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Julia Sáez-Angulo
7.5.19 .- Madrid .- Con la Biblia y el Parabellum. Cuando la iglesia vasca ponía en vela a Dios
y al diablo, es el título del libor de Pedro Ontoso, publicado por la
editorial Península. Cuando las armas callan, llega el momento de prestar
atención a las historias. La novela Patria
de Fernando Aramburu ha sido clave en la narrativa, este libro de ahora lo es
como ensayo analíticos de la posición de la iglesia y los seminarios vascos con
la creencia de su supremacía.
A lo lado de casi 60 años
transcurridos entre la fundación de ETA, en 1959 y su aviso de no matar, que no
de su disolución, -siempre con los aprovechados recoge-nueces del PNV con Arzallus
, ex jesuita,a la cabeza-, no han sido pocas las veces que en los caminos de la
banda terrorista asesina se han cruzado con curas y obispos trabucaires de la
Iglesia Católica, que no han pedio
perdón como tampoco lo han hecho los etarras.
Católicos destacados y miembros del
cuerpo eclesiástico han tenido un papel clave, tanto en la legitimación de la
violencia, como en los numerosos episodios de mediación, pacificación,
reinserción y acercamiento entre víctimas y victimarios. Incluso en el desarme
y desaparición mortífera de ETA.
En suma, como en las repúblicas
hispanoamericanas.
El libro Con la Biblia y el Parabellum. Cuando
la iglesia vasca ponía en vela a Dios y al diablo de Pedro Ontoso Soto (Barakaldo,
1956) saca a la luz los relatos de esa actuación católico-eclesiastica para
activar o solucionar el conflicto creado por ETA, al que el PNV suavizaba con
la semántica o mirando para otro lado.
Tambien documenta sobre el golpe de
timón de la Santa Sede ante ese panorama de violencia y muerte que sumó casi
mil víctimas mortales y miles de heridos, muchos con minusvalía para siempre.
La iglesia vasca, por un lado, y el cardenal Rouco Varela queriéndose hacer con la vos eclesial para
hablar sobre el terrorismo de vascos etarras, del que era conocedor también la
Santa Sede.
Políticamente ETA no era mas que una
banda asesina terrorista que buscaba la independencia sin pasar por las urnas
democráticas y preparadoras del camino para que los recoge-nueces del PNV lo
tuviera más fácil. Una doble cadena de transmisión deleznable, a la que hay que
poner de manifiesto cuanto antes.
Pardines fue la primera víctima de
ETA y Etxebarrieta, el primer etarra que asesinó y el “primer mártir de la
causa”, ante quien el clero vasco se volcó. La exaltación en funerales,
homilías y demás fue repetido hasta la náusea. Los casos se suceden con nombres
como Jesús Guibett, Ramón Jáuregui, industrias, empresas, Universidad de
Deusto... Todo un conglomerado para las familias que han visto caer a miembros
de sí misma, ante un Estado resistente pero inoperante y una iglesia local
sectaria en muchas ocasiones, salvo los héroes que salvaron la necesidad de la
caridad y el perdón, por encima de una “patria vasca” a todo precio de muerte.
¡Ójala la iglesia catalana aprenda de esta nefasta experiencia!
¡Ójala la iglesia catalana aprenda de esta nefasta experiencia!
Pedro Ontoso es periodista y sociólogo, que ha desarrollado su carrera en el diario El Correo Español-El Pueblo Vasco.
Más información
www.peninsula.com
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