Julia Sáez-Angulo
12/8/23.- El Escorial .- Crispín, el personaje pícaro de la célebre obra teatral “Los intereses creados” del premio Nobel español 1922, Jacinto Benavente, cuenta con un monumento en la céntrica plaza de Jacinto Benavente (1948) en San Lorenzo de El Escorial, “los jardincillos”, que llamamos. No deben de ser muchas las villas o ciudades que dediquen “homenaje” a un pícaro, pero no debiera ser tan extraño, pues la novela picaresca, que concede el protagonismo a un pícaro está presente en la literatura española, desde el anónimo “El Lazarillo de Tormes” a “El Buscón Don Pablos” de Francisco de Quevedo. No sé si ese protagonismo del pícaro como personaje se debe a su no infrecuente presencia en sociedad. (El Lazarillo también tiene su monumento en Salamanca).
Frente a tanta hidalguía y sentido del honor en la vida y en el teatro, ¿cómo no iba a darse el personaje del pícaro, contrapunto de crítica e ironía? Con frecuencia, el criado o el gracioso, que se presenta junto al caballero en el teatro del Siglo de Oro, tenía sus acentos de picardía. La novela picaresca, que se instaló durante la transición del Renacimiento al Barroco, se amplió después a otras literaturas europeas y americanas. El pícaro tiene cierto parentesco con el “polichinela” de la Comedia del Arte.
¿Quién es Crispín, el pícaro de “Los intereses creados” de Benavente? Es el personaje que dice en la obra: “Mejor es crear afectos que crear intereses”, Y ya se sabe que si muchos matrimonios no se separan es porque tienen tejidos tal cantidad de intereses, que mejor dejarlo, al fin y al cabo, los afectos se pueden aparcar, mientras que los intereses son más complicados.
Crispín es el artífice de cambiar las cosas, de manipular el lenguaje, dar la vuelta a un documento con un simple cambiar las comas de un texto escrito… Un pícaro, que tiene también sus antecedentes literarios, así lo vio Dámaso Alonso, en “El Caballero de Illescas” (1602) de Lope de Vega. Algunos ven su origen más allá, en un antiguo cuento de los recopilados por Perrault: “El gato con botas”, herencia del tercero de tres hermanos, al que con sus artimañas el gato lo hizo rico. Labia y más labia son el método, como en Crispín. En la obra de Benavente, Leandro no es menos pícaro que Crispín. El propio Benavente llegó a interpretar a Crispín en Valencia, durante la Guerra Civil española.
Benavente en Galapagar
Jacinto Benavente (Madrid, 1868-1954), dramaturgo, director, guionista, académico, diputado, productor de cine… fue un hombre de éxito teatral y popular. Fue presidente, a título honorario, de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, AEAE, durante el periodo de 1948 a 1954. Algunos miembros de la Junta directiva de esta asociación lo visitaban todos los años el día 17 de agosto, festividad de San Jacinto, en su casa-torreón de Galapagar, localidad de la sierra madrileña no lejos de El Escorial. El archivo del diario ABC da cuenta fotográfica de alguna de estas visitas.
Durante los diez últimos años de su vida, Benavente fue feliz en su finca El Torreón de Galapagar, en un alto del pueblo, a la que consideraba su “fuente de inspiración”; en ella escribió algunas de sus obras, entre ellas “La Malquerida”. Está en un lugar privilegiado de excelentes vistas a la sierra. En este pueblo quiso ser enterrado, pese a morir en Madrid. Quiso ser amortajado con hábito franciscano y una cruz. Su entierro fue multitudinario. Hoy se puede visitar la finca El Torreón y recordar la figura del ilustre premio Nobel. Galapagar ha dedicado a Benavente un monumento y no a uno de sus personajes como en San Lorenzo de El Escorial. En el parque del Retiro madrileño, también figura un monumento a Benavente en una escultura de Victorio Macho, que representa una cariátide con una máscara de teatro en sus manos.
Gran viajero por el mundo, América y Oriente Medio principalmente, Benavente sufrió la tensión de posicionamiento durante la guerra civil. Fundador de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética -había viajado a Rusia- se vio rechazado por los vencedores tras la guerra civil, y se llegó a estrenar su obra “La Malquerida”, sin citar al autor. Después paulatinamente, el dramaturgo se fue acercando al régimen de Franco para poder sobrevivir culturalmente. Por esta última conducta, la izquierda lo anatematizó. Cosas de la dureza política con los ciudadanos. Las respectivas inquisiciones de Izquierda y Derecha.
Las anécdotas de Benavente son muy numerosas y van desde el chulo que se le enfrentó en una acera y le dijo: "Yo no cedo el paso a un maricón". "Pues yo sí", replicó él, bajándose de la acera. El escritor nunca se casó, pero tampoco se confirmó su homosexualidad.
Otra anécdota. Cuando Benavente conoció al hijo de la actriz Carmen Moragas, amante del rey Alfonso XIII, le dijo: "Carmen: este chico no es un niño, es el perfil de una peseta".
Benavente pasaba muchas tardes en la Quinta de Santa Teresa del académico y escritor modernista Ricardo León, también residente en Galapagar. A estas tertulias también acudían Cela y Azorín.
5 comentarios:
Gracias Julia por este recuerdo de Benavente, una mente privilegiada. No hubiera estado mal citar "Cartas a mujeres", que son de una fineza proverbial, donde asegura "nunca des en gracia lo que debes dar en justicia"
Tomas Paredes Romero
Rosario Galván
6:10 (hace 15 horas)
para mí
Cómo todo lo que me mandas, Julia, muy interesante.
Con tu permiso, se lo reenviaré a una amiga de Galapagar...
Gracias y felíz domingo
Felicitaciones Julia, una nota buenisima. La picardia es que no recuerdo su estatua, tendré q volver para verla in situ.
Adriana Zapisek
Formidable y cierta la aproximación a BENAVENTE, si @Historiadora no dice contrario, bestia negra d el ---PARDO. muy machos ellos. Yo creo que más por republicano que por maricón, aunque a mí su teatro no acabe de convencerme. Efectivamente, su nombre fue borrado cartelera y en su lugar se ponía EL AUTOR de la MALQUERIDA. Pemán lo defendió , personalmente ante FRANCO,
Javier villán zapatero
Magnífica entrada, querida Julia. Gracias por todo lo que haces.
Recuerdo haber interpretado a Crispín (y alternativamente a Leandro) en teatro de voz. Unos personajes magistralmente diseñados por Benavente.
Muy bien ese recuerdo de don Jacinto que ha quedado injustamente olvidado por unos y otros, como varios de sus coetáneos por la estúpida cerrazón ideológica de los de un lado y los del otro.
Gran trabajo el tuyo, amiga.
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