martes, 5 de marzo de 2024

La Compañía Nacional de Teatro Clásico estrena en Madrid "El templo vacío tras su paso" por Almagro y Barcelona

La obra recoge textos místicos de diversas épocas, un viaje espiritual que muestra la confluencia de culturas en la Península Ibérica a lo largo de los siglos.

El montaje está codirigido por Brenda Escobedo junto a Lluís Homar y protagonizado por el propio Lluís junto a un cuarteto vocal que interpreta en escena música de J.S. Bach. El templo vacío estará en cartel hasta el 24 de marzo, en la sala Tirso de Molina.


                L.M.A.

                Madrid, 5 de marzo de 2024. El templo vacío propone un viaje místico y en el propio devenir de la obra persiste el concepto de viaje. La construcción de la obra que finalmente se verá en Madrid ha sido todo un viaje de ensayos, lecturas y funciones, un proceso en el que se ha ido enriqueciendo y transformando considerablemente desde su estreno absoluto en 2023 en la 46ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. En esta evolución ha sido clave su paso por el Teatre Romea de Barcelona el pasado mes de febrero en la que obtuvo una gran acogida por parte del público y la prensa. 

El fenómeno místico como crisol de culturas

    Brenda Escobedo, responsable de la dramaturgia y de la codirección, afirma que «El templo vacío es un espectáculo que muestra la diversidad de voces y la riqueza poética del fenómeno místico a través de los siglos en la Península».

En palabras de Lluís Homar, «la literatura mística española se construye a través de la digestión de otras tradiciones místicas presentes en nuestro país, especialmente la judía y la musulmana. A esa suma de tradiciones hay que incorporar toda la tradición teológica que la cultura europea provoca a lo largo de la aceptación de su raíz cultural judeocristiana».

    El montaje recoge textos señeros de grandes nombres del espectro místico como Ibn Arabi (Abenarabi de Murcia), Calderón de la Barca, Ramón Llull, Maestro Eckhart, Miguel de Molinos, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Angelus Silesius y Jacint Verdaguer.

 El vaciado del ego

    «El templo vacío gira en torno al vaciado del ego para ser receptores y donantes de amor. Con templo vacío nos referimos al alma, limpia y desocupada de miedos y vanidades, y también al teatro, que es, en su pureza, espacio y palabra. Todo el concepto artístico de este espectáculo se vincula al camino espiritual, a la experiencia profesional y a la sensibilidad personal de Lluís Homar. Sin más artefactos, conoceremos el misticismo a través de su voz, llegando, a través de los místicos, a conocerlo a él», explica Brenda. Lluís nos revela que su larga trayectoria actoral ha sido un viaje hacia el interior de sí mismo, la vida del actor es un camino de ida y vuelta. En este montaje no se encarna en ningún personaje, viene a mostrarse como la persona que es, a través de unos textos de una profundidad inigualable. Lluís afirma que «en nuestro Templo vacío podremos encontrar una literatura llena de abismos, esperanzas, anhelos, sensibilidades o heridas» Se trata de una desnudez como ser, acceder a lo desconocido y más profundo de uno mismo. Alejarnos del ego y acercarnos a la pureza del alma. De este modo, Lluís Homar se desnuda de forma poética. Nos lleva al origen de todo, guiados por el amor con el fin de lograr ver la luz dentro un templo que estaba lleno de miedos y que ahora no hay nada.

    La música

Xavier Albertí se ha encargado de la dirección musical escogiendo y adaptando  la música coral de J. S. Bach como inmejorable fondo musical para complementar  la profundidad de los textos que conforman la obra. El coro está formado por  Manon Chauvin (soprano), Lluís Frigola (tenor), Simón Millán (bajo) y Clara Serrano (alto),  cuatro voces de dilatada experiencia que acompañan en escena al propio Lluís exhibiendo una excelsa urdimbre armónica. Las siete piezas de Bach  funcionan como pespunte espiritual que acentúa más si cabe  la emoción ya contenida en la voz de Lluís, la emoción de profundizar en el alma humana.

    La luz

La propuesta escénica apuesta deliberadamente por la desnudez prescindiendo de elemento escenográfico alguno. De ese modo el protagonismo recae por completo en la iluminación de la que se hace cargo Pedro Yagüe, presidente de la Asociación de Autores de Iluminación (AAI), su maestría  nos guía por ese camino místico empleando diferentes ángulos, intensidades y creando sutiles contrastes lumínicos entre tonos cálidos como el naranja y otros más fríos como el blanco. Todo ello convierten a la iluminación en uno de los tres elementos vertebrales del montaje; luz, palabra y música hacen de este Templo vacío una verdadera experiencia inmersiva.

El templo vacío es el silencio en medio del bullicio, una propuesta absolutamente única que nos propone  pausar la prisa que nos acucia a diario y sentarnos durante una hora para hacer un viaje hacia el interior de nosotros mismos.

El templo vacío estará en cartel desde el 7 de marzo al 24 de marzo, en la Sala Tirso de Molina del Teatro de la Comedia.

Con el objetivo de llegar a todos los públicos, la CNTC ha organizado un encuentro con el público el miércoles 13 de marzo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Julia. Me parece muy interesante y apetece ir a verla

Emilio Porta dijo...

Magnífica reseña que incita, sin duda, a ver la obra. Verla y pensarla, dado el contenido. El teatro nos pone en contacto directamente con persona y personaje. Una buena obra de teatro se recuerda toda la vida. Gracias por el artículo, porque abre caminos a la reflexión interior, aun antes de asistir a la representación. En estos tiempos en los que se idolatra lo superficial, sujetos diariamente a noticias confusas y líquidas, es importante que la cultura sujete el pensamiento y el alma.