“
"Joyas del Modernismo.
Artista a la vanguardia”
Museo de Arte de Cataluña, MnAC
Barcelona
Del 27 de octubre de 2010 al 13 de febrero de 2011
Julia Sáez-Angulo
La joya modernista tuvo su esplendor a principios de los años veinte del siglo XX y ha dejado tras de sí un joyero maravilloso que hoy guardan celosos coleccionistas y museos en cámaras de maravilla. El Museo de Arte de Cataluña, MnAC, ha llevado a cabo una espléndida exposición que lo pone de manifiesto, al tiempo que subraya la idea de que los objetos de arte y las artes suntuarias o decorativas, ya no pueden calificarse de artes menores y compiten en presencia con la pintura y la escultura, dentro de las artes plásticas.
El Museo del Prado muestra el Tesoro del Delfín como un recinto esplendido de joyas y la Sala de Apolon del Louvre otro tanto. La joya se hace en un taller de orfebrería pero está concebida por un creador, muchas veces escultor o pintor como lo muestran los nombres de Julio González, Paco Durrio, Alexander Calder, Manolo Hugué, Salvador Dalí, Joan Miró o Pablo Picasso.
“La incursión de los escultores modernistas en el mundo de la joya ha sido muy habitual, ya que su trabajo creativo en tres dimensiones permite traducir sus formas con facilidad a dimensiones reducidas”, explica Mercé Doñate en el catálogo de la muestra, una edición singular encuadernada en terciopelina y plata.
La joyería Grassy en Madrid ha invitado a escultores como Anthony Caro, Eduardo Chillida, Alberto Relaño o Blanca Muñoz, entre otros a exponer sus creaciones escultóricas previamente encargadas por la firma a los escultores.
En la exposición del MnAC hay nombres que se acerca con más rotundidad a la joya denominada modernista –art nouveau- caracterizada por su línea curva, la excelsa de la naturaleza, la línea curva que remite a las plantas, a lo floral y que ha granado en los soberbios ejemplares de Lluis Masriera, René Lalique, Henri van de Velde, Henry Wilson, Alexander Fisher, Georg Jensen, Louis Cartier... El arabesco es el rey recogido en formas que remiten a lo geométrico.
De todos los nombres citados hay ejemplares en la exposición del MnAC, gozo de los coleccionistas y aficionados a las joyas. El conjunto expositivo se complementa con una serie de fotografías que ilustran el uso y disfrute de esas joyas dignas de reinas, actrices y cantantes, además de mujeres de la alta sociedad.
La extravagancia también tocó el mundo de la joya, con los acentos surrealistas de Dalí o el collar de dedos de Maud Bonneaud o la Composición (cuerpo encorsetado) de la misma autora. Elsa Schiaparelli incluyó en sus colecciones algunas de estas joyas, como mostró en su día el Museo de Artes Decorativas de París, que cuenta con dos interesantes salas de joyería histórica hasta nuestros días.
Por citar algunas piezas importantes o singulares de la exposición: los collares de Anni Albers; el collar de Joaquim Gomis; el colgante de Alfred Gilbert; los de Charles Robert Ashbee o la hebilla de Boucheron.
Los textos del catálogo fueron escritos por Daniel Giralt-Miracle; Juliette Hibou; Marianges Fondevila, Natalie Herschdorfer, Rudiger Doppien, Elisabeth Schmuttermeier y Mariangels Fonde vila.
"Joyas del Modernismo.
Artista a la vanguardia”
Museo de Arte de Cataluña, MnAC
Barcelona
Del 27 de octubre de 2010 al 13 de febrero de 2011
Julia Sáez-Angulo
La joya modernista tuvo su esplendor a principios de los años veinte del siglo XX y ha dejado tras de sí un joyero maravilloso que hoy guardan celosos coleccionistas y museos en cámaras de maravilla. El Museo de Arte de Cataluña, MnAC, ha llevado a cabo una espléndida exposición que lo pone de manifiesto, al tiempo que subraya la idea de que los objetos de arte y las artes suntuarias o decorativas, ya no pueden calificarse de artes menores y compiten en presencia con la pintura y la escultura, dentro de las artes plásticas.
El Museo del Prado muestra el Tesoro del Delfín como un recinto esplendido de joyas y la Sala de Apolon del Louvre otro tanto. La joya se hace en un taller de orfebrería pero está concebida por un creador, muchas veces escultor o pintor como lo muestran los nombres de Julio González, Paco Durrio, Alexander Calder, Manolo Hugué, Salvador Dalí, Joan Miró o Pablo Picasso.
“La incursión de los escultores modernistas en el mundo de la joya ha sido muy habitual, ya que su trabajo creativo en tres dimensiones permite traducir sus formas con facilidad a dimensiones reducidas”, explica Mercé Doñate en el catálogo de la muestra, una edición singular encuadernada en terciopelina y plata.
La joyería Grassy en Madrid ha invitado a escultores como Anthony Caro, Eduardo Chillida, Alberto Relaño o Blanca Muñoz, entre otros a exponer sus creaciones escultóricas previamente encargadas por la firma a los escultores.
En la exposición del MnAC hay nombres que se acerca con más rotundidad a la joya denominada modernista –art nouveau- caracterizada por su línea curva, la excelsa de la naturaleza, la línea curva que remite a las plantas, a lo floral y que ha granado en los soberbios ejemplares de Lluis Masriera, René Lalique, Henri van de Velde, Henry Wilson, Alexander Fisher, Georg Jensen, Louis Cartier... El arabesco es el rey recogido en formas que remiten a lo geométrico.
De todos los nombres citados hay ejemplares en la exposición del MnAC, gozo de los coleccionistas y aficionados a las joyas. El conjunto expositivo se complementa con una serie de fotografías que ilustran el uso y disfrute de esas joyas dignas de reinas, actrices y cantantes, además de mujeres de la alta sociedad.
La extravagancia también tocó el mundo de la joya, con los acentos surrealistas de Dalí o el collar de dedos de Maud Bonneaud o la Composición (cuerpo encorsetado) de la misma autora. Elsa Schiaparelli incluyó en sus colecciones algunas de estas joyas, como mostró en su día el Museo de Artes Decorativas de París, que cuenta con dos interesantes salas de joyería histórica hasta nuestros días.
Por citar algunas piezas importantes o singulares de la exposición: los collares de Anni Albers; el collar de Joaquim Gomis; el colgante de Alfred Gilbert; los de Charles Robert Ashbee o la hebilla de Boucheron.
Los textos del catálogo fueron escritos por Daniel Giralt-Miracle; Juliette Hibou; Marianges Fondevila, Natalie Herschdorfer, Rudiger Doppien, Elisabeth Schmuttermeier y Mariangels Fonde vila.
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