“
"Macbeth”
Shakespeare
Cía Teatro de Fondo
Teagtro Fernando de Rojas
Del 16 de noviembre al 2 de diciembre de 2010
L.M.A.
Sorprende ver la hermosa obra de “Macbeth”, el hombre que asesinó el sueño, en una versión homosexual y en una cárcel cuando el espectador no llega advertido. La puesta en escena de los clásicos debiera de estar mejor anunciada como versión moderna o desajustada al origen del texto para no llevarse sorpresas.
En este caso la dirección ha corrido a cargo de Vanessa Martínez Navas, con los intérpretes: Javier Manzanera, Pablo Huetos, Juan Carlos Castillejo, Alex Brull, Humberto Orozco, Guillermo Villalba y Pedro Santos.
La estética y la erótica cambian y no siempre convencen. Las tres hermanas, lamias anunciadoras del destino que aguarda a Macbeth, resultan desagradables con sus voces de locazas y gestos de mariquitas. Quitan gravedad y dignidad a las visiones y sus augurios; destrozan al autor.
No hay homofobia en estas apreciaciones, sino constatación de una realidad patente. El colectivo es muy sensible y admiten poca crítica, ya es hora de que la reciban con deportividad como si de otro colectivo se tratara. No pueden tener bula en aras de ese lobby que se atribuyen.
Por lo demás, el texto de Shakespeare, con todos los retorcimientos de adaptación sigue resonando. La voz del dramaturgo y poeta británico es oro puro en sus reflexiones sobre la condición humana: la ambición y la crueldad, camino del poder.
Nadie como Shakespeare conoce al hombre y sus devaneos vitales. Macbeth es una de sus obras más logradas, un número uno en el canon de la literatura universal. Creador de arquetipos eternos, sobre todo para el teatro: Hamlet, Macbeth, Otelo, Romeo y Julieta... Junto a Cervantes es el gran autor, pero frente al discursivo narrador de “El Quijote”, en Shakespeare, el texto cobra voz en el teatro y lo hace más vivo. La palabra se hace vida.
Sublime el casi monólogo en que se escucha a Macbeth lamentándose de haber matado el sueño, que calma los enredos de la madeja de la vida... o la definición y descripción de la vida, como la actuación de un mal actor al que no se le permite volver a actuar, o las consecuencias de la be bebida y la lujuria. La capacidad de metáfora de Shakespeare parece infinita.
Por lo demás, la ideología de género, importada de los Estados Unidos, se traduce también a Europa, con presencias sucesivas y puntuales en los espectáculos, al igual que del lobby judío salen al mercado todos los años diversas películas sobre su propia circunstancia.
En las artes plásticas, se habla de “mafia rosa”. Habrá que cuidar, por analogía, de que no se haga realidad la afirmación de Simone Weill “nosotros judíos, culpables de nuestro propio guetto”.
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