viernes, 8 de abril de 2022

CRÓNICAS DE JERUSALÉN I Una llegada azarosa y hermosa a Jerusalén, la ciudad color arena dorada


Jerusalén



Julia Sáez-Angulo

8/4/22.- Madrid.- Se sabe que Australia e Israel son los países más complicados y difíciles para viajar y acceder a ellos. Doy fe de la dificultad de acceder al segundo, siete requisitos como siete plagas bíblicas recaen sobre el viajero e invitan a desistir en el intento. Todos ellos a través de la selva digital, que como señala Carlos Moreira, el experto, la Inteligencia Artificial, IA, crece exponencialmente, mientras el hombre y la mujer lo hacemos paulatinamente. Los que nacimos en tiempos antediluvianos, en que no había computadores ni celulares, la distancia entre una y otra situación es abismal. Tuve la suerte de encontrar a la joven profesora María Contreras, que me facilitó los trámites del papeleo, ¡qué digo papeleo!, del digitaleo ("jaleo de dígitos") para tratar de volar a Jerusalén. Ni qué decir tiene que todo ese digitaleo me apresuré a imprimirlo, para regresar a la era Gutenberg del papel, que es lo mío.

Pero no todo se acaba ahí. En el aeropuerto, los agentes de seguridad de la compañía israelí EL AL, rigurosamente vestidos de negro como agentes de funeraria, me sometieron -nos sometieron- a un interrogatorio hasta el tercer grado. Todos los que han viajado con ellos lo saben, pero los que no lo habíamos hecho hasta entonces, nos quedábamos estupefactos. Preguntas tales como donde vive, con quien, quién es esa señora que le ha acompañado -la que me acercó amablemente en coche al aeropuerto y estuvo conmigo hasta facturar-, que donde se aloja, que con quien va, que desde cuando la conoce, que donde estuve y para qué la vez anterior que visité Jerusalén, que por qué viajo sola (la persona que me iba a acompañar dio positivo asintomático en covid-19), que si me han entregado algún regalo para alguien, que les de la clave de mi candado por si se registra la maleta al consignar… Repetían las preguntas, supongo que por si me pillaban en algún renuncio. El agente de seguridad llamó a otro personaje de negro -el superior supongo. Y vuelta a empezar el cuestionario como "un poli bueno y otro malo”… 

    ¿No se darán cuenta de que esto van en contra de amar su país?

    Lo mío fue brutal -en medio del antipático interrogatorio para todos- algo les debía de poner en guardia ante mi persona, que soy más inofensiva que una hormiga (por otro lado, me sentía halagada, como heroína de James Bond, hasta que iba perdiendo la paciencia y mi rictus se torcía). Mi interrogatorio duró casi tres cuartos de hora, y me -nos esperaba- otro segundo interrogatorio y registro de equipaje de mano, poco antes de embarcar.

La seguridad israelí debe de ser máxima, pero el precio pagado por ella se hace humillante. Insoportable.

-¡Qué bien estaría yo en la playa de Benalmádena, invitada por la escritora Juana Mari Herce, y no aquí, poco menos que torturada, con semejante interrogatorio!, me decía yo para mis adentros.

Nuevo PCR al llegar al aeropuerto (20 euros), como si el de España no valiese, cuarentena en la vivienda de residencia hasta recibir la conformidad oficial por el celular, en unas cuatro horas… Tremendo.       

             María ya me había advertido:

-Hay amigos míos que no quieren viajar hasta que no se acabe toda esta pepla de requisitos. No hay nada mejor que quedarse en casa.


¡OH! JERUSALÉN

Pero, ¡Oh! Jerusalén. Al salir del largo y odioso aeropuerto en Tel Aviv -todos lo son hoy en día- me encontré con la hermosa, mítica, histórica y santa ciudad de Jerusalén, la ciudad de color piedra o arena ligeramente dorada -hermana de Salamanca en ciertos tonos. La ciudad tres veces santa para judíos, cristianos e islámicos. Todos los edificios son, por normativa, en sillares de piedra ligeramente tostada por el sol, que abunda en la región y montañas de Judea. 

    Vale la pena pasar por todos los avatares narrados para llegar a Tierra Santa, el territorio recorrido por los pasos de Cristo, que emociona a los cristianos todos, máxime en estos días de Pasión, Muerte y Resurrección. Recordé aquello de que, somos peregrinos a Santiago de Compostela, romeros a Roma y palmeros a Jerusalén. Mañana, Domingo de Ramos agitaré una palma en una mano, para la conmemoración de la entrada de Cristo, en esta ciudad por la que lloró al profetizar su destrucción (Evangelio dixit), porque la amaba, y, en la otra mano, agitaré una rama de olivo, para sumarme a los que lo recibieron para Él. Las ramas de olivo por el suelo como alfombra, que es lo abundante en esta festividad y en esta tierra. 

Jerusalén vale la pena. Buena parte de la misma es un tejido urbano de edificaciones, patios, terrazas escalonadas y jardines, que alternan la piedra y el verdor de árboles (palmeras, araucarias, cipreses, yucas, olivos, limoneros o nísperos), al menos en primavera pascual y en el elegante barrio Arnona, donde resido. Hay hoteles magníficos cinco estrellas como el Oriental, King David, Walldorf Astoria, King Salomón, Plaza… Y hay conventos, más neogóticos que góticos, pero que retrotraen al recuerdo de las Cruzadas; hay conventillos católicos u ortodoxos que guardan celosas tradiciones y devociones cristianas seculares, hay instituciones y congregaciones de toda fundación que se precie y ¡por supuesto!:

 Los franciscanos, seculares guardianes de la presencia cristiana en Tierra Santa y custodios de los Santos Lugares, desde que su fundador, San Francisco de Asís visitara esta tierra sagrada en el siglo XII. Son los custodios de la Obra Pía de los Santos Lugares, una institución jurídica española, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, de la que hablaré en alguna de las crónicas futuras. Ellos, los franciscanos, traen a Jerusalén y a otros santos lugares, a millares de peregrinos/palmeros de todo el mundo, ciertamente desde España. En Tierra Santa cuentan con una red de albergues estupendos, dotados de la sobriedad franciscana que los caracteriza. Pero de esto ampliaremos más adelante.

Los muros del templo de Salomón, sinagogas, mezquitas y minaretes son el contrapunto religioso a la presencia cristiana de la ciudad santa.

Jerusalén encierra muchos capítulos de historia, tiempo, lugar y personajes, que merecerá la pena detenerse y extenderse un poco en ellos. Hoy sopla una brisa deliciosa que mueve las copas de los árboles y aligera el brillo y calor del sol. El Mare Nostrum no está lejos y, como decía mi amado amigo Annibale Vasile, corresponsal de la RAI, con una gráfica hipérbole: solo hay que viajar hasta los territorios que pertenecieron al Imperio Romano, lo demás son tierras bárbaras o encontrarás dragones.

    En los muros del aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv se mostraban los grandes restos de suelos en azulejos, en los que las teselas dibujan personajes, animales y plantas de época romana. Ya se sabe que estamos marcados por la cruz de la doble cultura: la greco-romana y la judeo-cristiana. A mucha honra. 

    ¡Ah! La bandera azul y blanca con la estrella de David, ondea por todas partes, desde las farolas a los edificios. Una enseña nacional de asentamiento. Donde ondea, reside sin duda un judío.

Mosaico romano de la ciudad de Lod (Israel) (Foto Efe)

Árboles y muros color arena en Jerusalén



6 comentarios:

Juana Mari Herce dijo...

WoW!! Que belleza de fotos,de cronica y de ciudad.Aqui estoy en Benalmádena,en mi casa de Arroyo de la miel,encajando el golpe, uf,todo listo para viajar a Tierra Santa y cuando voy a recoger la PCR,zas!! Positivo en letras rojas mayúsculas.Todavia no lo he asimilado pero tengo un plan B que también me gusta,ver las procesiones de la Semana Santa Malagueña desde un balcón de la Calle Larios,y ver los pasos desfilar al son de música sacra y saetas.Málaga está que se sale,de turistas nacionales y sobretodo de guiris.Hace un tiempo primaveral y después de la pandemia hay muchas,muchas ganas de vivir esta semana de pasión.Te echarémos de menos por aquí querida Yuli,al año que viene será .Ahora pásalo bien en Jerusalém ,esperamos tus crónicas diarias,como se espera el primer placer de la mañana.
Un abrazo de luz y paz.
Felices vacaciones para todos.

Blanca dijo...

Que pena que no haya podido viajar contigo Juana Mari, porque con tus crónicas ya disfrutamos , oirte y estar junto a ti en esa tierra, hubiera sido maravilloso, pero las cosas son como son y una vez aceptada la situación pues a disfrutar tanto tú como ella y por favor sigue narrando pata el disfrute de todos! Gracias

MENTA dijo...

Con tu crónica será como estar allí de nuevo.

Anónimo dijo...

Muy bonita evocación del viaje a Jerusalén, a pesar del mal trago de los controles.

Águeda de la Pisa dijo...

Tu relato de cómo llegar a Jerusalén me ha interesado mucho, y también la descripción de la ciudad.
Para tenerlo en cuenta si decidimos viajar a Israel.
Gracias Julia

Lou Paris dijo...

El contraste entre la situación kafkiana de la burocracia y aeropuerto, y la salida a la luz dorada de Jérusalem es un buen thriller para abrir boca en esta nueva crónica viajera. Te has convertido en una muy buena escritora de viajes, ya lo eras de otros muchos géneros. Admiro tu energía y tu inmediatez para llevarnos a tus peripecias. Estas en el lugar perfecto para estas fechas, que todo siga magnífico.