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Julia Sáez-Angulo
19/3/19 .- Madrid .- Ser embajador
en los últimos años de la República Democrática Alemana, fue estar justo a tiempo
para percibir los últimos movimientos y estertores de un país llamado a
desaparecer y presenciar la unificación de Alemania, después de contemplar las
fugas masiva de alemanes de Este al oeste de Berlín y ver de primer a mano la
caída del muro entre ambas partes de la ciudad germana. Fue una “revolución
tranquila” que acabó con el régimen estalinista, con al policía terrible de la
STASI.
Alonso Álvarez de Toledo (Madrid,
1931) fue ese embajador español entre 1985 y 1990, que como buen diplomático ha
dejado sus observaciones y vivencias en el libro titulado En el país que nunca existió, publicado por la editorial Cuadernos del Laberinto
en su colección “La Valija diplomática”. El libro lleva como subtítulo"Diario
del último embajador español en el RDA".
El libro lleva un prólogo de Ricardo
Martínez Vázquez, el diario del embajador, una cronología y un índice onomástico, lo que
facilita al lector centrarse en el tiempo que relata.
El autor explica el título al decir
que pese a los 40 años de RDA, no se creó una nueva sociedad alemana, con nueva
cultura o visión distinta de la misma:
“Mi convicción es que, en el caso alemán, la
existencia de un Estado reconocido internacionalmente no llegó a crear un país
diferenciado. Las alambradas ensangrentadas a lo largo de kilómetros de frontera
común me parecen suficiente argumento. La increíble rapidez con que se llevó a
cabo el proceso de unificación es también prueba de lo artificioso del montaje
sobre el que sustentaba su existencia “el primer Estado socialista en suelo
alemán, según rezaba el slogan que solían repetir los jerarcas de Berlín Este”.
Alonso Álvarez de Toledo dice al
final de su escrito que “Durante una revolución, el bulo y la realidad suelen
tener parecida trascendencia”. Un libro testimonio de lo que fue el comunismo
en los países del Este de Europa, que tan encandilada tuvo a números izquierda
del continente, sobre todo por la propaganda en las universidades, y que se
deshizo como un azucarillo cuando las circunstancias fueron propicias. Esto no
obsta, para que el comunismo se siga travistiendo en socialismos varios en países
iberoamericanos o en forma de populismos en países de Europa y América.
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