“Ciria, Heads/Grids”
Comisario: Donald Kuspit
Círculo de Bellas Artes. Sala Goya
c/ Alcalá, 42. Madrid
Del 11 de noviembre de 2010 al 30 de enero de 2011
Julia Sáez-Angulo
17.11.2010.- Madrid.- Pocas veces como en esta exposición se ve de modo rotundo y diáfano la tensión del artista José Manuel Ciria (Manchester,1960) entre pintura abstracta y pintura figurativa, una tensión que refleja la que lleva a cabo la propia pintura desde mediados del siglo XX a nuestros días.
“Ciria, Heads/Grids” es el título de la muestra en el CBA, lo que equivale a “CiriaCabezas/Cuadrículas”, que el artista madrileño, residente en Nueva York, presenta ahora, después de dos grandes exposiciones en la Fundación Amberes y en la Fundación FiART, también en la capital de España.
Pintor vital, intensivo, trabajador, prolífico, avasallador... la pintura de Ciria es como una furia sin fin en un mapa sin término. El gusto y el ánimo fogoso por la pintura se adivina en el modo de aplicar el color, en el gesto contenido sabiamente de vez en cuando por la geometría que ordena y articula la mano imparable del artista.
Cabezas rotundas en su delineación que se diluyen en las manchas cromáticas y en los gestos con que se aplican. El rojo, el blanco y el gris en su infinita capacidad de armonías vendrían a ser los colores base y definitorios de Ciria, pero no siempre los deja solos y es capaz de administrarles golpes de naranja y verdes en una secuencia feliz de impactos de brocha, pincel y retículas.
Un montaje cuidado y pensado
El montaje de la exposición en el CBA está ordenado y, al entrar, uno ve las manchas alternadas en cuadrículas del gran cuadro fondo, en diálogo armónico con los cuadros laterales. El célebre test de Rorschach late en esta visión y composición. El espectador ha de hacer su propio juego de interpretación ante las manchas de color que se mueven en distintas direcciones, sin perder en momento alguno la armonía del conjunto, tarea no siempre fácil más que para un maestro de la pintura como Ciria.
A la salida del fondo, uno se encuentra con un espectacular “políptico” de cabezas, ordenadas y diferentes con arreglo a las presencias cromáticas de distinto color e intensidad. Una geografía humana sobre el soporte de gran tamaño, que contrasta con las grandes manchas blanqui-grises de la otra pared, donde se encuentra el mismo Ciria pintor, con sus señas de identidad pero con distintos planteamientos.
Donald Kuspit ha hecho una buena selección para mostrar de modo inteligente a Ciria. Sabe que lo mejor enseña más que lo mucho, y lo concentrado, más que la abundancia. Una exposición modelo que debe ser tenida en cuenta.
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