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Julia Sáez-Angulo
13.07.18.- Madrid.- Se
especializó en pintura flamenca, porque así se lo encomendó desde la dirección
del Museo del Prado su querido profesor don Diego Angulo, donde el doctor Matías
Díaz Padrón (El Hierro, Canarias, 1935) ha ejercido como conservador del
nuestra primera pinacoteca y gliptoteca durante varios lustros. “En ese campo
estamos en manos de extranjeros”, le dijo don Diego. Obediente como un cartujo,
el profesor Díaz Padrón se aprestó a ello hasta conocer y saber más que nadie
en el arte flamenco. Lo sabe todo de esa rama del arte, al tiempo que domina la
pintura de la escuela española, sobre todo de Velázquez Yáñez de la Almedina o
Francisco Pacheco, en la que también ha hecho sus descubrimientos. Descubrió
con argumentos el boceto de Las Meninas que
se encuentra en Inglaterra. Su autoridad sirve para autentificar o descabalgar Rubens,
Jordaens o Crayer… con una fuerza que nadie se atreve a discutirle.
Su
libros, investigaciones, publicaciones, artículos y catálogos se cuentan por
decenas con títulos de resonancia que van desde Van Dyck a Jordaens pasando por
Rubens, Teniers… Uno de sus últimos descubrimientos ha sido un “San Agustín “
de Rubens, pieza principal del altar mayor de la iglesia de los Agustinos
Recoletos de Salamanca, tenida siempre en suspenso la autoría. ¿Se puede
descubrir todavía un Rubens? Treinta años estuvo el profesor Díaz Padrón
buscando las claves hasta que la
encontró su origen, procedencia y destino, porque no se deja llevar tan solo de
su buen ojo clínico en las pintura, sino que busca el dato documental que lo
corrobora. Toda su investigación navega por estos asuntos y sus viajes a los
archivos españoles o belgas son una constante hasta que puede clamar ¡Eureka!
La
investigación es el humus del profesor Díaz Padrón. Algunos amigos le animamos
a que escriba sus memorias, pero sonríe con su cara pícara y dice que perdería
el tiempo que necesita para seguir investigando algunas líneas de búsqueda en
lo suyo que todavía queda pendiente.
Como
profesor de Historia del Arte en la Universidad Complutense, ha dejado una
estela ingente de alumnos y resulta imposible pasear con él, sin que alguno de
ellos, más bien alumnas, se le acerque y le salude con afecto, al tiempo que le
recuerda su nombre, pues el profesor sabio y despistado con todo lo que no sea
su investigación, no siempre es capaz de repetir un nombre.
En
Bélgica y Holanda saben que la voz del profesor Díaz Padrón viene a ser la
última palabra y los libros y catálogos de autores flamencos que allí se
publican, lo citan una y otra vez para asentarse en un buen criterio, al tiempo
que han traducido todos los libros del profesor español. Las instituciones belgas le han concedido
ese reconocimiento vía galardón, algo que todavía está por recibir en España,
si bien merece con creces premios y galardones oficiales, que se sumarían a
los obtenidos en la sociedad civil. Pero España es así.
Matías
Díaz Padrón sigue trabajando concienzudamente, esto es lo importante para el
país. El Instituto Moll acaba de publicar el tercer libro de su trilogía
formada por tres grandes pintores flamencos: Jacob Jordaens y España. Los anteriores fueron Rubens y España y Van Dyck y España. Toda una joya bibliográfica y científica.
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