Julia Sáez-Angulo
6/7/21.- Madrid.- Los libros sagrados de distintas creencia suelen ofrecer textos bellos, hermosos, sinceros y reales sobre la existencia del hombre. Ciertamente los salmos de la Biblia, concretamente del Antiguo Testamento se encuentran entre los textos más profundos y sentidos del hombre. Lo Salmos de David (como me duele no escribir salmo con ps por delante, como su etimología griega) y el Cantar de los Cantares de Salomón, se encuentran en la cima de los mejores libros ascéticos y literarios, por su verdad existencial del hombre ante Dios. La altura poética de ambos libros difícilmente ha sido superada. San Juan de la Cruz es el que más se ha acercado en su Cántico Espiritual.
Ángel Moreno, residente en Buenafuete del Sistal (Guadalajara), es el autor del libro “Salmos para tiempos recios”, publicado por la editorial PPC, dice:
“Cuando estamos viviendo tiempos difíciles, con repercusión en la estabilidad familiar o en la necesidad del sustento, y nos asaltan el miedo, la percepción de la contingencia y de la fragilidad, la actitud del salmista sugiere elevar ante el Señor los sentimientos más íntimos y existenciales, percibidos en la hora de la prueba y en la constatación de los propios límites”.
“Cada día, al acoger la palabra de Dios, al tiempo del acontecimiento humano surgen en el tiempo de oración las plegarias más sentidas, no solo por la realidad social, económica, laboral, sino también por el estado de ánimo en el proceso espiritual”.
Lo introduce el Eclesiastés:
Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo.
tiempo de nacer, tiempo de morir;
tiempo de plantar, tiempo de arrancar;
tiempo de matar, tiempo de sanar;
tiempo de construir, tiempo de destruir;
tiempo de llorar, tiempo de reír;
tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar;
tiempo de arrojar piedras, tiempo de recogerlas;
tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse;
tiempo de buscar, tiempo de perder;
tiempo de guardar, tiempo de arrojar;
tiempo de rasgar, tiempo de coser;
tiempo de callar, tiempo de hablar;
tiempo de amar, tiempo de odiar;
tiempo de guerra, tiempo de paz. (Ecl 3, 1-8)
Los salmos vienen a ser la expresión existencia del creyente en relación con Dios en casa uno de esos momentos que señala el Eclesiastés y el libro los agrupa por los capítulos de Tormenta, Noche, Desierto, Sementera, Invierno, Peregrinos, Misericordia; Alba, Amor, Pascua y Frutos.
En suma, un libro ascético y poético al mismo tiempo que situa las palabras en un contexto de vivencia y de belleza.
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