domingo, 3 de octubre de 2021

“Muerte de un viajante”, obra maestra de Arthur Miller, en una interpretación insuperable de Imanol Arias y equipo de actores






Julia Sáez-Angulo

3/10/21.- Madrid.- “Muerte de un viajante” es un obra maestra del americano, judeo-polaco Arthur Miller. Una obra escrita en los años 40 y que ha devenido en clásica es decir en universal, permanente. Una obra del siglo XX que puede competir sin ambages con la tragedia griega o los dramas de Shakespeare, porque plantea y habla sobre la complejidad del ser humano, sobre su contradictoria condición, sobre el mundo de los sueños y el aplastamiento de la realidad. Sobre los individuos y la sociedad en la que vive, de manera profunda y crítica. Willy Loman es un arquetipo literario, porque es un personaje real de todos los tiempos.
Cuando la obra, pese a ser conocida, se contempla con la misma admiración y tensión que transmite, por mor de una genial interpretación, uno siente la catarsis ante un tremendo drama. Este ha sido el caso de la obra llevada al Teatro Infanta Isabel y puesta en pie por Imanol Arias y el equipo artístico, todo un reto superado por el buen saber hacer. Un ritmo que sostiene el dialogo con frecuencia entrecortado y sincopado de los personajes, una decoración mínima que alude a los bloques de construcción poco menos que de nichos de cemento. Dentro está la aspiración al triunfo del hombre, el empecinamiento en los sueños o lo que es peor su apariencia, cuando no hay traducción de los mismos; la excesiva exigencia y esperanza  puesta en unos hijos mediocres, pero que aman a sus padres; el apagar fuegos y templar gaitas de la esposa y madre, que solo consigue ganar tiempo hasta la próxima explosión de incomprensión y disputa… El diferente trato dado a cada hijo…
Es tan rica y compleja la obra de Miller que no tiene fin. Se dice que él tuvo una experiencia similar con su padre. Siempre matando al padre, al decir de Freud. Una no sabe si detenerse más en esta pieza dramática de primer orden o en la interpretación y puesta en escena al servicio de aquella, lo que hace fundirse el objetivo. Hacía tiempo que no había visto una obra tan creíble en el escenario, con la tensión en carne viva.
En los años 60 se insistía mucho en la denuncia de la obra sobre el capitalismo salvaje de explotación que denuncia “Muerte de un viajante”, así es, pero como buena obra clásica va más allá, también denuncia las relaciones familiares que no se asientan en la verdad, porque se pasa de puntillas sobre ella, en la decepción de los hijos sobre el padre, cuando le descubren sus debilidades, pese a todo hay una voluntad de amor; el machismo feroz del esposo cuando ningunea y hace callar a su mujer si a ella se le ocurre meter baza en su prolongado monólogo, en la diferencia de caracteres de los hermanos, donde cada uno cristaliza en distintos sentimientos, emociones y actuaciones. Son seres humanos contradictorios, con virtudes y defectos, no muñecos de una sola pieza.
Volver al buen teatro en el Infanta Isabel es una satisfacción, después de muchas obritas encaminadas al más de lo mismo en el barrio de Chueca. 
Imanol Arias y el resto de actores se merecen casi un diez, bajo la dirección de Rubén Szuchmacher. ¡Cuidado con el leve gesto que invita a los espectadores a levantarse de su butaca por parte del protagonista! Ya lo vimos de modo descarado en la obra de “El chivo”. Es algo que jamás debe hacerse. El público, si al final se levanta de la butaca para aplaudir en pie, ha de ser por propia iniciativa. Aplausos a Imanol y al equipo artístico no faltaron.
FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA

DIRECCIÓN:
RUBÉN SZUCHMACHER
VERSIÓN/ADAPTACIÓN:
NATALIO GRUESO
EQUIPO ARTÍSTICO
DISEÑO DE ESCENA Y VESTUARIO:
JORGE HUGO FERRARI
DISEÑO DE ILUMINACIÓN:
FELIPE RAMOS
DISEÑO SONORO:
BARBARA TOGANDER

PERSONAJES
WILLY LOMAN: IMANOL ARIAS
BIFF:
JON ARIAS
CHARLEY/HOWARD: JORGE BASANTA
BERNARD/BEN: FRAN CALVO
LINDA:
CRISTINA DE INZA
MUJER:
VIRGINIA FLORES
HAPPY:
CARLOS SERRANO-CLARK


1 comentario:

Emilio Porta dijo...


Magnífica reseña. Sobre una obra que he visto representada varias veces y que he visionado también en cine, hace añosm en la magnífica interpretación de Dustin Hoffman, y que también he leído y releído directamente. Si tuviera que elegir mi obra favorita de teatro de todos los tiempos elegiría La muerte de un viajante, maravilloso retrato de una realidad que a todos nos toca, la de la sociedad postindustrial, la del comercio y la venta. Todos tenemos que vender algo, de una u otra forma, para vivir. Vendemos nuestro trabajo e incluso, a veces, nuestros sueños. Es el trueque diario de millones de personas para sobrevivir, paso previo a intentar vivir. Enhorabuena, Julia, por esta entrada y esta referencia a la obra y la reposición teatral en nuestra cartelera. Volveré a ver a Willy Loman representado por Imanol Arias. Creo que le cuadra perfectamente el personaje.