“La máquina de abrazar”
J. Sanchis Sinisterra
Dirección: Juan Pastor
Teatro Guindalera
Martínez Izquierdo, 20. Madrid
Julia Sáez-Angulo
Una obra dramática sobre el tema del autismo y la capacidad o incapacidad de los autistas para comunicarse afectivamente con los otros. Miriam, una psicoterapeuta presenta en un congreso sus primeras conclusiones sobre el caso de Iris, una muchacha autista que parece seguir el lenguaje de las plantas con mayor aceptación y afectividad que el verbal de los hombres.
Miriam, interpretado por la actriz Elia Muñoz, se dirige a un público de asistentes al congreso sobre el autismo, en el que se ha levantado una gran polémica sobre sus investigaciones y conclusiones, donde muchos doctores le hace el vacío. La psicoterapeuta se dirige al público asistente al teatro como si fueran los integrantes y asistentes del congreso.
Iris, interpretado de modo asombroso y sublime por la actriz María Pastor, aparece a los veinte minutos para intervenir e ilustrar las tesis de la psicoterapeuta. Una interpretación difícil en lo que tiene de aislamiento, lenguaje gestual y corporal, pero sobre todo verbal, un lenguaje al que la autista accede de modo lejano, ya que no es el suyo sino el de los otros. María Pastor ya interpretó en la temporada anterior el papel de la protagonista ciega Molly Swinny; pero en esta ocasión el personaje le ha exigido un lenguaje corporal suplementario.
La obra transcurre en una tensión dramática expectante en cuya parte final se habla del abrazo, dosificado y sin hacer daño que la autista necesita. Utiliza para ello una máquina de abrazar que le proporciona esa calidad y esa calma a su sistema nervioso, según el ritmo o la intensidad que ella desee (la “máquina de abrazar” fue inventada por Temple Grardin, profesora de la Universidad de Colorado (Estados Unidos de América) y se ha comercializado para autistas e hiperactivos).
“Frida”, una sorprendente planta de interior
Juan Pastor tiene un pequeño papel al final, como profesional que interrumpe la disertación para clausurar la exposición de la psicoterapeuta y, por ende la de Iris, por haber consumido el tiempo facilitado para ello. “Frida”, una gran planta de interior presente en el espacio escénico, tiene también su “protagonismo” singular.
Teresa Valentín-Gamazo es la productora y responsable del vestuario y ambientación, con la ayuda de Aitana Blanco. Pablo Jaenike se ocupa de la iluminación y David Benito de los audiovisuales que juegan un papel importante en esta pieza teatral. Manuel Benito y Pablo Puluche actúan como técnicos de sala.
Con esta obra, “La máquina de abrazar”, el Teatro Guindalera cierra el “Ciclo de autores Españoles Contemporáneos”, por los que ha pasado, entre otros, Ignacio Amestoy, con su polémica obra “La última cena”, que se representará en breve en Alicante. Una obra tensa y dramática sobre las relaciones familiares padre/hijo de un terrorista de ETA.
El próximo día 22 de diciembre, el Teatro Guindalera pondrá en escena “La larga cena de Navidad” de Thomton Wilder. Guindalera “un gusto teatral” figura entre las primeras salas madrileñas pequeñas y privadas que lleva a cabo una gran programación dramática.
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