Julia Sáez-Angulo
Fotos: Mercedes Marcos
6/8/22.- El Escorial.- “El Pinarillo”, la casa donde residió el periodista Victor de la Serna y Espina, hijo de la escritora Concha Espina en San Lorenzo de El Escorial, situada en la calle que lleva el nombre de la propia novelista, es uno de los lugares de memoria escurialense.
Situada en la falda del monte Abantos, no lejos del conocido restaurante Horizontal, la casa es hoy centro de convivencias y retiros espirituales, de los variados que hay en el Real Sitio.
Como su nombre indica, “El Pinarillo”, casa situada entre pinares, cuenta con un jardín en el que se encontraba un busto de Concha Espina. La casa, antes de ser vendida por la familia de la escritora contaba igualmente con un gran retrato de la narradora en el interior y un busto en el exterior.
Una divisa esculpida en la piedra del muro de entrada: HIC PURIOR AER, HIC COELUM APERTIUS, HIC FAMILIOR DEUS. Mi traducción inmediata: "Este aire puro, este cielo más abieto, esta familia más cerca de Dios".
José Antonio Vara Moreno, ex concejal de Cultura de San Lorenzo de El Escorial explica: "Concha Espina nunca residió en esta finca, ni siquiera pasó por allí. La finca era de su segundo hijo Victor de la Serna y Espina, escritor y periodista español, nacido en 1896, quien adquirió unos terrenos en el Barrio de Abantos, donde se construyó una casa.
El Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial rindió homenaje a su madre Concha Espina descubriendo el día 17 de enero de 1949 una lápida dando su nombre a la calle donde tenía la casa el señor de la Serna en el citado barrio, que fue teniente de Alcalde del M.I Ayuntamiento. Ha desaparecido del jardín el busto de Concha Espina, y ha sido sustituido por una Virgen".
Concha Espina goza también de una fuente homenaje con su nombre en los Jardines de Pereda en Santander.
Datos biográficos de Concha Espina.-
María de la Concepción Jesusa Basilisa Rodríguez-Espina y García-Tagle (Santander, 1969), era la séptima de diez hermanos, hijos de Víctor Rodríguez Espina y Olivares y de Ascensión García Tagle y de la Vega. Tenían la casa familiar en la calle de Méndez Núñez de Santander, en el barrio de Sotileza. A los trece años de edad su familia se trasladó a al domicilio de la abuela paterna, Mazcuerras, localidad cántabra a 46 km de la capital cántabra, en la comarca de Saja-Nansa, donde Concha comenzó a escribir. La escritora bautizó al pueblo como Luzmela en su creación literaria.
En 1888 publicó por primera vez en El Atlántico de Santander unos poemas que utilizaban el anagrama Ana Coe Snichp. En 1891 falleció su madre. El 12 de enero de 1893, contrajo matrimonio con Ramón Gómez de. la Serna y Cueto en Santander. Concha tenía parentesco político con pintora cántabra cubista María Gutiérrez Cueto, conocida como María Blanchard, prima de su marido, con quien compartió buena amistad. El matrimonio se trasladó a Valparaiso (Chile). En 1894 nació su primer hijo, Ramón, y en 1896, su segundo hijo Víctor de la Serna, que fue un célebre periodista. En Chile, comenzó a colaborar con periódicos chilenos y argentinos. En 1898, la familia regresó a España y en 1900 nació en Mazcuerras su hijo José, fallecido siendo niño; en 1903, su única hija, Josefina (esposa del músico Regino Sáinz de la y madre de la actriz Carmen de la Maza, y en 1907, su último hijo, Luis. Su incipiente éxito literario incidió en su matrimonio, debido a los celos profesionales de su marido.
En 1909 Concha logró un puesto de trabajo para su marido en México y ella se instaló en Madrid con sus cuatro hijos, por lo que el matrimonio quedó separado de facto. Aunque escribió estudios, poesía y otros muchos géneros, su notoriedad y reconocimiento los debe a su narrativa en cuentos y novelas.
Fue una escritora ilustrada y sabia de la primera mitad del siglo XX. Los miércoles celebraba un salón literario en la calle Goya, al que asistían personajes de la alta burguesía e intelectuales como la esposa de Antonio Alcalá Galiano, el crítico Luis Araujo-Costa, el Doctor Carracido, los dibujantes Bujados y Fresno y escritores hispanoamericanos como el venezolano Andrés Esloy Blanco, el costarricense Max Jiménez, además de un buen número de poetisas noveles. También era asiduo Rafael Cansinos, que en 1924 publicó una amplia obra crítica, Literaturas del Norte, dedicada a la producción literaria de la escritora. Espina también fue colaboradora de diversos periódicos, como El Correo Español de Buenos Aires y los españoles La Libertad o La Nación, ya desaparecidos y El Diario Montañés de Cantabria.
En julio de 1934 se separó jurídicamente de su marido, que falleció posteriormente en 1937. La Guerra Civil española de 1936-39 la sorprendió en su casa de Mazcuerras de donde no pudo salir, hasta la ocupación de Santander por las tropas del bando franquista, en 1937. A partir de entonces colaboró habitualmente en el diario ABC de Sevilla y escribió novelas testimoniales, como Retaguardia, Diario de una prisionera o Luna roja.
En 1938 empezó a perder la vista y, aunque fue operada, en 1940 quedó completamente ciega, pero no dejó de escribir. Varias de sus obras fueron adaptadas al teatro y al cine. Murió a los ochenta y seis años de edad, en 1955 en Madrid. Sus restos reposan en el cementerio de la Almudena.
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