sociedad mucho más
fiable hasta ahora que el sectarismo implacable de los partidos, en los que los
fines endogámicos –ineludiblemente marcados por la corrupción- parecen haber
predominado sobre los nacionales. Y esto en tiempos de crisis, no se perdona.
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